De una filosofía hip hop de espíritu tan concreto, y variado, como el neoyorquino brota la negación ante la introducción de la dinámica trap en la evolución del género urbano por antonomasia. En base a esta mentalidad preponderante, en las producciones de Navy Blue o Tony Seltzer resplandece una pátina clásica que define el cosmos mostrado en los discos de MIKE, Ka, Wiki, e incluso en artistas ajenos a la condición hip hop como Duendita. Estas figuras conforman el núcleo de acción central sobre el que rota una identidad hip hop más cercana al espíritu del góspel y el R&B clásico que a las producciones de Metro Boomin, el Timbaland de nuestros días.
En el caso de un todoterreno como Navy Blue (también diseñador gráfico, skater, modelo y artista visual), no hay más que acercarse a su monumental trabajo de arqueología sónica labrado en las bases que conforman “Half God” (Wikset Enterprise, 2021), último álbum de Wiki, para darse cuenta de la relevancia de su labor. Ahí emerge la firma de un tipo que juega con el sampleado vocal desde una perspectiva retrofuturista. Su perspectiva jazz, como hilo conductor atmosférico de los loops de piano, ayuda a conformar el rizoma artístico de una forma única de entender el sampleo y la producción, en base a una perversión casi vanguardista de las sagradas escrituras expuestas por J Dilla en “Donuts” (2006) y Madvillain. De estos últimos, llegó a comentar lo siguiente en ‘Pitchfork’ en marzo de 2021: “Siempre me ha gustado encontrarme con cortes aleatorios de MF DOOM o Madlib que parecía que nadie más había escuchado. Así es como quería que se sintiera mi música, algo que tenías que encontrar por tu cuenta”.
La presencia cósmica de MF DOOM es una constante dentro de las influencias más notorias en la reconfiguración del ADN estilístico adoptado por el hip hop neoyorquino de estos últimos años, en el cual también cobra suma importancia el arte del sampleo patentado por el anteriormente citado J Dilla, capaz de vertebrar el futuro del sonido en torno a micropuzles en cinemascope de los coros, bajos y arreglos en las producciones soul de los años 60 y 70. Esta formulación fue la que Navy Blue fue adoptando desde los ocho años, cuando su padre le regaló una caja de ritmos Akai XR20, con la que hizo su primer sample: el “Four Women” de Nina Simone.
A partir de esta base de aprendizaje, fue creciendo una visión donde siempre sobrevuela la necesidad de un borrado hipnagógico donde las brumas del pasado son reescritas con la pulsión de las técnicas del presente. Dicha metodología no difiere en espíritu de las dimensiones alternativas creadas por Leyland Kirby en sus trabajos como The Caretaker.
Esta obsesión por encontrar el futuro a través del what if? del pasado es una perspectiva también compartida por los artistas sin rostro que pueblan el catálogo de Ghost Box, con hechiceros como Pye Corner Audio o Belbury Poly.
En esencia, lo que representa Navy Blue en su música y en LPs con la personalidad absorbente de “Song Of Sage: Post Panic!” (Freedom Sounds, 2020), aunque en este no haya más de cinco canciones suyas con su firma en las bases, es su necesidad por deformar las fronteras estilísticas temporales que hacen de otros artistas, como Wiki, una de las voces más relevantes de lo que nos está deparando la boyante escena neoyorquina.
Wiki es nada menos que la voz que mejor define la idea de pertenencia al imaginario definitivo de la creatividad urbana que es Nueva York.
En sus canciones, la Gran Manzana es el epicentro emocional de las líricas, expuestas a través de una cadencia arty, implícita en el ADN de un grupo de músicos cuya exposición vital resuena más como la de un bohemio urbano que como la del típico rapero anclado a las tradiciones del “sexo, drogas y rock’n’roll” equivalente en el abecedario del hip hop.
En su genética brota la inquietud del que ha crecido bajo lo que el propio Wiki argumentaba a ‘Okayplayer’ en noviembre de 2021: “La idea de vivir en Nueva York es como una competición constante contra la ciudad y el precio que tiene vivir allí. Nunca puedes ganar. Y siento que toco esa cuestión en ‘The Business’”.
Este corte es uno de los pertenecientes al antes citado “Half God”, que junto a “OOFIE”(Wikset Enterprise, 2019) forma los pilares básicos de un discurso renovador del genoma que palpita en el alcantarillado urbano neoyorquino. El mismo que conecta a equilibristas de la rima como Wiki con espíritus desbordantes como Ka.
La voz más espiritual del Bronx es también la más crítica, una fuerza sobrenatural que representa el espectro góspel del flow callejero, aquí realzado por la cósmica soul de Marvin Gaye y la gran tradición atmosférica de este género, reinventado por Ka como una forma poética que ilustra el desgarrador documental del día a día de un afroamericano en las calles de la gran ciudad, y que recoge la gran herencia de The Last Poets para llevarla a un renovado marco de acción donde la pausa de Gil Scott-Heron es otra de las características de esta forma de entender la creación del futuro a través de la intrusión en las tradiciones más reconocibles de la música afroamericana.
