Aunque parezca que han transcurrido mil vidas, desde el inicio de la pandemia apenas han pasado menos de cuatro años. Un tiempo que quizá nos hemos afanado en borrar de la memoria, pero cuya huella permanece indeleble en mil detalles. A Jack Tatum, el hombre que opera musicalmente como Wild Nothing, le cambió literalmente la vida. La paternidad, llegada apenas un par de semanas antes del inicio del confinamiento, lo llevó a tomar decisiones drásticas: dejar Los Ángeles, donde residía desde hace años, y moverse a su Virginia natal. Esos cambios vitales y geográficos se filtran en “Hold” (Captured Tracks-Popstock!, 2023), su quinto álbum, quizá el más vibrante y efervescente de su carrera y el primer en estudio desde que publicara “Indigo” (Captured Tracks, 2018).
“Si te soy sincero, aquel tiempo fue muy duro mentalmente”, confiesa Tatum. “En aquel momento no sabíamos apenas nada del COVID y cómo podría afectar a nuestro hijo. Tuvimos muchos momentos de felicidad, claro, pero en cierta medida todavía nos estamos recuperando de la ansiedad que nos produjo”, explica a renglón seguido. Lo peor fue, cómo no, la sensación de aislamiento: “Imagínate, llega un bebé y lo que más ganas tienes es de compartirlo con tus seres queridos, lo que era imposible, obviamente”.
Ese caldo de cultivo de dificultad global y paradoja personal –la alegría quizá más grande de tu vida en mitad de una pandemia mundial– tuvo otra consecuencia positiva: una pérdida de pudor a la hora de hablar de sí mismo para Tatum. Una nueva manera de encarar la música. “Me siento muy cómodo compartiendo sentimientos e ideas”, continúa el estadounidense. “Sobre todo, en el momento puro de la creación. Después, a la hora de publicar las canciones, pueden surgir más dudas, pero al final es una manera de que la gente que escucha tu trabajo esté más cerca de ti”. En ese sentido, era imposible no hablar de la paternidad, algo que no siempre es fácil ante el miedo de resultar cursi. “En cierto sentido, es así”, admite entre risas. “Pero sencillamente es inconcebible que una experiencia así no cambie tu manera de ver el mundo y de cómo experimentas el amor. Así que, aunque pueda resultar cursi, es algo que debía hacer”.
El paso de los discos ha confirmado a Wild Nothing como uno de los proyectos más personales y carismáticos de la escena rock estadounidense actual. Siempre con el foco puesto en las texturas y atmósferas, tratando de resultar original sin salirse del patrón de, digamos, la canción tradicional, ha conseguido encapsular en su sonido una gran capacidad de evocación y misterio. Esta vez, en todo caso, tenía clara la misión: “Quería sonar grande, amplio. Una de mis canciones favoritas es ‘The Whole Of The Moon’, de The Waterboys. Ellos tenían claro ese concepto de resultar ‘grandes’ y es algo con lo que conecto de manera muy potente. También tenía la intención consciente de parecer algo más accesible. Junto a eso, también una faceta más espiritual en mis canciones, aunque no necesariamente religiosa. Música que trata de entender el sentido del mundo”, concede.
Entre las influencias que cita para “Hold” están Peter Gabriel y Kate Bush, algo que es fácil de descubrir escuchando el álbum. “Son evidentes, sí. Se trata de dos de mis artistas favoritos de siempre”, desvela, antes de ampliar esta información: “Ambos funcionaban en un universo de música comercial sin que por ello comprometieran su visión artística”. Esa intención de accesibilidad –incluso de objetivo comercial– se nota especialmente en el volumen de la voz en la mezcla, que jamás había estado tan alta en la trayectoria de Wild Nothing. Tatum lo explica así: “Tradicionalmente, me he topado con ingenieros de mezcla que siempre querían que mi voz estuviera alta. Esta vez… les dejé. Echando la vista atrás, quizá hubiera preferido que estuviera un poco más escondida, pero, bueno, ya está hecho, tampoco me voy a quedar sin dormir por ello”. Por otro lado, el concepto de “Hold” lo sintetiza así: “Puede ser muchas cosas, pero en este contexto para mí es sinónimo de abrazar, ya sea en el sentido romántico o protector. Quería que el título fuera una palabra, directa y al grano”.
La canción “Suburban Solutions” trata sobre esa nueva vida del norteamericano, en una zona residencial de Richmond, un paisaje muy alejado al que dominaba su vida anterior a la paternidad y a la pandemia: “Ese cambio despertó en mí una nueva manera de relacionarme con la creatividad. Me siento más a gusto en Virginia: el ritmo vital es menor y puedo concentrarme en mi familia. El tiempo que le dedico a la música me parece más preciado”, añade. Una mudanza que también le ha ayudado a modificar su visión sobre su país: “Creo que hay demasiadas cosas que necesitan ser arregladas en los Estados Unidos: el sistema de salud, la deuda de los estudiantes, la Corte Suprema, la política en general… He tenido la suerte de vivir en grandes ciudades durante más de diez años y es fácil sentirse desconectado del resto del país, algo que aquí ves de una manera más cercana, quizá. En todo caso, en ningún otro lugar sentiría que estoy en casa”, sentencia. ∎