40 años después de todo aquello. Foto: Alfredo Arias
40 años después de todo aquello. Foto: Alfredo Arias

Entrevista

Siniestro Total: “Como dice el Doctor Manhattan, ‘¡nada termina nunca!’”

Con más de 400 canciones registradas, la relación de grandes éxitos del grupo vigués sobrepasa con holgura los 40 títulos. De hecho, es posible que no haya otro grupo español que haya generado tal cantidad de himnos. Ahora aseguran que se despiden de los escenarios. Por si acaso no es una broma con retranca gallega, harías bien en acercarte al WiZink Center de Madrid para escuchar canciones que no habrían pasado la censura franquista ni tampoco la de estos tiempos mojigatos. Las entradas para el concierto de mañana 6 de mayo se agotaron enseguida; para el del 7 de mayo todavía quedan.

Siniestro Total han envejecido de putísima madre, eso que vaya por delante. Si no hubiera sido por la pandemia, es posible que hubieran seguido inasequibles al desaliento. El grupo gallego es de los poquísimos que no ha tenido parones y regresos a lo largo de 41 años de trayectoria. Con más o menos fortuna discográfica, la banda seguía recorriendo nuestros escenarios año tras año, pero los cien días de confinamiento en la primavera de 2020 trastocaron todos sus planes… si es que había alguno.

Después de haber conseguido sobrevivir no a uno, sino a dos cambios de cantante, y sin haber pensado jamás que se podía vivir haciendo rock’n’roll gamberro, han estado a punto de llegar a la edad de la jubilación cantando su repertorio políticamente incorrecto. Pero todo tiene su fin, y los días 6 y 7 de mayo ofrecerán en el WiZink Center de Madrid los que pueden ser sus conciertos de despedida definitiva, en los que participarán todas las personas que han pasado por Siniestro Total en estos 40 años. “La idea es que no haya invitados”, explica el cantante y guitarrista Julián Hernández. Es decir, sí hay invitados, pero solo lo están quienes han sido parte de Siniestro Total, aunque Alberto Torrado no va a tocar el bajo y Segundo Grandío se va a dedicar a grabar el concierto”. Mención especial para el regreso de quien fuera pieza fundamental del grupo en sus primeros doce años de existencia, Miguel Costas –presente en la entrevista junto a Hernández y el guitarra Javier Soto–, el guitarrista y compositor encargado de sustituir al difunto Germán Coppini como cantante principal cuando este fue invitado a abandonar el grupo después de formar Golpes Bajos con Teo Cardalda y presentar su nueva banda en el programa de televisión “La edad de oro” (sin mencionar en ningún momento del mismo que también era cantante de Siniestro Total).

Para estos conciertos barajan un repertorio de entre cuarenta y cincuenta canciones y, seguramente, más de dos horas de duración. Pero no os preocupéis: habrá más vida después de la muerte anunciada. Los conciertos serán registrados para su publicación discográfica y en sus archivos conservan infinidad de grabaciones que irán apareciendo regularmente. Lo único que dejan atrás son los viajes en furgoneta.

Habéis anunciado los últimos conciertos de Siniestro Total, pero sois de los pocos grupos veteranos que no habéis dejado de actuar y presentar canciones nuevas hasta… ¿cuándo fue el concierto anterior a estos conciertos de despedida?

Julián: El último concierto fue el 30 de enero de 2020, en el Teatro Principal de Santiago, para la grabación del programa de radio ‘Carne cruda’. Javier Gallego estaba sentado en el escenario y nosotros tocábamos en directo. Dejábamos de hacerlo para hablar con él y luego volvíamos a tocar, y había público en directo. Durante la pandemia sí dejamos de actuar. Los protocolos eran insoportables y hacían que los conciertos fuesen de alto riesgo: el público tenía que permanecer sentado, con mascarilla, con distancia… y nosotros conocemos muy bien a la gente… a la tercera canción las sillas estarían volando y tendríamos un problema sanitario.

“Nos conocemos de toda la vida. Pero los he visto muy poco en estos años. En algún concierto. Yo vivo cerca de Chantada, en Lugo. Julián en Cambre y Soto en Vigo. Aunque parece que estemos cerca, allí las distancias son muy largas y muy difíciles de recorrer”

Miguel Costas

¿Ha sido la pandemia lo que ha acabado con Siniestro Total?

