La artista junto a “Dumping”, en la exposición “Pan y circo” (Condeduque, Madrid). Foto: Tim-Bowditch (Delfina Foundation)
La artista junto a “Dumping”, en la exposición “Pan y circo” (Condeduque, Madrid). Foto: Tim-Bowditch (Delfina Foundation)

Entrevista

Asunción Molinos Gordo, arte y sabiduría campesina

El trabajo de la artista e investigadora burgalesa Asunción Molinos Gordo cuestiona categorías como “innovación” a través de formas de dominación intelectual urbanas y rurales. Conversamos con ella sobre su obra más reciente y sus planes de futuro más inmediatos.

El principal foco en la obra de Asunción Molinos Gordo es el campesinado contemporáneo. Aborda su trabajo desde una perspectiva influida por los métodos de disciplinas como la antropología, la sociología o los estudios culturales. Ese interés por los saberes comunitarios, por el cooperativismo, por el mutualismo y por las comunidades campesinas viene de haber crecido en un pueblo de noventa habitantes en la provincia de Burgos: Guzmán. Y de su familia campesina: “Mis hermanos, mis padres y mis abuelos son labradores. Pertenezco a una cultura que funciona de esa manera, a través del mutualismo, del cooperativismo y de los saberes comunitarios. Soy miembro de estas comunidades, no soy una artista ajena que se acerca a estos temas; me atraviesan porque tienen que ver con mi práctica vital, con el lugar de donde vengo y por pertenecer a estos entornos”, explica.

Si tuviera que contarle a un niño su trabajo, “le diría que a través del arte –un medio muy antiguo de expresión humana– comparto ideas que encuentro en las comunidades campesinas del mundo. Los agricultores y agricultoras son personas que no solo producen comida, también son productores de ideas. Me interesa aprender las ideas que se manejan en estos entornos, que es de donde vengo, y utilizar el arte para compartirlas con más personas. Muchas veces una imagen, una escultura, una peli o un material artístico es más efectivo y más fácil de entender que algunos textos o abstracciones de pensamiento”, dice desde la Sierra de Guadarrama (Madrid), donde reside.

    “Quorum Sensing” (2023), dentro del programa “El Mediterráneo: Un mar redondo”, en ARCO. Foto: Pablo Gómez
    “Quorum Sensing” (2023), dentro del programa “El Mediterráneo: Un mar redondo”, en ARCO. Foto: Pablo Gómez
    Este año has participado en la feria madrileña ARCO dentro del programa “El Mediterráneo: Un mar redondo”, comisariado por Marina Fokidis.

    Presenté “Quorum Sensing” (2023), una pieza nueva. Gira en torno al comportamiento social de las bacterias de nuestros intestinos. Comienza con un estudio de las aguas fecales de la ciudad de Dubái que hice con Ruqaiyyah Siddiqui. Cogimos muestras de la planta de tratamiento de Al Aweer y las llevamos al laboratorio de la Universidad Americana de Sarja. Ahí estuvimos viendo cómo se comportan las bacterias. En las heces que llegan a esa depuradora hay muchísima diversidad. Cuando empecé la investigación, antes del COVID, Dubái era el aeropuerto más transitado del mundo y dejaba una colonia muy especial de microbiota intestinal al juntarse muchas microbiotas globales. El hábitat natural de esas bacterias son nuestros intestinos, salen fuera y en la planta de tratamiento tienen que comportarse para perpetuar su vida y negociar su existencia fuera de su lugar de origen. En el laboratorio vimos que el patrón de comportamiento más común era el mutualismo, proveerse de ayuda mutua. Es verdad que había muchos comportamientos más agresivos –parasitismo, engaño, canibalismo–, pero el más común era la cooperación. Me gustó mucho que esa forma de vida tan primitiva hubiera sacado hace mucho la conclusión de que el patrón de comportamiento para perpetuar la vida es ese, mientras nosotros, los humanos, autodenominados como el animal inteligente del planeta, aún no hemos llegado muchas veces a ello. Incluso hemos dejado de pensar que nuestra lucha realmente es por perpetuar la vida. Esta pieza se traduce en una instalación hecha con diversas esculturas de vidrio soplado que vienen a representar esas bacterias y la microbiota. Están colocadas en una especie de lentes infinitas donde se ve la interacción entre toda esa diversidad trabajando con ese mutualismo y armonía.

    “Los agricultores y agricultoras son personas que no solo producen comida, también son productores de ideas. Me interesa aprender las ideas que se manejan en estos entornos, que es de donde vengo, y utilizar el arte para compartirlas con más personas”

    En el TBA21 Thyssen-Bornemisza-Centro de Creación Contemporánea de Andalucía, en Córdoba, has expuesto tres obras del proyecto para el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) “¡Cuánto río allá arriba!” y el vídeo “Barruntaremos”. En ARCO también se presentó una publicación que incluye el trabajo de investigación previo. ¿Cómo nació ese proyecto y cómo fue esa investigación?

