La canonización de Luigi Mangione, la correa de Sky Ferreira y todo es culpa de Peppa Pig

Os prometo que yo venía aquí a hablaros de que Timothée Chalamet ha vuelto a protagonizar un acto de arrogancia extrema al interpretar ni más ni menos que a Bob Dylan en el biopic “A Complete Unknown”, de James Mangold. Y venía a hablaros de ello por eso de que siempre mola echarse unas risas con / de Timmi. Y también por eso de que el viejo Bob no podría ser más Rockdelux friendly.

Porque, oye, la cosa estaba a huevo para un buen viral. Me daba igual por dónde lo manejara la gente en redes sociales, ya fuera por el bigotillo que se ha echado Chalamet (mucho más John Waters que Bob Dylan) o por el desbarre de haberse lanzado a versionar ni más ni menos que 26 canciones del artista… 

¿Quién es exactamente Luigi Mangione? Vamos a por la noticia… El pasado 4 de diciembre, Brian Thompson (consejero delegado de UnitedHealthcare, una de las mayores aseguradoras de salud de Estados Unidos) era asesinado en pleno centro de Manhattan. Lo más escalofriante del caso es que en el lugar del crimen se encontraron tres casquillos de bala grabados con las palabras “delay” (retrasar), “defend” (defender) y “depose” (destituir). Desde el minuto uno, estas tres palabras se entendieron como una clara referencia a los tres pasos de una insidiosa estrategia que las aseguradoras médicas usan para rechazar sistemáticamente las reclamaciones de sus usuarios.

Unos días después, el lunes 8 de diciembre, la policía arrestaba a Mangione en Pensilvania gracias a una foto de cámara de videovigilancia del hostal de Nueva York en el que pasó varios días antes de asesinar a Thompson y, sobre todo, al chivatazo de un trabajador de McDonald’s. En su mochila encontraron pruebas que lo inculpaban directamente, desde documentos falsos hasta un manifiesto y una nota con el siguiente mensaje: “Pido disculpas, pero había que hacerlo. Estos parásitos se lo merecen”.

Pero ahora toca preguntar: ¿por qué se ha convertido Luigi Mangione en la nueva obsesión de las redes sociales? Para empezar, desde el momento en que se hizo pública la primera imagen capturada con la cámara de videovigilancia, se empezaron a escuchar / leer voces haciendo hincapié en un hecho que salta a la vista: el chaval es guapetón. Algo que se hizo más evidente todavía cuando se hizo pública su identidad y la gente descubrió que es un usuario muy activo de Twitter y otras redes donde abundan fotos en las que farda de six-pack sin camiseta. Lo que, obviamente, ha provocado una lluvia de likes que ha bañado estas imágenes que son la definición de diccionario de thirst trap.

Cuanto más sabíamos de Mangione, más nos obsesionábamos. Al fin y al cabo, estamos hablando de un estudiante brillante y miembro de una familia próspera cuya personalidad empezó a cambiar y oscurecerse por culpa de unas dolencias de espalda que, presuntamente, lo habrían llevado a litigar con las aseguradoras de salud. La típica historia en la que no sabes si estás ante un héroe que canaliza un malestar social o un villano que recurre a métodos (mucho más que) reprobables para acabar con los que claramente también son villanos en esta historia.

Todo esto suena muy sesudo… pero ya sabemos que a las redes, a no ser que sea para lanzarse de cabeza a la conspiranoia, lo sesudo se la pela porque a lo que va es a la entrepierna y a la víscera. De todo ello hemos tenido en estos días repletos de memes y vídeos que imaginan qué debe estar pensando el tipo que disparó a Trump al ver cómo la sociedad adora a Mangione o lo que tiene que sentir en estos momentos el hermano de Luigi. También ha habido espacio para extraer una moraleja aplicable a tantas situaciones en esta vida: el chaval no debería haber ido a McDonald’s. 

Y, más allá de que seguro que Ryan Murphy ya está preparando la serie de Netflix con Dave Franco, el sentir general es que, en esta casa (tan Soprano), Luigi Mangione es un héroe. Fin de la historia.

