A su ritmo, en el Primavera Sound Barcelona 2023. Foto: Òscar Giralt
A su ritmo, en el Primavera Sound Barcelona 2023. Foto: Òscar Giralt

Entrevista

The Voidz, un monstruo de seis cabezas

The Voidz ha regresado, pero a medias. En realidad nunca se ha marchado. Desde que publicara “Virtue” en 2018, la banda liderada por Julian Casablancas ha ido ampliando su catálogo fonográfico con diversos sencillos. Muestrario al que ahora suman un nuevo título, “Prophecy Of The Dragon”, pieza que eleva al cuadrado su apuesta por los márgenes menos explorados del pop. Un método de trabajo, el de los singles en detrimento del álbum, que parece seguirán empleando en los próximos meses. Nos encontramos con el sexteto norteamericano en Barcelona, a su paso por Primavera Sound.

“¿Jules, has estado alguna vez en Sabadell?”, pregunta el guitarrista Jeramy “Beardo” Gritter mientras de fondo, no demasiado lejos, resuena el concierto de The War On Drugs. “Bua, esta canción es buenísima”, exclama el cantante Julian Casablancas cuando nos presentan sobre un tema de la formación liderada por Adam Granduciel que ahora mismo no recuerdo cuál es. ¿Por qué nunca haré de reportero serio y me apuntaré las cosas en esa Moleskine que no tengo? La pregunta es pertinente, aun tratándose de un tipo nacido en el Village de Nueva York: “Tengo una relación extraña con España, o con Cataluña, o con lo que sea, porque hay toda una rama de mi familia originaria de aquí que no conozco. Me gustaría conocerla”. Esto es una llamada a los primos lejanos de Jules.

Hay una calle de Sabadell –también un instituto de secundaria– llamada Ferran Casablancas. Fue un exitoso empresario textil, inventor y banquero. Jules, como lo conocen sus amigos, es su bisnieto. Julian Casablancas, así lo conocemos el resto, es hijo de John Casablancas, el fundador de la agencia de supermodelos Elite, además del cantante de The Strokes y The Voidz, la banda (cada vez menos) paralela con que actuó en el pasado Primavera Sound.

¡Visca Sabadell!”, ha dejado caer en medio de la actuación del grupo en el festival. Sobre el escenario parecía ido, ausente. En persona es afable y cercano. “Visité mi casa familiar”, explica. “Una casa verdaderamente grande de mediados del siglo XVIII o así. El primer Casablancas realmente importante se llamaba Fernando Casablancas (Ferran Casablancas, en catalán, de ahí el nombre de la calle y del instituto) y desde entonces todos los varones de la familia o nos llamamos Fernando o Fernando es nuestro segundo nombre. Yo me llamo Julian Fernando Casablancas. Y lo mismo mis hijos Cal y Ze”.

Julian Casablancas, al frente de The Voidz, en el Primavera Sound Madrid 2023. Foto: Alfredo Arias
Julian Casablancas, al frente de The Voidz, en el Primavera Sound Madrid 2023. Foto: Alfredo Arias

Nada es demasiado

The Voidz se formaron en 2013, cuando la banda matriz de Julian Casablancas parecía ir a la deriva. Acompañaban al vocalista en su nueva aventura –siguen haciéndolo– el ya mentado guitarrista Jeramy “Beardo” Gritter, además de Amir Yaghmai (guitarra), Jacob “Jake” Bercovici (bajo y sintetizadores), Jeff Kite (teclados) y Alex Carapetis (batería). Desde entonces han publicado dos álbumes: “Tyranny” (Cult, 2014) y “Virtue” (Cult, 2018), discos que, siempre explorando los territorios más arriesgados del pop, nos han regalado más alegrías que las obras perpetradas por el otro grupo de Casablancas a excepción de “The New Abnormal” (2020), trabajo excelente que nos alivió la pandemia. The Strokes fue la banda que salvó el rock a inicios de milenio. ¿Os acordáis del hype?

Sin demasiadas novedades en el frente, los norteamericanos se sumaron al cartel de Primavera Sound para presentar su ultimísimo single, “Prophecy Of The Dragon”, otro rompecabezas pop que mezcla sonidos sintetizados con guitarras que son puro metal. No sé a vosotros, pero a mí me recuerda a Faith No More. “Tenían un disco que se llamaba ‘Angel…’, ‘Angel…, no-recuerdo-qué-mas’. Uno que tenía un cisne blanco en la portada”, intenta hacer memoria el bajista, Jake Bercovici, mientras Casablancas y Gritter se deslizan en una discusión sobre qué es mejor, si fumar tabaco o vapear. Julian resuelve que a él lo de vapear ya no le aporta nada. Si entrevistar a una banda de seis miembros con todos presentes en la charla puede ser exasperante, hacerlo en un festival veinte minutos después de que hayan abandonado el escenario es esquizofrénico. Nada que reprocharles, son majos, pero se pierden en sus charlas cuando alguno de sus compañeros toma la palabra.

