
Que no te engañen los primeros segundos. Esto no es “Wonderwall”, sino una demostración de cómo suenan un banjo y una guitarra acústica en el espacio. En este single, Grimes nos canta como si fuese la reina de un imperio que ve caer a sus hombres. Fuera de la fantasía, inspirada en seis amigos que murieron por abuso de drogas: “flowing to the sun, fucking heroin”. Volar tan alto para llegar al sol puede ser estimulante. Pero te quemas. Javiera Tapia

Clásico inmediato del género “bailar con lágrimas en los ojos”, este gran banger de “I’m Your Empress Of” podría ser a la vez la canción más de bajón y más uptempo grabada por Lorely Rodriguez. Bajo los frescos efectos de una ruptura, la artista busca refugio en sus instintos pop y la pista. Pero es su propia madre la que acaba curando sus heridas a través de un emocionante spoken word. Juan Manuel Freire

El disco de regreso del Boss, “Letter To You”, respira literatura adulta con vistas al crepúsculo, y en su base figura esta canción remota, una de las que en 1972 cantó a John Hammond en su despacho de Columbia Records, suspirando por el fichaje. Bruce metafórico y dylaniano, mirando a su generación desde la atalaya madura y fundiendo el evocador tacto de la armónica con el empuje de la E Street Band. Jordi Bianciotto

No hace falta saber coreano para entender por qué este es uno de los mejores sad bangers de 2020. BLACKPINK han transformado la incansable búsqueda del amor en una fiesta de neones pop entre amigas. Da igual qué blackpink seas, si tienes la actitud tajante de Lisa o la ternura agridulce de Rosé; incluso si solo quieres bailar como si hubiera vuelto la EDM circa 2010, compuesto junto a David Guetta y sus colaboradores habituales. Este es tu sitio. Eva Sebastián

Con ese aire de serena despedida que tienen sus canciones recientes, Bill Fay se reinicia en cada una. La intriga por la existencia le devuelve a la casilla de salida. No cabe mayor sencillez, ni tampoco mayor hondura. “No lo sé ahora, pero quizá algún día lo sepa, si el tiempo tiene un propósito”. Conmovedor una y otra vez con esa voz frágil y firme, recoge en menos de tres minutos emociones de alcance sideral. Ricardo Aldarondo

Ojalá todos los años acabaran como 2020 para el puertorriqueño Jhay Cortez: compartiendo pelotazo con Bad Bunny en “Dákiti” y con el punto y aparte que puede suponer “Kobe en L.A.”. Subiendo el nivel en composición, fiereza e interpretación, Cortez despliega aquí un corte poderosísimo a medio camino entre el trap y el synthwave que te agarra y no te suelta gracias a unas cuantas barras memorables que se resumen en una: “En PR a mí me quieren como a Kobe en L.A.”. Jhay exige su sitio en la mesa. Aleix Ibars

El cénit de su sorpresiva colección de suites electro sentimentales con dudas existenciales. La ironía como herramienta de autoconsciencia para investigar y avanzar en un pop ambicioso con coro griego a base de estratos melódicos a cada cual más apasionante. Drama y catarsis, con beat añejo y visión futurista. JARV IS..., individuo o corte para el verdadero iluminado, no se pierde nada. Todo es hallazgo. Ricardo Aldarondo

René Pérez Joglar se abre en canal en siete minutos y medio estremecedores donde se entrelazan la nostalgia por una niñez cuyo recuerdo confirma que la felicidad no está en tener, sino en vivir, con los golpes de realidad que le arrastraron a la depresión. Aquí hay dolor y valor para contarlo. También esperanza: la misma cantinela que le cantaba su madre, y abre“René” a modo de “Rosebud” personal, se la acaba cantando él al final a su hijo. Félix Suárez

The Dream Syndicate avanzaron la llegada de su “The Universe Inside” con un portazo a su zona de confort y retomando su vertiente más avanzada (usualmente en segundo plano) gracias a este monumental viaje psicodélico de veinte minutos con escalas en el kraut y el jazz eléctrico. Las bandas regresan para exprimir su legado, legítimo pero aburrido, o para demostrar que pueden seguir aportando. Es el caso. Eduardo Ranedo

Mary Halvorson escribió “Lemon Trees” con su admirado Robert Wyatt ya en mente. No tuvo que forzar demasiado su universo para calzar su voz. Mucha de la originalidad del grupo Code Girl y lo que distingue a la guitarrista neoyorkina de otras formaciones de jazz contemporáneo ya tiene un pie en ese free jazz británico (Centipede, por citar a un combo con Wyatt) que equidista del prog rock y el folk. Tampoco andan lejísimos de la multiforme escuela de Canterbury, de la que Wyatt es figura central y periférica a la vez. Cualquier cosa con la que roce su particular falsete queda indefectiblemente perfumada. “Lemon Trees”, además, no desentonaría en cualquiera de los discos clave del ex Soft Machine. Un bálsamo. Abel González

Imagina volver a la oscuridad del club. Cauteloso, movido entre estímulos robóticos y cuerdas celestiales. La noche solo sube. Una voz cálida te mece por la sala. Y, al cruzar la mirada con ESA persona, te das cuenta de por qué todo lo demás no ha funcionado. Más o menos esa plenitud es “Before”, o cómo James Blake, de la mano de Jameela Jamil y junto a Dominic Maker, abre de nuevo las pistas y su corazón. Eva Sebastián

Daniel Lopatin abrocha su reloj de pulsera en el volante creyéndose Ryan Gosling en “Drive” (Nicolas Winding Red, 2011). Bueno, en realidad se cree Chromatics, Kavinsky o Cliff Martinez en la banda sonora de la misma película. La pieza que sujeta todo el chasis del EP “Drive Time Suite” es una maniobra angulosa y elegante con Caroline Polacheck cantando en el asiento de al lado. Un trayecto hacia el final del horizonte inyectado por trucos sonoros (cuerdas sintéticas que recuerdan a The Associates) de cuando el synthpop se llamaba tecnopop. Joan Pons