    “¡Cuánto río allá arriba!” (2021) empieza a partir de una invitación del IVAM para hacer un proyecto específico que tiene que ver con los sistemas de riego de la huerta valenciana desde sus orígenes hasta hoy y los retos que existen. Ahora está amenazada por la especulación inmobiliaria, entre otras cuestiones. Me interesan muchísimo sus sistemas de riego y su reparto equitativo de aguas. Me entrevisté con medievalistas que han estudiado las comunidades campesinas migrantes que se asentaron sobre la vega del Turia, las cuales entendieron que no podían perder recursos humanos ni físicos en pelear por el acceso al agua. Por eso crearon una ingeniería hidráulica altamente efectiva para repartirla de manera proporcional a todas las familias asentadas allí. A finales del 2020, cuando todos estábamos distraídos con el COVID, el agua entró a cotizar en bolsa y me chocó. En los siglos X y XI las comunidades campesinas migrantes ponían toda su tecnología al servicio de la equidad y la proporcionalidad en el acceso al agua, mientras nosotros ponemos nuestra alta tecnología –como la de los mercados financieros– al servicio opuesto: negar su acceso y privatizar, reglar, mediar, comercializar o capitalizar este recurso vital. A partir de ahí, encontré que la alfarería del agua hecha por las mismas comunidades compartía la misma cosmovisión de los sistemas de riego. Esa alfarería en la península y en los países mediterráneos comparte la obsesión por el acceso y la eficiencia en el reparto equitativo. Todas las cántaras, cantarillas, jarras etc., buscaban ser altamente eficientes al transportar, almacenar, consumir y repartir el agua equitativamente. De ahí la producción de los tótems cerámicos que aparecen en la exposición de Córdoba en el TBA21, compuestos por diferentes elementos de alfarería colocados verticalmente. El tótem es una idea recurrente en muchas culturas, en el arte contemporáneo se ha trabajado desde Brancusi hasta José Dávila. Hay una especie de práctica común en las comunidades de construir esa especie de antena que conecta cielo y tierra para resaltar la importancia de una idea. Cuando las comunidades humanas han querido hacer sus deseos realidad, o peticiones, han colocado elementos de manera vertical, normalmente animales. Si el tótem representaba la velocidad, elegían animales muy veloces. En mi caso, he querido subrayar la accesibilidad y proporcionalidad del agua. Coloco esas jarras, unas encima de otras, para pedir ese deseo.

    En el vídeo de “Barruntaremos” (2021) trabajo con el pastor Pedro Sanz. Me interesan las formas de producción de pensamiento tradicionales campesinas, pastoriles, vinculadas al mundo rural, en este caso, de predicción meteorológica. Las cabañuelas son una forma de predicción usada por las comunidades agrarias para organizar su calendario agrario –la mejor temporada para sembrar, podar, cosechar– basada en elementos del paisaje, en el comportamiento animal, de la humedad, de las nubes, del sol o de las estrellas. En el vídeo, Pedro nos guía por diferentes elementos del paisaje y va contando la información meteorológica que dan. Aunque es en movimiento, es una obra de arte paisajística. Es puro paisaje. Parte del hándicap, en la historia del arte, de que la belleza y la estética siempre ocultan otro tipo de información del paisaje. ¿Qué esconde un paisaje bonito? ¿Qué otras informaciones hay detrás de una marina o de un campo de pastoreo? Pues un montón: política, económica, de gestión de territorio, de habitabilidades, de gentes. En “Barruntaremos” me interesa revelar la información meteorológica tras los elementos paisajísticos: una nube, una montaña, un camino, un páramo, una dehesa.

    “¡Cuánto río allá arriba!” (2021), en Córdoba: proyecto específico relacionado con los sistemas de riego de la huerta valenciana.
    “¡Cuánto río allá arriba!” (2021), en Córdoba: proyecto específico relacionado con los sistemas de riego de la huerta valenciana.
    ¿Cómo fue el proceso de investigación y producción de tu pieza “Dumping”, que se puede ver hasta el 16 de abril en la exposición “Pan y circo” del Centro Cultural Condeduque en Madrid?

    Forma parte de un proyecto más amplio, “Hambre, un objeto hecho por el hombre” (2014), donde he estudiado los procesos que comercializan alimentos a través de los mercados financieros y de futuros para ver su relación con el hambre y la inseguridad alimentaria. Hay muchos, como la estrategia de Dumping, por la cual los países con superávit, principalmente de cereales, los introducen en otros países gratis o por debajo de los costes de producción. Entonces, los labradores locales del mismo cultivo no encuentran comprador, se ven obligados a vender muy mal o a no vender. La estrategia se mantiene durante dos o tres años y al no encontrar mercado para su producto, deciden no cultivarlo. Cuando ya no hay producción de ese cereal, se sube al precio normal, de tal manera que aniquilan a todos los competidores del mercado local y se hacen con él. Imagínate, estamos hablando de maíz o algún tipo de grano. Son estrategias ilegales y penalizadas, pero a través de formas de ayuda humanitaria se pueden camuflar. Normalmente viene en los llamados “envíos de desarrollo” de Estados Unidos o Rusia, en cantidades ingentes. Al principio regalan su producto, pero luego lo venden a precio de oro. La escultura de Condeduque es uno de los cargos que “trafican” con cereal, tal y como se descargan en los puertos. Son sacos de cereal enganchados con una cincha; a nivel escultórico me funcionaba.