¿Pero cómo va a ser esto el fin de la historia para una redes ávidas que ya se están cuadrando para ir a defender a su héroe? Luego, claro, también van a pedir visitas conyugales en la cárcel y, en última instancia, tocará distraer a los guardias mientras el preso escapa. Porque es que internet no solo se ha obsesionado con que el chaval está rematadamente bueno, sino que hay más motivos para la fascinación: tiene una impecable lista de lecturas en GoodReads, es fan de “Pokémon”, su actividad de Spotify certifica que 15 horas antes del asesinato estaba escuchando “Criminal” de Britney Spears y, según dicen los rumores, podría ser bisexual.

¿Ha surtido efecto todo el tinglado que se montó hace más de un año con el hashtag #FreeSkyFerreira del que ya lo expliqué todito en este otro Haciendo scroll? Resumen exprés por si no sabes de qué va la cosa: Sky Ferreira tendría que haber lanzado su disco “Masochism” en el año 2013, pero ha vivido tantas movidas chungas con su discográfica que lo único que hemos tenido en esta última década han sido algunos temas con cuentagotas… y mucha (¡muchísima!) expectación por parte de los fans, que decidieron montar una campaña para que el sello liberara a la artista de su contrato de una vez por todas.

Así que no tengo ni idea de si lo de #FreeSkyFerreira ha surtido efecto o no, pero lo cierto es que internet anda revuelta porque, hace unos días, Ferreira por fin publicó una nueva canción… aunque sea una nueva canción que viene con trampa. Al fin y al cabo, su nueva “Leash” no es un single que avance un nuevo y esperado álbum, sino que forma parte de la banda sonora de “Babygirl”, la película de Halina Reijn con Nicole Kidman que también se ha convertido en un hype bien bonito.

La cuestión es que, mientras que algunos nos hemos tomado la noticia con bastante escepticismo, los fans de Sky Ferreira han tomado las redes sociales para dejar claro que se han vuelto locos con este regreso, que la canción les ha hecho llorar tanto como ladrar y que, después de escucharla en repeat, siguen quedándose tan picuetos como en la primera reproducción. En fin, que no existe mejor representación gráfica de cómo los fans están viviendo el lanzamiento de “Leash” que este meme de “Family Guy”.

Puede que, semana a semana, me haya ganado a pulso que los lectores de esta sección piensen que una de mis grandes aficiones es darle cañita brava a la fachosfera y que, por lo tanto, eso me convierte en el típico defensor a ultranza de la izquierda. Y tal. Pero que nadie se lleve a engaño: si hay que darle cañita brava a la izquierda, pues se le da. Así ha ocurrido esta semana cuando, por ejemplo, Marta Serrano (secretaria general de Transporte Terrestre) se ha viralizado al declarar que las niñas no se interesan por sectores como la construcción o los transportes por culpa de un enemigo inesperado: ni más ni menos que Peppa Pig.

Lo curioso es que esta señora no solo es ingeniera de Caminos, Canales y Puertos por la Universidad de Castilla-La Mancha, sino que además es conocida por sus numerosas ponencias sobre temas relacionados con la movilidad sostenible, el transporte público y (¡ojo!) la igualdad de género. Así que uno podría pensar que, si alguien estaba preparada para hablar de por qué no hay mujeres que quieran trabajar en sectores como los mencionados, tenía que ser ella. Pero parece ser que no, porque no entra en cabeza de nadie que haya señalado como corazón del problema el hecho de que en “Peppa Pig” los operarios sean “señores musculosos”.

A lo que yo digo: Marta, cariño, si hubiera señores musculosos en “Peppa Pig”, la vería hasta yo. Pero cualquiera que se haya tragado medio capítulo de esta ficción sabe de sobras que, tal y como señala este tuit, aquí “el 90% de las profesiones las ejerce Rebecca Rabbit. Entre otros: Piloto de helicóptero, operaria de grúa, jefa de bomberos, conductora de autobús, maquinista de tren...”. ¿Necesitas pruebas? Aquí las tienes. ¿Necesitas que te lo expliquen bien clarito? Adriana Mourelos te lo explica.

Más allá del placer de ver titulares como este en los periódicos, hay que reconocer que las declaraciones de Serrano son tan absurdas como señala este meme y este otro. Así que nada, no queda más remedio que recurrir a la IA para situar a Peppa en el lado de la historia al que siempre ha pertenecido… Porque digámoslo de una vez por todas: la cerda tiene la culpa de todo en este mundo. DE TODO. Así que una simple regla de tres viene a probar que “la culpa de mi fealdad, la tiene Peppa Pig”. Sí, lo digo.