Diamantes en carne viva. Foto: Jody Domingue
Diamantes en carne viva. Foto: Jody Domingue

Entrevista

Nikki Lane: “Este disco explica cómo Nicole Frady se convirtió en Nikki Lane”

La producción acerada de Josh Homme insinúa que esta corajuda outlaw puede estar en busca de mayores audiencias. Tras colaborar en los últimos discos de Lana Del Rey y Dropkick Murphys, su cuarto álbum, “Denim & Diamonds”, esgrime una rotundidad que la acerca más que nunca al rock afilado, al tiempo que revela una confesionalidad que brota en carne viva.

Nikki Lane, que en realidad es el nombre artístico de quien nació como Nicole Frady en 1983 en Greenville (Carolina del Sur), habla rápido. Como si tuviera prisa por expresarse. Pero siempre con firmeza y las ideas muy claras. Con la pasión de quien vive por y para su trabajo. Nos atiende por teléfono mientras está de gira en Texas, un estado en el que dice tener más agenda de conciertos que en España. “También es más grande”, matiza. Espera visitarnos durante 2023.

Cinco años le costó dar con la fórmula de “Denim & Diamonds” (New West, 2022), un cuarto álbum –grabado junto al equipo de confianza del músico y productor californiano Josh Homme: Alain Johannes a la guitarra, Michael Shuman al bajo, Dean Fertita al teclado y el Arctic Monkeys Matt Helders a la batería– que es, a la vez, el más rocoso en sonido pero también el más introspectivo en lo lírico de toda su carrera. ¿Un punto de inflexión?

Tengo la impresión de que este disco brinda un logrado equilibrio entre el country y el rock’n’roll.

Al cien por cien. Es lo que implica tener a una figura del rock’n’roll como productor. Soy una persona muy entregada, apasionada. No me disgusta que me definan como un puntal de la americana, pero prefiero simplemente ser conocida para la gente a quien le gusta la buena música, sin etiquetas. Tener ese filo rock me ha permitido presentar mi música de un modo distinto. Y además, en lo sónico, he sentido que me daba la oportunidad de mirar hacia dentro y hablar sobre mí misma, cuando en otros discos lo hacía sobre otra gente.

Creadora apasionada.
Creadora apasionada.

¿Cómo y por qué entraste en contacto con Josh Homme? ¿Os conocíais?

Fue una idea de mi anterior mánager. Estaba fuera de mi alcance. Ya sabes, es un tipo muy exitoso, ni siquiera sabía si él querría trabajar conmigo, pero tras hablar con él por primera vez me di cuenta de que tenemos muchas cosas en común: ambos somos personas duras pero con un lado sensible, y su sensibilidad es clave para empoderar a los músicos que tiene a su alrededor. Me dio confianza y comodidad. No tuve que ponerme firme. A veces tienes que ponerte severa para conseguir lo que quieres cuando trabajas con un líder así. Pero no fue el caso, fue muy divertido trabajar con él. El filo rock que imprime está ahí, en algunas canciones como “Denim & Diamonds”, en la que tocó la guitarra, pero en la mayoría de cortes simplemente nos puso a trabajar. Pero no solo suena a Josh Homme, porque suena también así por los cinco o seis tipos que tocaron sus instrumentos y que también vertieron su propia inspiración en él. Y eso es lo que también buscaba. Que pudiera definirse por la gente a la que le pedimos tocar. Aunque al final no deja de ser un disco de Nikki Lane.

“Soy una persona muy entregada, apasionada. No me disgusta que me definan como un puntal de la americana, pero prefiero simplemente ser conocida para la gente a quien le gusta la buena música, sin etiquetas. Tener ese filo rock me ha permitido presentar mi música de un modo distinto”

¿Tuviste bloqueo creativo tras cinco años? He leído en tu muro de Facebook que te costó mucho hasta que diste con “Try Harder”, que fue la primera canción y que en cierto modo es una oda a la perseverancia.