    “Hay un foco especial en temas vinculados a la agricultura, a lo ecológico, al mundo rural, a los pueblos, pero ahora corren el peligro de frivolizarse, de convertirse en una especie de trending topic y de perder la perspectiva”

    Te interesan los procesos artesanos y la artesanía. ¿Cómo se vinculan con tu trabajo?

    Muchas veces tengo predilección por la artesanía y sus procesos, pero voy eligiendo el medio más afín para la investigación del proyecto. A veces es artesanía, a veces tecnología, objetos encontrados y cosas diversas. Elijo el medio en relación a la idea. Algunos son una pieza de audio, una película, una instalación, un conjunto cerámico, un tapiz, un ejercicio de caligrafía árabe, un restaurante o un museo de mentirijillas. Me interesan mucho los procesos artesanos sobre todo en proyectos donde me resulta importante que aparezca la mano humana. Si es un proyecto que tiene que ver con los mercados financieros, no uso necesariamente un producto artesanal, sino otros medios. Pero cuando hablo del reparto de aguas en comunidades campesinas, me parece más afín utilizar, por ejemplo, un elemento cerámico, como un medio más eficiente para comunicar esa idea.

    Vas a participar en la Bienal de Helsinki.

    Sí, les ha interesado “¡Cuánto río allá arriba!”. Estoy produciendo una serie de esculturas que evolucionan de las ideas que comentaba antes. Se expondrán en una de las islas que forman parte del archipiélago de Helsinki, donde había búnkeres militares. Es una zona estratégica que ha estado bajo diferentes gobiernos y muchas veces en disputa por el manejo de las aguas no de riego como el sistema de acequias en la huerta valenciana, sino de aguas marítimas, por los derechos de pesca y asuntos así. Ahora estoy con cinco esculturas nuevas.

    “Hunger machen” –“Haciendo hambre”–, en Alemania: investigación sobre la situación actual de los labradores de la zona.
    “Hunger machen” –“Haciendo hambre”–, en Alemania: investigación sobre la situación actual de los labradores de la zona.
    También estás preparando una exposición individual en el Centro de Arte Dos de Mayo (CA2M) de Móstoles (Madrid), para 2024, con la comisaria Andrea Pacheco. ¿Puedes avanzar unas líneas generales?

    Es una exposición de nueva producción. Toma como punto de partida el pasado islámico de la ciudad de Madrid. Vamos a trabajar temas de identidad y el pasado musulmán de la península. Por ahí va un poquito la cosa.

    Y hasta el pasado febrero has tenido la exposición “Hunger machen” –“Haciendo hambre”– en Alemania.

    Sí, evoluciona del trabajo de “Hambre, un objeto hecho por el hombre”, pero situado en el contexto alemán, en el pueblo de Neuenkirchen, en la zona de la Baja Sajonia. Es una exposición que realicé a través de un programa de residencias que tiene el gobierno local en el centro de arte Springhornhof, donde hice una residencia para investigar la situación actual de los labradores de la zona: cómo comercializan sus productos, cuáles son sus retos, su relación con Europa, las políticas comunitarias y la historia del paisaje. Hubo un proceso muy heavy de concentración parcelaria que trajo muchas contrapartidas y también desarrollo. Es una exposición muy completa en un espacio enorme de cuatrocientos metros cuadrados, con obras existentes y piezas realizadas específicamente relacionadas con esa investigación. Saldrá una publicación sobre la investigación y la exposición a finales de abril.

    Dentro del programa de exposiciones de la Fundación Díaz Caneja de Palencia hay un proyección continuada de tu vídeo “Barruntaremos”. Esa institución tiene como objetivo prioritario la investigación, creación, exposición y difusión del arte vinculado a la naturaleza. ¿Estas temáticas están infrarrepresentadas en el mundo del arte o van ganando interés?

    Estuvieron infrarrepresentadas, pero, a partir del 2000, un montón de artistas de bagajes distintos empezamos a trabajar estos temas compartiendo la preocupación por el entorno rural. Ya no es algo marginal, pero podría caer en una banalización. Hay incluso un foco especial en temas vinculados a la agricultura, a lo ecológico, al mundo rural, a los pueblos, que parten de lugares muy nobles y de gente que hemos trabajado muchísimos años estos temas, pero ahora corren el peligro de frivolizarse, de convertirse en una especie de trending topic y de perder la perspectiva. Están bastante representados en comparación con otras preocupaciones del mundo del arte, hay que cuidar ese “halo especial” que ha tomado en los últimos años para que no se desvirtúe y siga centrado en las políticas, que es lo importante. ∎

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