https://assets.primaverasound.com/psweb/zmz7ok6nc8zairr3htg6_1702890813103.jpg

Firma invitada / Memoria y fantasía

The measure of my dreams

E

stoy en la estación de tren de Barcelona Sants, son las 12 de la mañana, es día 1 de diciembre de 2023. Apenas he dormido por el exceso de emociones vividas en el concierto de anoche, y por una otitis. La estación está a reventar. Después de esperar una cola infinita, por fin he llegado al vagón y a mi asiento. Deposito la maleta y me acomodo. Reposo la cabeza y antes de que arranquemos me doy cuenta de que estoy sintiendo en mi nuca los latidos del corazón. En el oído tengo un zumbido que, aunque ya está mucho mejor, me sigue molestando. El tren comienza su marcha y todo empieza a fluir. Miro el móvil, chequeo los stories de personas que vinieron al concierto de la Apolo y aún no me creo lo que ocurrió. He amanecido completamente enamorada del público que nos acogió ayer en Barcelona y al mismo tiempo con una resaca emocional muy fuerte. Ha sido como un hechizo.

Recibo un mensaje de mi amigo Sergio Delgado, mi compañero en el programa que hacemos los sábados en Radio 3. Me dice que ha muerto Shane MacGowan, de los Pogues. Me pongo los cascos, busco el disco “Hell’s Ditch” (reedición de 2004). Empiezo a escuchar compulsivamente diferentes canciones que me atrapan, me atraen por su ritmo alegre, sus deliciosos arreglos de guitarras... Su sonido característico me hace cerrar los ojos y viajar a un lugar totalmente desconocido para mí. Pienso que me encantaría conocer Irlanda. De momento, lo haré a través de estas canciones. Hace un día precioso y me siento tranquila y contenta de estar en este tren a esta hora volviendo a casa después de haber vivido ayer en el escenario un torbellino de emociones que me ha agitado, despertado, sacudido y removido –para bien– por todos lados. Ha sido uno de los conciertos más importantes en lo que llevo de carrera y, además, sigo escuchando a los Pogues, que hacen que sienta una absoluta liberación.

Escucho dos veces seguidas “Summer In Siam”. Una tercera vez y entra en mí como una flecha directa al corazón. Descubro una versión de esta canción con Nick Cave, que no conocía, y también me encanta. La añado a mi lista “melodías”, una playlist que tengo con canciones que voy descubriendo o redescubriendo, coleccionando, y a la que acudo cuando tengo algo que decir, pero no sé cómo sacarlo o cantarlo. Suelen ser melodías que me han llamado la atención a la primera y suelen estimular la inspiración. En este disco de los Pogues hay otras canciones también muy buenas, pero he de ser sincera y decir que algunas van demasiado rápido para mí y prefiero detenerme en las que llevan un ritmo un pelín más calmado, porque hoy necesito algo que acompañe este estado confuso en el que me encuentro, entre la euforia, la exaltación, la melancolía y el desconcierto.

Sigo escuchando y llego a la canción “A Rainy Night In Soho”. Me vuelve a sacar del remolino de emociones que hay en mi mente y en mi estómago, contra el que no lucho. Me relajo, subo el volumen a tope. Esta canción es más melancólica. Shane está diciendo cosas preciosas. No la conocía y la añado también a mi playlist. Observo la luz. Ahí fuera todo brilla, el campo está precioso, en el cielo las nubes tienen muy claro hacia dónde van. Me contagian su alegría y su determinación y decido unirme a su ritmo y al de esta preciosa canción que dice así: “The ginger lady by my bed / covered in a cloak of silence / I’d hear you talking in my head / I’m not singing for the future / I’m not dreaming of the past / I’m not talking of the first times / I never think about the last / Now the song is nearly over / We may never find out what it means / Still there’s a light I hold before me / You’re the measure of my dreams / The measure of my dreams”.

De repente escuchar una buena canción puede cambiar tu rumbo, puede encender la chispa, alumbrar el camino en la noche, ayudarte a encontrar la salida en la espiral. Tengo ganas de seguir aprendiendo a hacer canciones. Ahora más que nunca reconozco que lo que siento por mi oficio es lo que dice el estribillo de esta hermosa canción que siempre guardaré. La música es la medida de mis sueños.

Quiero llegar a casa, coger la guitarra y contarle esto que me está pasando. Gracias eternamente, Shane MacGowan. ∎

Etiquetas
Compartir

Contenidos relacionados