Julián: No exactamente, pero sí es verdad que se pierde la inercia. Dos años de parón son muchos. Retomarlo, y más después de los 60 tacos, no era tan fácil. Pero no lo dejamos todo: dejamos la furgoneta, básicamente. Va a seguir habiendo mucho trabajo, como la edición del disco del concierto. Pero también es cierto que las “últimas” cosas unen mucho y decidimos llamar a toda la gente que ha pasado por el grupo para que todos los que estén vivos y bien de salud se apuntaran.

¿Ha habido algún fallecido más aparte de Germán Coppini, que murió de cáncer hepático en 2013?

Julián: Hay una baja muy importante, fundamental para Siniestro Total, que se produjo antes de la pandemia: la muerte de Joe Hardy –productor del grupo desde “Made In Japan” (Ariola, 1993)– en febrero de 2019. Parece una gilipollez, pero con Hardy encontramos una manera de trabajar que se había convertido en una máquina perfecta. Todo era nuevo y todo estaba ya establecido. Grabábamos en el estudio de Segundo Grandío y le mandábamos el multipista a Hardy, en Houston, por internet, y él se encargaba de la mezcla. Le dejábamos libertad absoluta y hacía lo que le daba la gana. Era un miembro más del grupo porque tenía una capacidad de análisis de la que nosotros carecíamos muchas veces. Nos habría encantado que hubiera estado en estos conciertos, porque ningún grupo español que trabajase con productores guiris mantuvo nunca una relación tan constante. Lo normal es que se grabara un disco y después si te he visto no me acuerdo (se les olvida la estrecha relación del británico Joe Dworniak con Jarabe de Palo y Kiko Veneno). Como el caso de Los Ronaldos con John Cale, que casi acaban a hostias. Con Joe, en cambio, no sé por qué, la relación funcionó desde el primer momento. Cuando fuimos a grabar con él la primera vez, a la semana nos invitó a una fiesta en su casa, y le preguntamos si lo hacía así con todos los grupos y nos dijo que no, que ni con ZZ Top, que lo hacía con nosotros nada más.

Javier: Yo creo que le hubiese encantado participar en estos conciertos.

Julián: Y habría cogido un avión para venirse. Fue fundamental. Nunca creí que con un productor hubiera tal comunicación. Con Paco Trinidad hubo una relación personal muy bestia y convivíamos, pero con un productor de fuera, con un océano de por medio, no es ni medio normal.

Y tú, Miguel, ¿cuándo te reincorporaste?

Miguel: Pues el otro día (lo dice entre las risas del resto). Habíamos hablado en diciembre de la reunión para el concierto de aniversario de los 40 años del grupo. Después fue cuando se planteó que estos dos fueran los últimos conciertos. Ellos han contado conmigo, y yo encantado.

¿Y se puede saber ya por qué te fuiste en 1994?

Miguel: Fue por una serie de circunstancias en un momento dado que igual no se hubieran dado en otro momento (se vuelven a oír las risas de Julián y Soto). Sería muy largo de explicar. Pero, bueno, llegó un momento en que tomamos caminos distintos. Ellos siguieron haciendo lo que les apeteció y yo también.

Javier Soto, Julián Hernández y Miguel Costas (que ha vuelto para esta despedida en directo). Foto: Alfredo Arias
Javier Soto, Julián Hernández y Miguel Costas (que ha vuelto para esta despedida en directo). Foto: Alfredo Arias

¿Os habéis seguido llevando más o menos bien en estos veintitantos años?

Javier: Casi no nos veíamos. Cada uno estamos, como quien dice, en cada punta de Galicia.

Miguel: Nos conocemos de toda la vida. Pero los he visto muy poco en estos años. En algún concierto. Yo vivo cerca de Chantada, en Lugo. Julián en Cambre y Soto en Vigo. Aunque parece que estemos cerca, allí las distancias son muy largas y muy difíciles de recorrer. Yo voy de vez en cuando a ver a mi familia a Vigo. Como con mi madre y me vuelvo. No hay mucho tiempo para socializar.

Miguel, ¿cómo veías tú a Siniestro Total desde que te fuiste?

Miguel: ¿Cómo que cómo los veía? Nosotros empezamos con el tema del blues. Los primeros discos que llegaron a Vigo eran colecciones de blues y cuando yo me fui ellos hicieron algún disco acercándose a ese estilo… Ellos seguían haciendo su trayectoria y yo no consigo que me salgan cumbias todavía, así que seguí haciendo lo que estaba haciendo antes.