“Tengo una relación extraña con España, o con Cataluña, o con lo que sea, porque hay toda una rama de mi familia originaria de aquí que no conozco. Me gustaría conocerla”

Julian Casablancas

Se llamaba “Angel Dust” (1992), Jake. “¡Eso! Definitivamente estaban adelantados a su tiempo, aunque debo admitir que me he dado cuenta de ello hace relativamente poco. No puedo decir que nos hayan influenciado, pero sí puedo entender la comparación. Creo que ambas bandas partimos del concepto de libertad creativa como principal premisa”. Y entonces los seis coinciden: en The Voidz todas las ideas son bienvenidas. Nada está fuera de lugar. Nada es demasiado. “A mí me pasa con Queens Of The Stone Age”, añade el guitarrista Amir Yaghmai. “Al principio no les presté demasiada atención, pero sus últimos discos me parecen impresionantes”. La lista de referentes crece: Jake cita a Gentle Giant, una banda británica de rock progresivo activa entre 1970 y 1980 que ahora muchos, como el bajista de The Voidz, consideran grupo de culto. “Nunca obtuvieron suficiente atención. Son unos hijos de puta de los que me enamoro y desenamoro miles de veces en un mismo mes”. Gritter dobla la apuesta y ensalza a A Flock Of Seagulls como el grupo de su vida: “Eran buenísimos, pero no se les tomó demasiado en serio por sus peinados y porque sus singles eclipsaron la grandeza de los discos”. Argumento que defiende a ultranza insistiendo en que la banda de los hermanos Ali y Mike Score fueron mucho más que el hit “I Ran”: “Los dos primeros discos son obras maestras, la conjunción perfecta entre el pop de sintetizadores y el pop de guitarras. De hecho, su guitarrista original, Paul Reynolds, me parece un genio. The Voidz somos la suma de todas estas influencias. De alguna manera somos como cocineros fusionando sabores, y el resultado dependerá del orden en que los mezclemos. Si sigues las recetas clásicas obtendrás un plato tradicional, pero si te dejas llevar por el instinto, tal vez crees algo nuevo que nunca se había logrado”.

Julian Casablancas, Jacob “Jake” Bercovici, Amir Yaghmai, Alex Carapetis, Jeff Kite y Jeramy “Beardo” Gritter. Foto: Òscar Giralt
Julian Casablancas, Jacob “Jake” Bercovici, Amir Yaghmai, Alex Carapetis, Jeff Kite y Jeramy “Beardo” Gritter. Foto: Òscar Giralt

Aún no se pueden retirar

“Terminar una canción”, expone Casablancas, “puede llevarte cuatro años”. Y asegura que The Voidz puede llegar a escribir cinco canciones al día. “Así que, matemáticamente, hay un problema justo ahí”. Efectivamente, los números no cuadran. Si pueden llegar a componer media decena de temas cada vez que se juntan, resulta extraño que solo hayan publicado dos discos en una década. “Nuestro proceso de creación es complicado. A veces traigo ideas. A veces son ellos los que traen las suyas, pero, básicamente, improvisamos. Tal vez es la suma de los dos procesos: de las ideas y de la improvisación es de donde salen nuestras canciones”. Jake Bercovici es mucho más gráfico a la hora de trazar una imagen que ilustre el método de trabajo de The Voidz. Son un monstruo con un único cuerpo y seis cabezas que piensan: “Y las seis cabezas tienen pesadillas”.

“La gente ya solo escucha lo que está sucediendo de forma inmediata, ya sea en TikTok, en Instagram o en YouTube. Ya no tiene sentido publicar un disco. A nadie le importa si los temas salen juntos en un álbum o por separado”

Julian Casablancas

El líder insiste en que The Voidz tienen un montón de temas escritos y espera que todos ellos vean la luz algún día. Solo es cuestión de tiempo: “Creo que vamos a sacar un montón de singles y luego, probablemente, reunirlos en un disco, en algo que la sociedad pueda digerir. Pero ahora mismo todo es abstracto”. De hecho, es el sistema que ha venido utilizando en los últimos años, con la edición de diversos sencillos que no han sido incluidos en ningún álbum: “Coul As A Ghoul”, “The Eternal Tao”, “Did My Best”, “Alien Crime Lord” o “The Eternal Tao 2.0”. “Estamos regresando al mundo de los singles”, afirma. “La gente ya solo escucha lo que está sucediendo de forma inmediata, ya sea en TikTok, en Instagram o en YouTube. Ya no tiene sentido publicar un disco. A nadie le importa si los temas salen juntos en un álbum o por separado”. Hábitos de consumo con los que Casablancas no se siente especialmente cómodo: “No debería decirlo, pero no me gusta Spotify”. Para el cantante, el del streaming es un universo peculiar. Adicto a YouTube en sus inicios, la plataforma se convirtió en su principal aliada a la hora de descubrir nuevas músicas. Ahora ya no: “Tan pronto podías pasarte horas escuchando cosas africanas que te eran totalmente exóticas y nuevas como una canción techno con la que te explotaba la cabeza. Era muy loco y fascinante. Pero luego se convirtió en algo corporativo. Con estas empresas es como si todo comenzara con una buena idea para luego corromperse. Con el tiempo se deterioran por el dinero y por los anuncios. La música pop está como fuera de control ahora. Casi me alegra que la IA pueda duplicarlo todo tan fácilmente”. En ese momento, Bercovici le pregunta si el grupo debe retirarse. Y Casablancas zanja la cuestión: “No sé si la IA ya está tan avanzada como para hacer un disco de The Voidz”. ∎

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