Exacto, necesitaba escucharme a mí misma decirme que necesitaba escribir un nuevo disco. Puedes llamarlo bloqueo creativo. Fue más bien un gran esfuerzo, porque cada disco significa para mí otra gira sin fin y otra interminable montaña de trabajo fuera de casa. Y me resistía a seguir en esa dinámica. Es un trabajo duro y yo también soy una chica dura y obstinada, no lo digo por decir, pero necesitaba esa pausa que nos dio la pandemia. Y creo que muchos artistas estaban buscando la oportunidad de levantar el pie del acelerador y tener ese descanso. El mundo nos forzó a ello y a mí me dio la perspectiva de poder pensar en cómo sería mi siguiente disco sin forzar las cosas. Aunque ahora mismo llevo seis conciertos en seis noches consecutivas, es lo que tiene este trabajo. “Try Harder” fue la primera que completé, pero hay otras en el disco, como “Faded”, en las que empecé a trabajar hace diez años hasta que volvieron a tener sentido ahora, porque siempre que me planteo un álbum trato de buscar dónde pueden encajar otras canciones anteriores. Y aunque “Faded” sea una balada, para mí pertenece a este álbum. Enlaza con la temática del disco. Pero “Try Harder” fue la que me dio la fuerza para decirme a mí misma: “Voy a seguir cantando, voy a seguir escribiendo, hagamos el mejor disco de que soy capaz”.

Son canciones que tratan de crecimiento y afirmación personal. ¿Componer te ayuda a conocerte mejor?

Como te decía, en los primeros discos trataba de poner el foco lejos de mí. Me sentía cómoda escribiendo sobre personajes como “Highway Queen”, que era como un alter ego mío. La música siempre es terapia, una forma de procesar mi vida, pero esta vez necesitaba mostrarme a mí misma, y no es fácil. Todos nacemos con nuestras tendencias y malos hábitos naturales, pero intento deshacer todo eso, ser mejor persona y limpiarme por dentro. El consumo de algunas cosas, la bebida, la adicción a la bebida de mi padre… Son dificultades que cualquiera que me escuche ha podido tener, porque al final todos somos parecidos.

Nikki Lane: “First High”, vídeo dirigido por Jocelyn Cooper.

En el primer corte del disco, “First High”, cantas sobre la sensación del primer subidón, en 1994, luciendo “unos vaqueros más ajustados que los de Springsteen”. Tenías once años. ¿Estás hablando sobre tu propia adolescencia y la añoranza de la intensidad de las primeras experiencias?

Totalmente. Y también sobre la simplicidad que implica. Cuando era una niña, viviendo en Carolina del Sur, en lo único en lo que pensaba era en pirarme de allí. Lo hice. Y me siento muy afortunada. Me dio la oportunidad de estar más despierta culturalmente y de ser una persona más interesante por haber vivido experiencias muy diferentes. Pero cuando llegó la pandemia, lo primero que añoré fue aquella soledad, aquella tranquilidad, aquella paz. Porque en realidad echo de menos mi ciudad. Y me di cuenta de que también me había proporcionado una base como persona. Este disco me permitió reflexionar sobre eso: qué es lo que hizo que Nicole Frady se convirtiera en Nikki Lane. Y qué es lo que hizo que Nikki Lane se convirtiera en una artista que viaja. Encontré mucha belleza y felicidad en aquellas primeras decisiones que entonces me parecían una locura.

Creciendo y conectando.
Creciendo y conectando.

En “Live/Love”, dices: “Solo quiero vivir y amar hasta que muera, pero la gente viene y va como los peces en el océano… porque la hierba siempre parece más verde al otro lado”. La primera persona a la que escuché decir esto fue a Lucinda Williams, quien también ha cambiado con frecuencia de domicilio. Y ya que resaltas tanto tu condición de música siempre en gira, quería preguntarte si todo eso no te produce cierto desarraigo.

Creo que se ha convertido en una consecuencia de mi trabajo, es algo muy natural para mí. Lo que intentaba plasmar en esa canción son la clase de relaciones que te mantienen en pie. Según vas creciendo, atraviesas relaciones e interacciones con otra gente y algunas de ellas te hacen atravesar situaciones difíciles. Relaciones de poder complicadas, algunas de ellas por estar con gente con quien no deberías estar en ese momento. También hablo muy inocentemente de relaciones saludables que me han hecho sentir orgullosa. Las giras hacen que todo sea más difícil, más inestable. Más de lo que nunca pensé. Quería reflexionar sobre eso. Esta es otra de esas canciones que se remontan a diez años atrás. Trato de amar y conectar con la gente adecuada en un entorno adecuado. Es un anhelo sencillo. Creo que todos buscamos esa conectividad con otras personas.

“Mi padre tenía problemas con la bebida, no era demasiado fiable, aunque ahora tenemos buena relación. Uno de los momentos más notables de mi vida fue cuando una vez insistió en venir a un encuentro matinal con padres en la escuela y no vino, y mi abuelo apareció segundos antes de que me pusiera a llorar”

Te he leído calificarte de “workaholic” en una entrevista.