¿Pensaste “¡los cabrones hacen ahora las mejores canciones!” o “¡qué de puta madre haberme ido, con las mierdas que están haciendo ahora!”?

Miguel: Les he seguido, porque es el grupo con el que empecé y le tengo un especial… recuerdo… Cariño no iba a decir, pero lo digo también (risas del resto). He seguido su trayectoria y me parece bien lo que han hecho. Bueno, es a ellos a los que les tiene que parecer bien.

Hoy se considera la música como una profesión más, pero cuando vosotros empezasteis, plantearse vivir del rock gamberro era impensable. ¿En qué momento pensasteis que Siniestro Total podía funcionar?

Julián: ¡En ninguno!

Miguel: En mi caso, lo he pensado cada año. Pero no que funcionase, sino que no iba a funcionar. Es muy complicado mantenerse haciendo lo que quieres.

Julián: La libertad es muy cara. Desde el primer disco y con cada uno de los siguientes, lo que sí hemos pensado es que iba a ser el último. Curiosamente, como dice el Doctor Manhattan, “nada termina nunca”. Nos han preguntado si después de esto tenemos inéditos para publicar… Y siempre hay infinidad de cosas grabadas. Lo que no queremos es sacar toneladas de basura, pero sí hay cosas que pueden merecer la pena. Y la vida de Siniestro Total, en discos, es relativamente corta. En 40 años hemos publicado 14 discos de estudio, que no es tanto.

Miguel: Pero hay discos del principio con veintitantas canciones…

“Durante muchos años mantuvimos a mucha gente joven y la edad de los mayores se compensaba con la de los más jóvenes, pero desde un momento concreto empezó a desaparecer la gente joven y ya solo se veía a viejos como nosotros”

Javier Soto

¿Cuál iba a ser vuestro futuro laboral cuando teníais dieciocho años?

Miguel: Yo empecé haciendo hoyos para postes telefónicos. Y me subía a los postes. Era un atleta. Lo sigo siendo, como puedes comprobar. Iba a trabajar en el tendido eléctrico de Telefónica.

Javier: Yo trabajé siete meses de celador y lo hacía muy bien, ¡llevaba las camillas de la hostia! Pero empecé con Os Resentidos y lo dejé.

Julián: Yo iba para profesor de instituto, como mi madre. Creo que Wilko Johnson y Sting eran profesores de instituto. No sé si fue Sting el que decía que había dejado de dar clases y se había pasado a la música, pero que, en realidad, no eran trabajos muy distintos: se trataba de entretener a delincuentes juveniles en potencia. Pero por las cosas que me cuenta una amiga del pueblo, que es profesora de instituto y me cuenta todo lo que tienen que hacer ahora los profesores y lo que sucede en las aulas, yo estaría en la cárcel.

Javier: Ahora te denuncian por cualquier cosa. Tengo un amigo profesor de Filosofía al que le denunciaron por decirle a sus alumnos que leyeran “Todas putas” (2003), de Hernán Migoya, para hacer el comentario. Y le abrieron un expediente.

Julián: Los protocolos de trabajo han cambiado mucho. La libertad de que gozaba un profesor para organizar su programa se ha acabado. Ahora creo que está todo cuadriculado. La Xunta de Galicia ganó mucho con que yo no terminara siendo profesor. Y los alumnos, ni te cuento.

¿Y de qué serías profesor? ¿De Literatura?

Julián: No, de música. El título del conservatorio lo equipararon a título universitario. Yo hice el curso de adaptación, pero la carrera con Siniestro Total se lió definitivamente y ahí se quedó la oposición.

Es decir, tienes la carrera de guitarra por el conservatorio…

Julián: Sí. Podía ser profesor con el grado medio de conservatorio y acabé el grado superior, pero suspendí el último examen por culpa de la pianista, porque tenía que tocar con una pianista que hacía la parte de “orquesta” de un concierto para guitarra y orquesta. La pianista se perdió y aquello fue un desastre. El profesor me dijo que me presentara en septiembre, pero aquel verano lo tuvimos lleno de actuaciones y al llegar septiembre no había cogido la guitarra para nada, todavía andaba con la batería. La cosa se lió y hasta hoy. Pero estoy contento.

