Hasta ahora, solo quienes siguen muy de cerca el circuito urbano francés más alternativo han oído hablar de Magueye Diouck, joven artista parisino que responde al alias de Le Diouck. Pero eso está a punto de cambiar porque su nombre empieza a expandirse poco a poco, con la ayuda de una comunidad de creativxs que, sin duda, están revolucionando la música y la forma de operar dentro de la industria, creando ellxs mismxs sus oportunidades y su recorrido sin esperar a grandes sellos o mánagers para hacer gala de su talento. Hizo una demostración del mismo en su debut en España dentro del festival BAM, cuya programación de este año corrió a cargo de la cooperativa cultural L’Afluent, con una apuesta muy clara por visibilizar el talento más próximo y, en general, menos mainstream.
El vuelo de Le Diouck llega con retraso, así que lo espero con cierta impaciencia porque sé que esos minutos se van a restar de nuestra charla. Nada más llegar, su mánager comenta que han tenido que pelearse con la peluca, que por lo visto no quería fijarse… Se ve algo cansado y desaliñado y da la impresión de que va a necesitar un chute de energía para su show, pero también forma parte de ese flow despreocupado que tanto le representa. Tenemos muy poco tiempo antes de su prueba de sonido, así que arranco con la única intención de que se vaya abriendo; parece una de esas personas a las que le aburre lo premeditado.
Empiezo preguntándole quién es Le Diouck y por el significado de su nombre. “Soy de París y mi madre y mi padre son de Senegal. Diouck es el apellido de mi madre y por eso hago este juego divertido de palabras, ya que Diouck suena a cómo decimos ‘duque’ en francés”, responde, transmitiendo una curiosa mezcla entre humildad y suntuosidad que desubica y fascina al mismo tiempo. Le pregunto también por la descripción en su bio de Instagram al respecto de la etnia peul: “Peul-Perdu” (“Peul perdido”). “Sí, peul es una etnia de Senegal y de muchos otros países al este de África. Entre mis 16 y mis 18 años viví en Senegal y fue muy importante para mí; en ese momento empecé a construirme y a definir la persona que soy hoy. Cuando regresé a Francia me traje toda esa cultura de Senegal e intenté mantenerla y mezclarla con todo lo que amo de la cultura francesa”.
Le Diouck me confiesa que para él es muy importante cantar en wolof (su lengua familiar en Senegal), pero que también lo es cantar en francés. “Empecé a cantar en wolof porque era demasiado tímido para cantar en francés. Para mí era más fácil y también me sonaba muy bien; sin embargo, siento que es importante poder representar mi identidad parisina dentro de mi música. Mucha gente en Francia se siente como yo, gente que ha nacido en este país, pero cuyas familias son de fuera y ese es el futuro de nuestro mundo porque la diáspora es una realidad. Tengo amigxs de Egipto, Senegal, Malí... y siento que es una suerte tener eso y que debemos compartir estos códigos culturales al máximo”. Personalmente, siento que hasta podría cantar en catalán y que también sonaría deliciosamente. Lo suyo no se ciñe a un idioma, sino a una expresión y una forma de fluir que podría seducir a cualquier tímpano.
Seguimos hablando sobre las lenguas en la música, un tema que me interesa bastante debido a que en los últimos años se ha notado un gran cambio en el uso de las lenguas africanas dentro de la música popular a nivel global, especialmente y con el clarísimo ejemplo de los afrobeats. “Me encantan. La máxima exposición de la música africana en el continente y fuera de él es, ahora mismo, la música nigeriana. Cuando mezclan su idioma con el inglés suena increíble, e incluso si no entiendes lo que dicen puedes disfrutar de su música; todo el mundo puede, y eso es gracias a artistas como Burna Boy, WizKid y otros que reclaman su cultura a la hora de expresarse y no piensan solo en llegar a las masas”.
A pesar de derrochar confianza y parecer que ha nacido para hacer música, Le Diouck se confiesa llevándose las manos al pecho: “Sin el apoyo de mis amigxs músicos yo no estaría ahora aquí hablando contigo”. De hecho, fue su amigo y productor Bamao Yendé, fundador del sello Boukan Records, quien le animó a usar su voz en sus producciones. De ahí surge el EP conjunto “55 Degrees” (Boukan, 2020), y también la creación del grupo Nyoko Bokbae, del que los dos forman parte junto con un tercer miembro, Dourane.
Desafortunadamente, cuando empezaron a publicar música juntos, tanto con la banda como en dúo con Bamao a la producción, el escenario global entró en caos debido a la aparición de la COVID-19 y sus planes para difundir su música en los escenarios se vieron paralizados. Ahora, a unos minutos de estrenar en el escenario del BAM su primera actuación en solitario, se muestra muy agradecido, feliz y entusiasmado por este nuevo camino.
Hace unos meses, Le Diouck se puso en las manos de Lala &ce y de su nuevo sello Recless para emprender su carrera: “Lala es como mi gemela, todos nos llaman ‘los gemelos’. Ella me dio la oportunidad de darle otro giro a mi carrera porque yo estaba con Nyoko Bokbae, y muy contento con el proyecto, pero me convenció de que sería increíble hacer mi propia música, y la verdad es que me siento muy agradecido por todo su apoyo”.
En cuanto a su proceso creativo, no parece tener una estrategia o guía forzada. “Todas mis historias hablan de amor, en su gran mayoría, a veces escribo con mis amigxs, pero cuando hago canciones normalmente voy al estudio y fluyo bastante, ya que suelo hablar de mis experiencias personales y cómo me siento en ellas”.
Hacia el final de nuestra charla, y tras preguntarle por sus pasos como modelo de grandes firmas como Kenzo o Comme des Garçons, descubro que, antes de todas estas facetas artísticas más expuestas, se había formado como ilustrador de cómics, e insiste en que fue Bamao quien realmente lo condujo hacia ese universo con el que ahora se propone deleitarnos. Realmente cuesta creer que alguien con un estilo, una creatividad y una voz tan singular haya tenido que encontrarse en el mundo de la música casi por casualidad; sin embargo, ahora que está encontrándose en él, parece sentirse muy cómodo y con ganas de florecer.
Pronto sacará su primer álbum en Recless, y presiento que va a marcar un antes y un después en su carrera. La música de Le Diouck es heterogénea, no entiende de limitaciones estéticas y representa las múltiples identidades que lo atraviesan y lo inspiran. No cabe duda de que tiene mucho que ofrecer y, además, con una fórmula que no hemos visto antes. ∎