Yasuke, basado en un histórico samurái afroamericano, y Naoe, una ninja ficticia.
Yasuke, basado en un histórico samurái afroamericano, y Naoe, una ninja ficticia.

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“Assassin’s Creed Shadows”: historia, ficción y controversia en el Japón feudal

Gigante del videojuego moderno, la saga “Assassin’s Creed” ha tejido historia y ficción en mundos de meticulosa ambientación. Ahora, con “Shadows”, la franquicia se adentra en el Japón Feudal con una propuesta ambiciosa y arriesgada: dos protagonistas, un escenario largamente demandado y el peso de la controversia sobre representación y autenticidad.

Desde su estreno en noviembre de 2007, la saga “Assassin’s Creed” ha crecido de ser un modesto cuasi spin off de “Prince Of Persia” (1989-) a convertirse en una de las franquicias más icónicas del videojuego contemporáneo, celebrado por su habilidad de tejer tapices históricos con un venazo ficticio. Cada entrega ha transportado a los jugadores a diferentes eras meticulosamente construidas: de la Italia del Renacimiento a la Edad Dorada de la piratería, pasando por el Antiguo Egipto. Todas ellas combinando infiltración, combate y exploración en aventuras inmersivas y épicas. Con “Assassin’s Creed Shadows” (2025), con los canadienses Jonathan Dumont y Charles Benoit a la dirección, la serie responde a una demanda histórica: un viaje al Japón feudal, eterna obsesión del gaming. Sin embargo, esta entrega llega no solo con anticipación, sino con una tormenta de significado cultural, controversia sobre la representación y el peso de los retrasos que empujaron a Ubisoft a refinar lo que podría ser un capítulo decisivo para la franquicia.

Demasiada golosa parecía la idea de un título ambientado en el período Sengoku, en medio de clanes en guerra, códigos de honor de samuráis, shinobis en la sombra y dando al jugador la posibilidad de escalar los tejados de pagodas, empuñar katanas y desvanecerse entre bosques de bambú. Todo ello parece hecho a medida para encajar en la mezcla de asesinatos e intriga histórica. Pero la excitación duró poco: la revelación de sus dos protagonistas, Yasuke –basado en un histórico samurái afroamericano– y Naoe –una ninja ficticia–, generó una tormenta de fuego en los foros de gaming, avivando la enésima polémica sobre autenticidad, diversidad y el rol de la ficción histórica en los productos audiovisuales modernos.

Por un lado, la inclusión de Yasuke es un movimiento audaz en el panorama evolutivo de la franquicia. Yasuke fue una prominente figura en el Japón de finales del siglo XVI, donde llegó como esclavo de misionarios jesuitas y captó la atención de Oda Nobunaga, uno de los señores de la guerra más legendarios de la historia y la cultura pop: lo vimos hace no demasiado ficcionalizado en la serie “Shōgun” (Rachel Kondo y Justin Marks, 2024), con la que el juego comparte no pocos elementos. Seducido por su portentosa estatura y sus orígenes foráneos, el caudillo lo convirtió en samurái, algo inaudito en la época. En “Assassin’s Creed Shadows”, la historia de Yasuke empieza en medio de la transición entre la servidumbre y el poder dentro del clan Nobunaga, encarnando el honor y disciplina que conlleva la vida samurái, pero combatiendo a la vez los prejuicios de ser extranjero.

Recuerda: la justicia se forja en las sombras.

Pese a que su presencia desafía la monolítica imagen del samurái en la cultura popular y ofrece una visión poco habitual del pasado multicultural de Japón, esta elección ha hecho correr ríos de tinta por igual entre historiadores genuinos y jugadores bocazas. Se agarran, sobre todo, al hecho de que la huella en Japón de Yasuke está escasamente documentada, lo que parecería incompatible con el rol que se le otorga en el videojuego. Cabe señalar que “Assassin’s Creed” está lejos de ser un documental, habiendo tomado licencias creativas de todo tipo. ¿Alguien puso el grito en el cielo antes por recibir encargos de Sócrates o hacer que Leonardo da Vinci fabricase gadgets para ti? También parecen olvidar los detractores que ese desafío a la norma y los dogmas que representa Yasuke se mira en el espejo del ethos de rebeldía contra los sistemas rígidos de la franquicia.

