Inquietantes sonidos. Foto: Philippe Lévy
Inquietantes sonidos. Foto: Philippe Lévy

Entrevista

Nova Materia: los silencios del sonido

Los restos de una antigua ciudad maya, la furia de un estallido social y lo inconmensurable de un desierto. Todas ellas imágenes, pero también sonidos. Inquietantes sonidos que hablan por sí solos, porque en las manos de Nova Materia, la palabra se reduce y se vuelve casi innecesaria. Esta pareja chileno-francesa cuenta bien sus recientes aventuras en la selva, pero estas se escuchan aún mejor en “Xpujil”, su flamante disco.

Esta conversación comienza en un convento italiano, sigue en un país sudamericano que despierta de 30 años de siesta y termina en plena selva mexicana. Una es cierta, y las otras dos son licencias argumentales, aunque no importa porque, con Nova Materia, música y relato se tienden a fundir. En el momento de hacer la entrevista, unas cuantas semanas antes de la aparición de “Xpujil” (Crammed, 2021), Caroline Chaspoul y Eduardo Henríquez están en su departamento en París encerrados por la pandemia. Quien los entrevista, también. Pero, aun así, los sonidos se niegan a quedar quietos.

En todo caso, este inmovilismo pandémico les ha permitido descansar de casi tres décadas de meneo incesante. Bajo el nombre de Panico, en los 90, estiraron los límites del serio Chile posdemocrático con el desparpajo como bandera. En esos años, fundaron un sello –Combo–, tuvieron éxito a ratos y, sobre todo, siguieron a unas musas poco comprensivas con las expectativas del público. Luego de descubrir que los sonidos del Desierto de Atacama les eran interesantes –“Resonancia” (Hueso, 2012), aún como Panico–, se reconvirtieron en dúo de pulso electrónico y percusión análoga, adoptando el nombre de Nova Materia. Así, golpeando láminas de acero y piedras con un excelente ritmo, me los encontré en un convento italiano hace un par de años. Lo del país sudamericano y la selva mexicana me lo contaron ellos. Y su música, por supuesto.

La última vez que nos vimos, en 2018, estabais tocando en un convento en el norte de Italia ante gente algo sorprendida. ¿El formato de dúo electrónico les abre posibilidades como esas?

Eduardo: Hemos tocado en centros de artes y cosas del estilo, pero la mayoría de los conciertos de Nova Materia han sido en festivales. Lo bueno es que, como somos a la vez electrónico y a la vez rock, nos hemos presentado en eventos muy eclécticos, donde tocábamos entre dos DJs, por ejemplo. Fueron un par de años superintensos desde que sacamos “It Comes” (Crammed, 2018), donde nos abrimos a un público y a situaciones diferentes de las que vivíamos con Panico. 

Caroline: Nos gustaría tocar en lugares poco habituales más seguido, pero no siempre ha sucedido. Lo que sí estamos utilizando espacios naturales o con sonidos raros para registrar field recordings y, desde ahí, hacer nuestra música. En eso hemos estado el último tiempo.

“Xpujil está en la frontera entre México y Guatemala en medio de la selva. Hace algún tiempo descubrieron esta ciudad maya, que es alucinante, con un diseño muy futurista. Para poder llegar al lugar hay que cruzar muchos kilómetros de selva y lo que nosotros hicimos fue hacer ese viaje con unos micrófonos binaurales que permiten registrar todo en 360°”

Eduardo Henríquez

¿Cómo es el proceso creativo de Nova Materia? Ustedes han dicho que son los objetos materiales el punto de partida y que, a veces, las voces llevan la rítmica.

Eduardo: El punto de partida de nuestra composición no son los instrumentos clásicos, sino las materias que manipulamos y de las que extraemos frecuencias y armónicos que acompañamos con instrumentos más clásicos. Al final, lo central para nosotros es la escucha. Por ejemplo, el EP que sacamos en plena pandemia, llamado “Strength” (Crammed, 2020), surge de sonidos que grabamos en medio del estallido social chileno de 2019.

Nosotros tuvimos la suerte de estar ahí y vimos cómo, en las protestas, había personas que se juntaban a golpear con piedras las paredes de metal que utilizaban para proteger los edificios de las grandes empresas. Ese sonido era increíble, ¡como de lucha guerrera mapuche! Lo sampleamos y sobre esa rítmica construimos la canción.

Es interesante que sea un mensaje con un fin político, pero que evite las palabras y lo panfletario. En ese aspecto, no me parece tan diferente de lo que hicieron con Panico desde los 90.

Caroline: Justamente, es conceptual. Espero no sonar pretenciosa, pero lo pensamos como algo universal, porque habla de la energía a nivel global. Lo que hicimos fue, a partir de ese evento de Chile, hacer un llamado a la fuerza, a la resistencia a nivel colectivo. Creemos que esa energía del grupo humano puede actuar sobre las cosas o las personas. De alguna manera también remite a la COVID-19, aunque esa nunca fue la intención primera.

Eduardo: Nosotros ni con Panico ni en Nova Materia tenemos letras muy explícitas, porque nos parece muy local y acotado en el tiempo. Lo que hacemos es partir de una idea, desarrollarla y luego ir extrayendo elementos hasta que queda un concepto central, que puede ser entendido de muchas maneras y en contextos diferentes

“Construimos un disco diferente, más ambient”. Foto: Philippe Lévy
“Construimos un disco diferente, más ambient”. Foto: Philippe Lévy

La inevitable pregunta pandémica. ¿Cómo han vivido esta época y qué pasó con sus planes originales? ¿Además, tuvieron COVID-19 al inicio, cierto?