Mi abuelo murió el día antes de que el disco se publicara. Fue muy duro porque no volví a casa por el funeral, continué trabajando en el disco. Se supone que siempre vas a retornar a tu familia, pero lo curioso es que era mi familia la que me animaba a no volver porque tienen esa misma mentalidad de perseverancia, de que hay que trabajar duro y perseguir las cosas para lograrlas. Vi a mi abuelo unas semanas antes de morir y estoy convencida de que él hubiera preferido que me quedara a hacer mi maldito trabajo. Y es lo que hice. Fue dura esa desconexión, pero fue un recordatorio de lo mucho que mi familia se preocupa por cuidar nuestro sustento, nuestra forma de ganarnos la vida. Para eso mi abuelo estuvo trabajando toda su vida. Fue como un permiso para centrarme en mi trabajo y no en el duelo por su muerte. Creo que esos valores pueden ser perjudiciales si los llevas muy al límite como persona, pero al fin al cabo son los que me han permitido ganarme la vida por mí misma.

¿Es tu abuelo el Cecil de quien hablas en “Good Enough” como el primer hombre que te enseñó a ser paciente?

Sí, el padre de mi madre. Quien nos crió, porque mis padres se divorciaron pronto y mi madre bastante tenía con trabajar, así que mi abuelo me recogía del colegio, él fue quien me apuntó a un coro, que fue lo que me condujo a dedicarme a la música, y quien me llevaba a ver a bandas de cuerdas y dulcimer en directo. Mi padre tenía problemas con la bebida, no era demasiado fiable, aunque ahora tenemos buena relación. Uno de los momentos más notables de mi vida fue cuando una vez insistió en venir a un encuentro matinal con padres en la escuela y no vino, y mi abuelo apareció segundos antes de que me pusiera a llorar, desde detrás de un arbusto tras el que se había ocultado. Siempre supe que si alguien iba a estar ahí sería él. Esa es la canción más dulce que he hecho, porque viene del lugar más puro en mi corazón.

Trabajadora infatigable.
Trabajadora infatigable.

Me da la sensación de que en canciones como “Born Tough” o “Try Harder” hay cierta influencia de Tom Petty. ¿Es así?

Soy muy fan de Tom Petty, aunque nunca lo menciono en el estudio porque quizá restaría espontaneidad al hacer que los músicos se sintieran obligados a tocar algo en su línea. Al fin y al cabo, es un héroe americano. Bob Seger o Sheryl Crow están en la misma liga. Representan la música norteamericana: un poco rock’n’roll aunque orientados al country por el tipo de historias que cuentan. La música de Tom Petty conecta con mucha gente de clase trabajadora, que es la misma a la que me dirijo.

“Al final, incluso si es un ambiente conservador que nos perjudica, nos ganamos la vida de gira yendo en furgoneta, fumando hierba, llevando vestidos cortos y haciendo lo que nos da la gana. Y eso no me parece como para quejarse, en absoluto”

Aún vives en Nashville, ¿no? Te lo pregunto porque Margo Price me dijo hace un par de años que todavía era un lugar muy conservador respecto al rol de la mujer en el country.

Hay gente en esta industria a la que le gusta usar temas de conversación alrededor de su condición de mujer para granjearse atención, francamente. Yo deserté de la educación secundaria y me crié en un tráiler: lo último de lo que me quejaría es de ser una mujer. Hay dinámicas injustas en la forma en que se contratan a los músicos en festivales: el otro día estuve en uno en el que era la única chica, a primera hora, a plena luz del día, pero no voy a quejarme de eso en un artículo. Voy a seguir trabajando activamente para cambiar esa dinámica en mi vida diaria y eso es lo que me va ayudar a mí o a Margo Price, y no hablar de ello en público. Al final, incluso si es un ambiente conservador que nos perjudica, nos ganamos la vida de gira yendo en furgoneta, fumando hierba, llevando vestidos cortos y haciendo lo que nos da la gana. Y eso no me parece como para quejarse, en absoluto.

¿Aún tienes allí tu tienda de ropa vintage, High Class Hillbilly?

Sí, hace casi una década. Siete años en el mismo local. En el mundo de la moda, donde todo cambia constantemente y muchas tiendas cierran y tantas otras abren, me encanta que se mantenga aún. ∎

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