Por su parte, Naoe aporta una perspectiva diferente en tanto que joven kunoichi proveniente de una aldea devastada por las fuerzas de Nobunaga con una historia de venganza y resiliencia detrás. Después de fracasar en su empresa de proteger un misterioso artefacto, su padre muere en manos del shogunato. Así, se alista en la hermandad usando su aflicción como motor para alcanzar la maestría de las artes shinobi: el espionaje, el sigilo y la precisión letal. Como ninja femenina, su personaje subvierte el enfoque samurái tradicional de muchos relatos históricos japoneses, dominado por los hombres, inspirándose en el papel real, aunque a menudo mitificado, de las mujeres en los clanes ninja. Actúa también como contrapunto a la fuerza bruta de Yasuke, valiéndose de agilidad y astucia, y garantizando que “Assassin’s Creed Shadows” honre todo el espectro de la herencia marcial japonesa. Así, Naoe se une a una plétora de personajes femeninos de fuerte carácter y carisma, tal y como se ha visto en anteriores entregas: desde el arte guerrero de Kassandra en “Odyssey” (Jonathan Dumont y Scott Phillips, 2018) a la elegancia de Evie Frye en “Syndicate” (Marc-Alexis Côté, Scott Phillips y Wesley Pincombe, 2015).

Más allá de la polémica de la representación, “Assassin’s Creed Shadows” viene con la carga de las expectativas desorbitadas en cuanto a ambientación y desarrollo. Después de dos entregas como “Valhalla” (Ashraf Ismail y Eric Baptizat, 2020) y “Odyssey” –abrazando la expansividad RPG, incluso a costa del enfoque–, los fans tenían ganas de una vuelta a las raíces de sigilo de la serie. No ha sido, desde luego, un camino de rosas, con varios retrasos que llevaron el juego de un inicial 2024 a 2025. ¿Podría este compromiso con la calidad, esta voluntad de evitar otro lanzamiento triple A lleno de bugs, una prueba de que Ubisoft tenía entre manos una obra maestra a la altura de tan larga gestación?

Yasuke encarna el honor y disciplina. Naoe aporta una historia de venganza y resiliencia.
Yasuke encarna el honor y disciplina. Naoe aporta una historia de venganza y resiliencia.

En lo narrativo, desde luego, y eso que toma riesgos como prescindir de la ambientación moderna. La trama pone todas las piezas sobre el tablero con rapidez, planteando desafíos emocionales que eclipsan las enrevesadas tramas de entregas recientes. La atención al detalle del guion es abrumadora, permitiendo al jugador disfrutar la historia con doblaje al español o bien en el llamado modo inmersivo, con japonés adaptado a la época y portugués con subtítulos. Las cinemáticas y una banda sonora cautivadora intensifican el drama, mientras que el mundo –desde los bosques brumosos hasta las bulliciosas ciudades-castillo– rebosa autenticidad y asombro.

El sistema dual de protagonistas contribuye a amplificar el tapiz cultural y refleja la dicotomía samurái-shinobi del lore japonés en un juego que permite tomar por asalto fortalezas y acto seguido infiltrarse entre las sombras, apelando así a todo tipo de jugadores. Palabras mayores supone la exploración, todo un canto a la diversidad de Japón, pudiendo recorrer hasta nueve provincias entreteniéndonos con actividades como tiro con arco a caballo o meditar en santuarios. Un sistema climático dinámico –las lluvias primaverales ayudan al sigilo, el hielo invernal plantea riesgos– vincula aún más el entorno con el juego, sumergiendo a los jugadores en una historia viva y en un mundo en el que apetece quedarse a vivir.

