“Better In The Shade” (Secret City-Music As Usual, 2022) es la séptima entrega discográfica de Patrick Watson, el grupo cuya fe de bautismo coincide con la de nuestro interlocutor. Es el testimonio de un autor que pertenece a otra época, pero que acepta la persistente mutabilidad dándole su particular interpretación. Con solo 22 minutos, es el disco más corto de la carrera de este canadiense nacido en California. Tiempo suficiente para que pueda seguir trazando su carrera con la profunda sensibilidad como constante y las exploraciones sonoras como síntomas de inconformismo.
Ha tardado dos años en culminar estas siete canciones que, según él, “forman un universo propio”. Y ha optado por un trabajo más coral de lo habitual: La Force –de Broken Social Scene– firma junto a él “Height Of The Feeling” y “La La La La La”, mientras que Sea Oleena participa en la estimulante “Stay”. Además, la portada del álbum y el vídeo de “Better In The Shade” han sido creados por la artista Elisabeth Perrault, con cuya obra se encontró de casualidad en una exposición.
En la terraza de un hotel de Madrid, Watson contempla la lluvia que cae bajo una sombrilla para poder permitirse algún cigarrillo, un vicio del pasado, mientras conversa con afabilidad. La lectura ha sido una de las licencias que se ha permitido durante el asedio de la COVID: “Lo que te hace más inteligente”, asegura entre risas. El café lo ayuda a sobrellevar unos días de promoción por Europa que están siendo intensos.
Ninguno de tus seis trabajos previos tienen tan poca duración. ¿Por qué tomaste esta decisión?
Creo que la gente tiene mucha nostalgia respecto al concepto de álbum. Pero es como si los últimos treinta años representaran toda la historia de la música. Parece que a veces la gente piensa que el álbum ha existido desde Jesucristo o algo así. Las sinfonías de 22 minutos son piezas musicales muy a tener en cuenta. Y no creo que la gente escuche ya discos de 45 minutos.
Hay que satisfacer a la generación de la inmediatez….
Hay mucha música accesible y la gente opta por listas de reproducción y canciones. No creo que sea una cuestión de lo que está bien o mal, simplemente es lo que es. Y otra cosa importante es que la distribución de la música ha cambiado miles de veces. Cuando se inventó la imprenta, la música cambió, porque hasta ese momento no se podía escuchar a Bach en un pueblo. Llega la imprenta y hay acceso a las composiciones de todo el mundo. Cuando llegó la grabación, la música en vivo murió. Es decir, las grabaciones mataron la música en vivo. Antes de las grabaciones, todas las casas tenían un piano y había un músico en todas las familias. La gente está muy triste por el colapso de la industria discográfica, y yo creo que las cosas cambian y eso también afecta a la música. Ahora hay formatos más cortos.
Uno de los rasgos principales de “Better In The Shade” es el uso de sintetizadores modulares.
Después de “Wave” (Secret City, 2019) investigué mucho y este disco es el resultado de esa investigación. En la sonoridad era como si tuviera que recuperar el aspecto electrónico de la música para que fuera relevante e interesante. Así que indagué mucho sobre los sintetizadores modulares, cómo máquinas de miles de cables que se conectan suenan muy orgánicos y funcionan mucho mejor con mi piano que cuando usaba un portátil u otros sintetizadores. E investigué mucho sobre el hip hop y el R&B no para hacer hip hop y R&B, pero pensé que la vulnerabilidad de la voz en el hip hop era muy interesante. Nosotros somos como la música folk, hay reverberación, melodía, todas estas metáforas, mientras que el hip hop es “estoy aquí mismo, seco, no tengo reverberación y voy a hablarte directamente a la cara”. Me pareció genial y me inspiré en esa forma de pensar.
¿Cuándo ha sido la última vez que los sintetizadores han tenido tanta relevancia en tu música?
Siempre han estado presentes. Cuando empecé, mi primer álbum era todo música electrónica. Y creo que la única razón por la que la gente piensa que soy muy de piano y voz es por “To Build A Home” (se refiere a su colaboración con The Cinematic Orchestra de 2007). Con esa estructura tal vez solo hay siete piezas en mi catálogo de las setenta que debo tener. Tienen una buena acogida, lo cual es genial, no me importa, pero me gusta hacer muchas más cosas. Así que me inspiré en el sonido antes que en las canciones previas.
“Better In The Shade”, no obstante, empieza con un piano limpio y tu voz.
Al principio funciona muy bien el piano porque hace que la voz sea muy vulnerable por sí misma, hace que la palabra destaque y es divertido. Pero luego hay un montón de sintetizadores, al final prácticamente todo. El sintetizador modular suena tan cálido que a veces no se considera música electrónica. Creo que los arreglos cuentan la historia, así que elijo cualquier sonido que ayude a contarla.
¿Hay algo relacionado con la soledad en este álbum, como en el anterior “Wave”?
