“Boté to las Nikes, firmé con adidas”. A finales del año pasado, Bad Bunny adelantaba en el tema “YO VISTO ASÍ” lo que hoy es una realidad: el acuerdo de colaboración del artista puertorriqueño con la marca alemana. El “conejo malo” pasa a engrosar la lista de artistas que aprovechan la rivalidad entre los dos gigantes del mundo de la moda deportiva, de la que también forman parte nombres como Kanye West (“Yeezy, Yeezy, Yeezy just jumped over Jumpman”, decía en “Facts”) o Drake (“checks over stripes” , le pudimos escuchar en “SICKO MODE”). Y lo hace como se suele hacer en estos casos: con su firma sobre una zapatilla, en este caso las adidas Forum Buckle Low.
Bunny no es el primer reguetonero en estampar su rúbrica en un acuerdo de este tipo. A mediados de los 2000, Daddy Yankee, por ejemplo, hizo lo propio con Reebok (en la submarca RBK junto a, entre otros, Jay-Z o Allen Iverson). Más recientemente, J Balvin también gozó del estatus de tener su propia zapatilla, en este caso con la marca rival. Si abrimos el foco, podemos incluir en este listado nombres como el de Paul Rodríguez, el skateboarder profesional, que puede presumir de contar con más de diez modelos de zapatillas con su nombre: un club extraexclusivo del que forman parte atletas como Kevin Durant, Michael Jordan, LeBron James o el tristemente fallecido Kobe Bryant. Incluso el propio Bad Bunny ya hizo sus pinitos con Crocs hace apenas unos meses.
La grandeza o trascendencia de este acuerdo viene dada, en parte, por el hecho de que las voces más características del autodenominado por la propia escena como “trap latino” están asaltando escenas que, tradicionalmente y con excepciones como la ya mencionada, estaban dedicadas a artistas mayoritariamente asentados en Estados Unidos. Así, que artistas nacidos en Colombia o Puerto Rico sean fichados por marcas deportivas con sede en Estados Unidos o Alemania representa a la perfección el cambio de paradigma y algo que hasta entonces habíamos visto en el ámbito deportivo, pero no tanto en la cultura pop.
Y es que la alianza entre adidas y el compositor la definen desde la casa como “histórica”, al tratarse de la primera vez que “adidas colabora con un artista latino a escala global”. Además del carácter social (en la información de lanzamiento se habla del compromiso “a distribuir zapatillas a las comunidades de bajos ingresos que lo necesiten a lo largo de la vida de la colaboración”), la unión responde desde el punto de vista de estrategia de marca al esfuerzo por colaborar con creadores musicales, en lo que ya es una fructífera relación. En esta línea podemos citar tanto al ya mencionado Kanye West como, especialmente, el trabajo de Pharrell, la línea de Beyoncé Ivy Park o colaboraciones como la firmada por Pusha T.
Hay otros elementos interesantes a estudiar fruto de esta colaboración. En primer lugar se trata del cambio en la figura del influencer. Y es que si analizamos la presencia y notoriedad de estos artistas, no es de extrañar que los músicos del género hayan arrebatado el foco mediático que hasta ahora correspondía a los atletas. Por ejemplo, si analizamos el número de seguidores en Instagram de Bad Bunny y los comparamos con, por poner un ejemplo, James Harden (jugador de la NBA también patrocinado por adidas) lo que vemos es que el puertorriqueño casi triplica en seguidores a este último (11,5 vs 32,9). En términos de interés, una búsqueda en la herramienta Google Trends vemos que, exceptuando momentos puntuales, la balanza se decanta del lado de Bad Bunny.
Y si el concepto de influencer ha evolucionado es también, en parte (aquí podríamos analizar qué fue antes: el huevo o la gallina), por el cambio en la audiencia. Por ejemplo, según el informe YouTube trends report, podemos afirmar que la generación peor conceptualizada a nivel tecnológico, los baby boomers, también utilizan internet para buscar información. Según ‘Morning Consult’, el número de miembros de la Generación-Z que son fans del deporte decrece. Lo que nos muestra esta pinza generacional es que internet abrió las puertas de la cercanía y esto nos ha permitido redefinir el concepto de “ídolos”, independientemente de la edad del público.
Es ahí donde los artistas del trap latino o derivados han demostrado una cercanía y capacidad de conectar con las audiencias, generando contenido transparente de forma regular y constante. Antes teníamos que encender la televisión el sábado y ver un partido para poder disfrutar de nuestro ídolo. Este rito ha sido sustituido por conectarse los viernes a Spotify para conocer las novedades semanales o refrescar Instagram diariamente para consumir las stories de los artistas que seguimos.
Evidentemente, esto tiene luces y sombras, dado que muchos artistas son conscientes de la capacidad de alcance que tienen los nuevos medios y optan por estrategias neutras para intentar no erosionar su base de seguidores con posicionamientos que puedan ser interpretados como radicales. Curiosamente, mientras que nombres como J Balvin y Maluma han sido criticados por su falta de compromiso ante los sucesos acontecidos en Colombia, a Bad Bunny el posicionarse políticamente en el pasado (como cuando se manifestó en contra de Ricardo Roselló, exgobernador de Puerto Rico) no le ha supuesto ningún problema a la hora de lograr un acuerdo con una de las multinacionales deportivas más grandes del planeta, sino todo lo contrario.
De hecho, el acuerdo entre el cantante de nombre Benito Antonio Martínez Ocasio y la firma fundada por la familia Dassler nace con vocación de perdurar en el tiempo. Como explican, nos encontramos ante una asociación “a largo plazo” en la que “se verá trabajar tanto a la marca de las tres bandas como al artista puertorriqueño en proyectos colaborativos y lanzamientos durante las próximas temporadas”.
El primer paso de esta iniciativa es una colaboración sobre la base de unas Forum Buckle Low en la que podemos ver el potencial creativo de Bad Bunny aplicado al diseño de unas zapatillas. Hasta el momento, se han lanzado dos versiones: The First Café, inspiradas en el mundo de esta bebida y comercializadas el 17 de marzo, y Easter Egg, una edición limitada (y ya agotada), en la que predominan los tonos rosa.
En ambos casos nos encontramos con elementos como un upper (la parte superior de la silueta) en cuero y superposición de diferentes capas de ante, en lo que representa la aplicación de materiales de primera calidad. El sistema de lazado se completa con una especie de hebilla en la que podemos encontrar la inscripción “Yo visto así” (guiño a la canción, pero también declaración de intenciones). Continuando con los toques personales, en la lengüeta nos encontramos con el ojo, que actúa ya casi como logo del artista y que pudimos ver en la portada de “X 100pre” (Rimas, 2018).
La colaboración también ha servido para promocionar la app CONFIRMED, con la que adidas quiere centralizar los lanzamientos importantes a partir de ahora (en lo que está comenzando a ser ya un estándar en la industria). Como significativa curiosidad, cabe mencionar que en Puerto Rico las zapas también se pudieron comprar a través de una plataforma digital de comida a domicilio.
La elección de este modelo viene a reforzar la apuesta de adidas por las Forum, tras la recuperación de esta zapatilla en formato retro y silueta de caña alta, que pudimos ver a comienzos de año. En este caso, la versión adaptada por Bad Bunny mantiene los códigos estéticos de la original, pero en una opción más universal, ya que al tratarse de una zapa baja es más ponible y polivalente. De hecho, entra a competir directamente con modelos como las Nike Dunk, que están monopolizando el mercado durante los primeros compases de este 2021. ∎