Ante todo mucha calma. Foto: Alfredo Arias
Ante todo mucha calma. Foto: Alfredo Arias

Lo dejáis ahora, cuando vivimos tal vez el momento más difícil para el rock de los últimos 70 años.

Javier: Desde los escenarios se ve de la hostia. La edad media de seguidores del grupo ha crecido 20 años. De ver siempre entre el público a adolescentes o veinteañeros, pasamos a un momento en que la edad media es de 40. Durante muchos años mantuvimos a mucha gente joven y la edad de los mayores se compensaba con la de los más jóvenes, pero desde un momento concreto empezó a desaparecer la gente joven y ya solo se veía a viejos como nosotros.

Julián: Con la muerte de Gallardo, el dibujante, hablábamos de que nosotros hemos visto una cultura popular juvenil, heredada de los yanquis, en la que estaba todo entrelazado y mezclaba el rock, el cómic, los videojuegos, el cine y, si quieres, la literatura. Pero a principios de los 90, con la muerte de Frank Zappa y Kurt Cobain, el rock empezó a no figurar en lo más alto de las listas y su lugar lo ocupaban Céline Dion, Mariah Carey y todas esas cantantes americanas. Los grupos de rock que vendieran grandes cifras dejaron de existir. Luego llegó en España el mundo “Operación Triunfo” y el rock perdió definitivamente su influencia cultural.

Habéis anunciado los conciertos como “40 años sin pisar la Audiencia Nacional”, pero ahora a un grupo nuevo no se le toleraría que se alegrara de la muerte de un torero –“Alégrame el día”–, que animara a “Matar jipis en las Cíes”, que afirmara que “Más vale ser punkie que maricón de playas” o que cantara himnos como “Cuánta puta y yo qué viejo”.

Julián: Es absurdo que se judicialice todo. Por eso el título de los conciertos. Que la justicia española, con toda la clientela que tiene pendiente de meter para dentro, se dedique a perseguir a raperos o a César Strawberry por unos tuits es absurdo. Josele Santiago dice que puedes escribir una novela o hacer una serie de televisión y no pasa nada, pero si escribes una canción vas al trullo. Hay cosas incomprensibles, como que exista el delito de odio. ¡El odio es un sentimiento! A nosotros nos han incluido “Bailaré sobre tu tumba” en una lista de canciones que incitan al odio, no sé si fue Xavier Valiño… Y le escribí una carta en la que le decía que eso era humor negro, que no tenía nada que ver con incitar al odio y que si eliminamos el humor negro de nuestra capacidad de comunicación y de relacionarnos deberíamos eliminar directamente a El Bosco, a Quevedo o a Álex de la Iglesia.

“Nosotros nacimos con la Guerra Fría, sin teléfono móvil… El rock tenía una influencia cultural muchísimo mayor que ahora. Era una presencia cultural constante en el mundo. Era una influencia vital, hasta en España, donde venía de estar casi prohibido”

Julián Hernández

¿Cómo habéis visto la evolución del mundo en estos 40 años?

Julián: Nosotros nacimos con la Guerra Fría, sin teléfono móvil… AC/DC entonces nos parecía un grupo de antaño y solo tenía ocho años cuando aparecimos. Una canción como “Highway To Hell” es de 1979 y ya era un clásico del rock. El rock tenía una influencia cultural muchísimo mayor que ahora. Era una presencia cultural constante en el mundo. Era una influencia vital, hasta en España, donde venía de estar casi prohibido apenas unos pocos años antes, en la época de Franco. Y luego la izquierda lo estigmatizó por imperialista. La Barcelona de los 70 era un fenómeno cultural underground.

Javier: Miguel y yo éramos los frikis del instituto…

Julián: La tecnología ha cambiado. Nosotros hemos visto pasar formatos a punta pala. Los hemos visto irse y volver. Hemos visto desde el disco de pizarra hasta el laserdisc.

Miguel: Ahora tener un estudio de grabación analógico es un lujo. Y es carísimo grabar ahí. Más que en uno digital.