Todo esto conlleva una actitud labrada desde los márgenes del gran público, en una demostración orgullosa del hip hop de raíces como forma underground. Seguramente, la única posible para asentar las bases sólidas de evolución y evasión de una identidad tan reconocible, perfectamente expuesta en el reciente “A Martyr’s Reward” (Iron Works, 2021).
Con esta base de trabajo no resulta extraño leer lo que en 2013 dijeron sobre su estilo en ‘NPR’, describiéndolo como “poesía de acero”. En su caso, también influenciada por héroes de la edad dorada del hip hop neoyorquino de los 80 como KRS-One y Rakim, MCs que retrataban con intensidad las miserias de la vida en el gueto.
Entre la cadencia orgásmica soul y el bizarrismo hipnagógico de James Ferraro, la rúbrica de MIKE es absolutamente indicativa de un hecho: la transición del hip hop neoyorquino desde los años 80 hasta hoy en día se basa en viajar desde la rítmica bávara de Kraftwerk y la pulsión funk de James Brown de “Sex Machine” hasta la cadencia poética, incluso abstracta, de Scott-Heron, sumando las formas borrosas de Gonjasufi. En base a esta línea de acción, brotan los poderes del autor de trabajos llamados a documentar los momentos más granados de esta Nueva York de bajos fondos en esta tercera década del siglo XXI.
Álbumes con las personalidad desbordante y ensimismada de “tears of joy” (10K, 2019), “weight of the world” (10K, 2020) y “Disco!” (10K, 2021) reproducen las constantes vitales de un ser capaz de conjugar en un mismo rostro los perfiles de MF DOOM, King Krule y su héroe personal, Earl Sweatshirt, amigo de la infancia de Navy Blue.
No hay límites expresivos en un artista también único en su capacidad para cambiar el rol de supervivencia en la lírica hip hop a través de la muerte del “superhombre” nietzscheano del gueto, representado por KRS-One, por medio de una exposición autobiográfica en la que asoma sin remilgo alguno la sinceridad a la hora de mostrar las debilidades y bajones emocionales del autor. El mismo que, con apenas 18 años, se sacó de la manga “MAY GOD BLESS YOUR HUSTLE” (10K, 2017), un LP donde habla de su depresión personal, la cual relató a ‘Pitchfork’ en 2017: “La primera vez que lidié con la depresión fue cuando tenía 14 años. Mi papá se estaba moviendo mucho entre Nueva York y Filadelfia para visitar a su novia. De vez en cuando, mi hermana venía y se quedaba conmigo. Algunas noches me dejaba ir con ella al trabajo y me daba de comer. Fue un momento realmente extraño. Entonces no sabía mucho sobre la autoestima. Me importaba un carajo”.
Uno de los productores que mejor han sintetizado la vía personal del flow destilado por MIKE es Tony Seltzer, cuya figura se ha plasmado con total rotundidad en “Hey Tony” (NSP, 2021), LP en el que trabaja con un ramillete de MCs neoyorquinos como Wiki, pero también con figuras como Lil Ugly Mane, además de su doppelgänger de Nueva Jersey, el más que reivindicable GRIMM Doza. Productores como este último y el propio Seltzer están ampliando la patente impuesta por aquella apisonadora neoyorquina de samples funk que fueron los irrepetibles Public Enemy, quienes a través de Bomb Squad dieron activista y orgullosa vida a hits rhythm’n’blues utilizados en los 60 y 70 como ganchos para consumidores eminentemente blancos.
Más allá de este concepto, Seltzer se distingue por ser un alquimista del ritmo, heredero natural de otro primera espada de las bases como Swiss Beatz, aunque lo de Seltzer llega a extremos de psicodelia triposa en su forma de enfocar las interioridades del beat y sus complejidades rítmicas.
Por sus manos han pasado Rich The Kid, Princess Nokia y un número relevante de equilibristas del flow que nos recuerdan que Nueva York no solo es la cuna del hip hop, sino también la ciudad que, a día de hoy, se erige en bastión contra la predominancia del trap, del cual sus figuras femeninas han adoptado sus reglas, lejos de la etimología tallada por los nombres aquí expuestos. Eso sí, con nombres a tener en cuenta para el futuro como Young M.A., Young Devyn o Tori Doe. No obstante, lejos de contrarrestar la línea central de latido underground de Wiki y compañía, la pulsión de voces como estas actúa como contraste enriquecedor, en busca de ese equilibrio entre contexto actual y vanguardia impresionista que sirva como progresiva metamorfosis para seguir manteniendo el pulso de los tiempos en la ciudad de las mil caras. ∎