“Assassin’s Creed Shadows” se percibe casi como un hito cultural para “Assassin’s Creed”. Sus retrasos, más que una señal de debilidad, reflejan el compromiso de Ubisoft por cumplir con las altas expectativas de Japón (aunque está por ver cómo funcionará en ese territorio). Yasuke y Naoe, a pesar de la controversia, enriquecen el legado de la franquicia al poner en el foco voces olvidadas: forasteros, rebeldes, supervivientes. Demuestran que la ficción histórica puede provocar, educar y entretener incluso en medio de la adversidad. Para una serie nacida del riesgo creativo, “Assassin’s Creed Shadows” reafirma su esencia: la voluntad de adentrarse en lo desconocido, combinando realidad y fantasía para desafiar nuestra visión del pasado y de nosotros mismos. Independientemente de que los jugadores lo vean como un triunfo o un paso en falso, es innegablemente un hito en la franquicia del que se hablará durante los próximos años. ∎

Espadas, sombras y regresos esperados: la nueva ola de samuráis y ninjas


“Ghost Of Yōtei” 
(Nate Fox & Jason Connell, 2025)

Lleva la saga samurái de Sucker Punch hacia el norte, cambiando las costas devastadas por la guerra de Tsushima por las tierras salvajes del Ezo del siglo XVII, la actual Hokkaido. Este ya no es el mundo de los rígidos códigos samurái; aquí, la supervivencia se ve determinada por tundras nevadas, clanes errantes y un Japón que aún define sus fronteras. Con una nueva protagonista femenina, Atsu, el título promete una era de cambio, donde el honor y la historia chocan en una frontera más impredecible. Si “Ghost Of Tsushima” trataba sobre la reinvención, esta secuela parece estar lista para abrazar la transformación a una escala aún mayor. Saldrá a lo largo de 2025.


“Ninja Gaiden 4”
(Masakazu Hirayama & Yuji Nakao, 2025)

“Ninja Gaiden” ha vuelto, y no se anda con rodeos. Tras doce años en la sombra, Team Ninja regresa a la franquicia que la hizo famosa, esta vez acompañado por los maestros de la acción de PlatinumGames. Ryu Hayabusa con nuevas compañías, que sugieren una dinámica en su combate vertiginoso y de alta velocidad. En un panorama de videojuegos dominado por duelos metódicos al estilo Souls, “Ninja Gaiden 4” revive el arte perdido de la acción pura e implacable. Rápido, fluido y de una precisión desgarradora, este es un regreso –todavía no se ha publicado, saldrá en 2025– con acero afilado y reflejos más afinados.


“Onimusha. Way Of The Sword”
(Satoru Nihei, 2026)

Esta saga de terror samurái de culto de Capcom, en su día se codeó​​ con “Resident Evil”. Tras años en el limbo, un anime de Netflix liderado por Takashi Miike reavivó el interés, abriendo camino a esta secuela ambientada en el período Edo. Kioto prepara ahora el terreno para otro enfrentamiento con el demoníaco Genma, recuperando el icónico Guantelete de Oni y el afilado contrataque de Issen. Con su estructura por escenarios y su combate mesurado y letal, “Onimusha. Way Of The Sword” parece estar listo para canalizar la esencia de “Onimusha”, a la vez que agudiza su filo para una nueva generación.


“Shinobi. Art Of Vengeance”
(Lizardcube, 2025)

Sega se ha embarcado en un renacimiento cargado de nostalgia, recuperando “Shinobi”, una de sus franquicias más queridas, aunque olvidada durante mucho tiempo. Antaño un éxito de arcade, la serie ninja se desvaneció tras la era de PS2, pero este regreso reinventa sus raíces con una impactante estética pictórica y acción cinética en 2D. En una era donde los juegos de ninjas y samuráis prosperan, “Shinobi” regresa con un encanto retro inmersivo, con el que Sega demuestra que los juegos de desplazamiento lateral clásicos aún tienen el poder de destacar entre el ruido de los videojuegos modernos. Saldrá el próximo 29 de agosto. ∎

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