Siempre estoy en mi propio mundo. No creo que sea un disco de soledad. “Height Of The Feeling” tiene una línea como esa solo en la forma de describir la conexión, cómo te conectas con otras personas: “Solo necesito que me toques para saber que estoy aquí”. Es la idea de sentirse perdido y, cuando alguien te toca, te hace sentir que sabes dónde estás por un segundo y es una sensación muy agradable. Y se trata de la sensualidad en ese sentido. E incluso una referencia a la sexualidad, no sobre el placer, sino sobre el sentimiento.
Tampoco son frecuentes en tu discografía las colaboraciones y ahora hay dos en solo siete canciones.
Creo que ese otro cambio es muy importante. Si nos fijamos en todas las grandes canciones en el mundo en este momento, hay muchas colaboraciones. Desde un punto de vista comercial, los algoritmos que se obtienen ayudan a cada uno de los artistas. Pero lo bueno de esto es que ya no se trata solo de ti, es como trabajar con otras personas. Es un tipo de negocio musical muy colaborativo, te gusta asociarte con la gente, haces una canción, exploras diferentes mundos. Ya no se trata tanto de ti como artista. Se trata más bien de todo el mundo que construyes a tu alrededor. Y es algo muy bonito.
Con La Force llevas años trabajando y participa en tus giras. ¿Cómo surge la colaboración con Sea Oleena?
No la conocía, servía café frente a mi casa. La veía todas las mañanas y un día me dijo que hacía música, la escuché y me dije “joder, tu voz es increíble”. Le propuse que hiciéramos algo juntos. Es muy tímida, saca álbumes pero no le gusta mucho ir de gira ni hacer todo lo que conlleva un álbum.
En el disco hay dos piezas breves, “La La La La La” y “Ode To Vivian”. ¿Quién es Vivian?
Vivian Maier, fotógrafa. Me encantan tanto sus fotos como su historia, me gusta todo acerca de ella. Era niñera y sacaba a los niños a la calle para hacer fotos todo el día, en lugar de cuidarlos en casa. Por eso nunca mostró a nadie las fotos y un tipo las encontró por casualidad. Son pequeños momentos en las calles realmente maravillosos y mágicos.
El final de esta canción se funde con “Little Moments” y esa letra, que parece inconexa.
Es una continuación de “Ode To Vivian” y para la letra simplemente miré sus fotos y describí lo que veía, esos pequeños momentos en las calles. A veces la gente piensa que cuando las cosas están tranquilas es triste y yo no creo que sea así, creo que esas imágenes son hermosas y están llenas de vida. Es una canción un poco más lenta, pero se pueden ver todos los detalles.
Hablas de que este disco trata de “negociar con un mundo en el que ya no sabes lo que es real”.
Sí, pero creo que todo el mundo se siente un poco así. Es un poco locura. Creo que comenzó políticamente antes de la pandemia. La realidad comenzó a desmoronarse y la verdad también. Y siento que la verdad se desintegró en este tipo de ambiente surrealista. Pero hay otros ejemplos como el bitcoin. Antes teníamos el oro, una piedra a la que dimos un valor que no tenía, no te lo podías comer o algo así. Y ahora hemos decidido escribir un código y hacerlo tan valioso como el oro. Y ocurre con la ciencia, se puede modificar el ADN, que puede influir incluso en nuestra personalidad o comportamiento, en lo que somos. Como si todo estuviera en juego. Siento que la realidad ha cambiado y que nunca ha sido más fácil hacer lo que quieras que ahora. Ahora está el metaverso, que es aún más loco. Y no creo que sea una cuestión de que te guste o no. El mundo cambia y hay cosas buenas y malas, simplemente es diferente. No creo que sea útil contemplarlo desde la perspectiva de si es bueno o malo.
Los versos de “Height Of The Feeling” que antes citabas, ¿tienen algo que ver con la incomunicación contemporánea, con la falta de “cara a cara”?
Hemos crecido con eso y no sé qué pasa si no es así. No vi que a mis hijos les faltara el contacto humano durante la pandemia porque no fueron educados de esa forma. No es una cuestión de si está bien o mal. Simplemente te dan una serie de cartas y con esas cartas lo haces lo mejor que puedes. El mundo va a cambiar cientos de veces en los próximos 60 años, en formas que no podemos predecir. Se estima que va a haber 3000 millones de personas migrando. En la guerra de Siria fueron tres millones de inmigrantes a Europa y parecía que se derrumbaba la Unión Europea. Son tres millones y se estima que habrá 3000 millones de personas que migrarán. El mundo va a cambiar y no importa si va a gustar o no, simplemente va a pasar, no hay forma de pararlo.
Diste pistas durante la pandemia de lo que podía ser tu próximo trabajo con la publicación de la canción “Lost With You” y la colaboración con Teresa Salgueiro en el EP “A Mermaid In Lisbon”.
“Lost With You” es una de mis canciones favoritas. Estaba cansado de hacer álbumes completos y pensé que solo iba a sacar singles, y luego surgió “A Mermaid In Lisbon” (Secret City, 2021). Solo estaba experimentando, sentía que el viejo negocio se había derrumbado en muchos aspectos. Experimenté con diferentes duraciones. También “Better In The Shade” es un experimento, pero de siete canciones. Spotify te permite ver las reproducciones completas de un álbum y “Better In The Shade” ya tiene más que “Wave”. Me parece interesante. ∎