Caroline: Para nosotros, toda esa historia empezó en Chile, porque habíamos viajado a inicios de marzo para hacer el regreso de Panico en Lollapalooza. Llegamos, justo se suspendió el festival y a los dos días regresamos a París. Volviendo a casa, nos sentíamos medio cansados y, pum, teníamos COVID. Nada que hacer. Solo descansar y organizar un poco la cabeza después de un par de años bastante frenéticos.

Eduardo: Teníamos la salida programada de “Strength” y aprovechamos para hacer un lanzamiento online que filmamos con los iPhones en nuestro pequeño estudio casero. Luego de eso, cambiamos los planes del disco nuevo, porque nuestra música es muy física y está pensada para ser tocada en vivo. Lo bueno es que retomamos un proyecto que teníamos guardado llamado “Xpujil”, que proviene de unas grabaciones de campo realizadas en una antigua ciudad maya.

Siguiendo con las fields recordings que contaban antes…

Eduardo: Claro, hace un par de años fuimos invitados a conocer las ruinas de este lugar, Xpujil, que está en la frontera entre México y Guatemala en medio de la selva. Hace algún tiempo descubrieron esta ciudad maya, que es alucinante, con un diseño muy futurista. Para poder llegar al lugar hay que cruzar muchos kilómetros de selva y lo que nosotros hicimos fue hacer ese viaje con unos micrófonos binaurales que permiten registrar todo en 360°.

Caroline: A estas grabaciones les bajamos el pitch y no solo cambiaban los ruidos de los animales, sino que nos encontramos con sonidos que no eran audibles en un inicio. Como si ciertas cosas se volvieran visibles de repente. 

Eduardo: A partir de esa materia prima construimos un disco diferente, más ambient, que estábamos haciendo antes de la pandemia y que pensábamos sacar por nosotros mismos, quizá en digital, hasta que Crammed, nuestro sello, dijo que le interesaba muchísimo. 

Caroline: Este disco va a reactivar una colección de música experimental de Crammed que se llama “Made To Measure”, donde hay obras de John Lurie o Tuxedomoon, por ejemplo. Nosotros somos el número 45.

Un proyecto así tendrá algún formato especial de presentación en vivo, más inmersivo, supongo.

Eduardo: Cuando caminas por esa selva, sientes algo verdaderamente fantasmagórico, por las capas históricas y el ruido de los animales que se escucha. Trabajando en el disco, quisimos reproducir eso y lo mezclamos con sistema de diez altoparlantes en círculo que luego redujimos al estéreo. Esa espacialización que logramos la vamos a reproducir en los shows, con las personas escuchando en el centro de este sistema de amplificación, sintiendo cómo el sonido viaja, de un modo casi físico. Es una cosa muy trippy. ∎

Del pánico a la materia

PANICO
“Panico”
(Combo Discos, 1994)

No hay nada como una transición democrática (tensa y cargada de bellas intenciones sobre el papel) para sacar a ese demagogo que duerme en nuestro interior. Es cierto que nunca faltan los que aguarán la fiesta con su desparpajo, pero las dificultades de la autogestión seguro que los desanimarán. Recién llegados de Francia, Edi Pistolas y Carolina Tres Estrellas pasaron de largo de las proclamas grandilocuentes y, con la ayuda de Tatán Cavernícola y Juanito Zapatillas, crearon un sello y, en los diez minutos que dura este EP, entregaron cinco canciones de punk anfetamínico que hicieron girar la cabeza a los pocos que se enteraron.

PANICO
“Pornostar”
(EMI, 1995)

Di tres veces la palabra “quijotada” al aire y seguro que aparece un molino de viento frente a ti para disuadirte de continuar. En medio de un inédito (y fracasado) fichaje masivo de bandas por EMI, Panico sacó un disco que expandió esas fotonovelas de travestis y burdeles en decadencia que tan bien se les daban. Entre homenajes a Bruce Lee y Barry Gifford, performances casi situacionistas (entrevistas llenas de datos falsos, actuaciones en televisión con instrumentos de cartón) y un sonido acotado, pero efectivo, el cuarteto que completaban Tatán Cavernícola (batería) y Juanito Zapatillas (guitarra) esbozó una sonrisa cómplice antes de ser eyectado en tiempo récord del sello.

PANICO
“Subliminal Kill”
(Tigersushi, 2005)

“Mamaluco, cucurrucho, chico güerro”, dijo todo serio Edi. Y luego, un cencerro y una base dance-punk no dejaron dudas de sus intenciones. El que se sintió estafado por esa entrada sin excusas a la pista de baile no se enteró de cómo la banda gustaba de jugar a las escondidas con las expectativas ajenas. Radicados en Europa y abandonando la cumbia psicodélica de “Telepathic Sonora” (Sony, 2001), Panico hicieron su clásico movimiento hacia el costado y obtuvieron una exposición inédita en los medios, disfrutando todo el pedigrí que un sello como Tigersushi y unos amigos como Franz Ferdinand podían crear. Justo cuando alguien dijo la palabra “fórmula”, ya estaban los chileno-franceses buscando la ventana más cercana.

NOVA MATERIA
“It Comes”
(Crammed, 2018)

Después de un par de discos y un documental en el Desierto de Atacama (“La banda que encontró el sonido debajo”), el grupo se disolvió y la pareja de Eduardo y Caroline decidieron aligerar sus maletas. Pero a la Panico, o sea con piedras, metales y todo lo que generase el efecto contrario. Transformados en un dúo de música electrónica con elementos orgánicos, su primer disco es definido por ellos como “un disco pop en el sentido laaaargo del término”, con unas “a” extendidas que hablan de guitarras que crean ambientes y artefactos percusivos proveyendo las melodías. ∎

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