Julián: Jorge, de Doctor Explosion, se dedica a grabar en analógico y es todo un culto a las válvulas. La industria ha cambiado también. Nosotros empezamos en una independiente y había cinco monstruos multinacionales y el baile de absorciones y ventas ha resultado en auténticas paradojas. Nuestros discos de DRO de los 80 y de Virgin de finales de los 90 están todos en Warner. Es como una disonancia cognitiva. Y no hay menos multinacionales ahora porque sería un monopolio y no lo permite Europa. Todo lo que pasa en digital va a una velocidad de pasmo. A lo mejor mañana se hunde Spotify…

Miguel: Ya se hundió Napster en su día…

¿A vosotros os podría producir Alizzz? J, de Los Planetas, ya ha colaborado en su disco.

Julián: (Un silencio de varios segundos). Cualquier cosa es posible, pero hay cosas que no vemos. Nosotros fuimos muy huraños toda la vida. Nosotros no nos relacionábamos con los músicos de Vigo. Pablito Novoa estaba con su Stratocaster y nosotros con nuestra Yamaha de mierda.

¿Habéis hecho el experimento de poner vuestras canciones a hijos o nietos de amigos?

Julián: ¡No hace falta! Ya nos cuentan que nuestras canciones les encantan a los niños de fulanito y se saben todas.

Miguel: En realidad, parecemos un grupo infantil, porque me llegan más noticias de niños que de gente mayor. Que van cantando las canciones en el coche.

Pero luego lo que les mola es Daddy Yankee, Maluma o Bad Bunny…

Miguel: Puede que sea porque van a donde van los amigos.

Julián: Nosotros hicimos canciones para niños en el programa de la Televisión de Galicia ‘Xabarín Club’, que fue increíble para el idioma. Hay toda una generación que aprendió gallego por la influencia de ese programa. Pero en nuestras canciones –que eran supuestamente para niños, como “¿Onde vas, rapaz?”– hay frases como “¡se de velho som coma vos, é mellor morrer!” (“si de viejo soy como vosotros, es mejor morir”). Yo era muy amigo de Enrique X. Macías, el compositor (Vigo, 1958-1995). Sigo teniendo muchos amigos músicos de contemporánea. ∎

Eruditas versiones

Si son numerosos los éxitos compuestos por Siniestro Total, el grupo es también famoso por sus versiones. Lo divertido del asunto es que no las hacían de temas famosos para beneficiarse del posible tirón que pudiera generar una melodía ya conocida. Solían elegir canciones de connoisseur –de aficionado “profesional”, valga la paradoja– y las transformaban literariamente por completo. Pero se convertían, casi invariablemente, en nuevos éxitos de su discografía o de su repertorio de directo. ¿Os suenan “Miña terra galega”, “Hoy voy a asesinarte” o “Somos Siniestro Total”? Pues en origen se corresponden con “Sweet Home, Alabama”, de Lynyrd Skynyrd; “The Life And Soul Of The Party”, de Petula Clark, y “Highway To Hell”, de AC/DC. Su devoción por las versiones los llevó a hacer conciertos con el nombre de Os Subxenios para interpretar exclusivamente temas de Frank Zappa, como homenaje al músico estadounidense tras su fallecimiento en diciembre de 1993.

Semanas antes de estos conciertos de despedida, Julián Hernández ha publicado su cuarto libro, “Folla con él” (Trama, 2022), que no es sino manual explicativo de los porqués de treinta de las canciones versionadas por el grupo. Pormenoriza el origen de la canción, cómo la descubrió, en qué circunstancias se decidió a versionar y qué pasó con la canción una vez reconstruida y pasada por el tamiz de Siniestro Total.

Entre las curiosidades, dos versiones de Dead Kennedys –“Moon Over Marin” y “Let’s Lynch The Landlord”, convertidas en “Luna sobre Marín (Pontevedra)” y “Lincha al casero”– para que no se olvide que Siniestro Total nació como grupo punk. Atentos también a “Carol”, de Chuck Berry, de idéntico título pero adaptada a la manera de Renaldo & The Loaf, del que Hernández dice que no es “un grupo ‘normal’ haciendo música ‘normal’ para gente ‘normal’”. Por si alguien no lo sabe: antes de estar en Siniestro Total, Julián –músico de conservatorio– formó parte del Taller de Música Mundana de Llorenç Barber, un conjunto experimental dentro de la llamada “música contemporánea”. Y para quien esté interesado por el curioso título del libro, “Folla con él” era uno de los primeros títulos previstos para la versión de “Highway To Hell”. ∎

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