Cuesta no extrañarse cuando uno comprueba que, efectivamente, el primer LP de
Rhye,
“Woman” (Innovative Leisure-Polydor, 2013), se lanzó hace ya cinco años. Un lustro después, se mantiene sorprendentemente vigente y fresco. Dado el panorama musical actual, con el soul y el R&B filtrándose aquí y allá, en el subsuelo y en los
charts, casi podría decirse que suena “muy 2018”. Definitivamente, el tiempo no parece haber hecho mella en temas como “The Fall”, “Open” y otros caramelos para los fieles de Sade.
“Desde mi posición, sí he notado cómo ha pasado el tiempo”, reflexiona
Mike Milosh, cerebro y corazón de Rhye.
“Una etapa de cinco años no es necesariamente larga o corta; su duración es relativa. Depende de la cantidad de cosas que ocurran y de su importancia”.
El canadiense sabe bien de lo que habla: a la edición de “Woman” le siguieron experiencias de todos los colores. Desde una interminable gira de presentación de casi quinientas fechas (
“concretamente, 476”) y un trabajo firmado con su propio nombre (“Jetlag”, 2013) hasta una doble ruptura: una, sentimental, con su esposa, la modelo Alexa Nikolas; la otra, contractual, con su poderoso sello, Polydor Records. También, claro, la salida de Robin Hannibal del proyecto, deshaciendo definitivamente lo que en un principio aparentaba ser un dúo bien avenido. Desde fuera, daba la sensación de que el danés jugaba un papel capital en la producción, similar al que desempeña Jamie xx dentro de The xx. Milosh aclara:
“Él solo era alguien contratado que me ayudó a hacer el disco, pero ni siquiera me acompañó en el tour porque no toca ningún instrumento. Además, sus planes y sus contratos con Quadron (el combo que forman Hannibal y la vocalista Coco O)
le impidieron seguir trabajando conmigo”.