Travis Scott, Young Thug y M.I.A. rinden aquí homenaje al grupo de hip hop Dem Franchize Boyz con un sonido plenamente trap, de beats hipnóticos, llevándonos con él a Atlanta, la ciudad de Dem Franchize Boyz y verdadera cuna del trap. Scott, en boca de todos este pasado verano por su colaboración con McDonalds, nos regaló un teaser de “Franchise” precisamente en el anuncio promocional de la campaña como si se tratara del juguetito del “happy meal” para los fans. Ofèlia Carbonell

Este remake político del “Smoke’em Out” de las propias hermanas Casady finalmente es de celebrar. Su estimada ANOHNI vuelve a participar en esta suma de energías para concienciar contra Donald Trump: en sus feat. están la reina del bounce, la “freaky prince$$” y un rapero queer que le prenden fuego a la Casa Blanca. Con el magnate neocom fuera del gobierno del imperio y la pansexualidad activista desbordando esta canción, el futuro podría llegar a ser feminista. Miguel Tébar A.

Pionera del cuarentenacore, “enemy” es parte del álbum que Charli XCX produjo a mediados de abril mezclando el hyperpop impoluto de PC Music con grabaciones caseras. Mientras la polarización emocional del aislamiento no dejaba títere con cabeza, cabello sin teñir u horno sin hacer pan, los efectos en Charli se traducían en canciones más crudas e introspectivas en todos sus aspectos. Hija de su momento, en “enemy” el tiempo de reflexión la lleva a cuestionarse el terror a bajar la guardia: “ay, the mortifying ordeal of being known”. Ainhoa Marzol

Mientras Dua Lipa comandaba un nuevo revival disco en el pop occidental, el septeto coreano BTS se apuntaba a la fiesta desde el otro lado del mundo. Puede que “Dynamite” sea la canción más importante de la historia del K-pop (fue el primer número 1 de la banda en EE. UU.), pero por encima de todo es la celebración más exuberante y optimista de un año para olvidar. Hay sitio para todo: esa pulsión funk heredada directamente de “Uptown Funk”, Auto-Tune y trompetas, un inesperado guiño a Bob Dylan y un estribillo que tardaremos mucho, mucho tiempo en olvidar. Aleix Ibars

Más pop pero aún espasmódica, Arca tira aquí del hilo latino actual en su expresión más primaria, la de El General en los albores del hoy reguetón. Una contagiosa línea melódica se quiebra interpelada por su electrónica de ruidos y fragmentos, inestable e incómoda. Como reitera en su identidad y en el título de otro tema, se expande “no binaria”, angustiosa y emotiva, invitando a expresarse sin vergüenza. Susana Funes

Había expectación por el debut en solitario de Aluna, máxime teniendo en cuenta el largo silencio entre su participación en el proyecto AlunaGeorge, y su llegada no decepcionó. En “Get Paid” se aleja de la electrónica que le dio a conocer y se sumerge en ritmos caribeños incluyendo un sample del “Heads High” de Mr. Vegas y la participación de Princess Nokia y Jada King: un hit perfecto para el verano que no pudo ser. Carolina Velasco

Sean Bowie, o sea Yves Tumor, es también camaleónico, teatral, un personaje llamado a marcar época. Carismático y con rasgos de genialidad que van más allá del impacto musical, su último enredo de ritmos negroides arranca con este huracán enrockecido y sincopado de trompetas procaces que parecen anunciar que ha llegado la nueva tentación para dirigirte a su sarao de sonidos pecaminosos. Como han hecho siempre los mejores. Javier Corral “Jerry”

Nadie sabe quiénes están tras SAULT, sólo sabemos que se trata de un colectivo británico que apoya de forma expresa la lucha antirracista. Su último trabajo, publicado el 19 de junio (fecha que conmemora el fin de la esclavitud en EE. UU.), tenía un himno indiscutible:“Wildfires” acusa a la policía por la violencia contra la comunidad afroamericana y a los supremacistas que apoyan esa violencia con sus mentiras. La revolución se puede bailar. Carolina Velasco

Experimental y tradicional, de allí y de todas partes (obvio también de Canadá, donde reside), Lido Pimienta ha logrado con “Miss Colombia” y especialmente con “Nada” una victoria largamente esperada: que una mujer indígena y queer deje de ser catalogada solo como un objeto a ser exhibido en un museo antropológico. En este canción dedicada a los traumas históricos sufridos por mujeres, y a todas las contradicciones derivadas de la maternidad, Pimienta deja un hermoso legado a su hija y a todas las hijas en forma de coro femenino. El dolor lo tenemos presente. Marta Pallarès

Cómo cambiar absolutamente la vibra de una canción sobre un corazón roto. Bajo la producción de Sean O’Hagan (Stereolab, The High Llamas), Callahan y Will Oldham convierten ese minimalismo algo industrial del single original de Billie Eilish en un hit luminoso, con guitarras brillantes que a ratos aparecen en forma de bossa nova y sintetizadores que alivianan la pena. Los acompaña Livvy O’Hagan, hija del productor, en los coros. Desenamorarse puede ser mejor así. Javiera Tapia

2020 ha dado pena, entre muchos motivos, por ser un año sin singles de Robyn. Algo solucionado por la gran Georgia Barnes y su “24 Hours”, un hit con la trama electro y el perfecto equilibrio drama-hedonismo de los mejores himnos de la Carlsson. Cuando Barnes entona el mantra “it’s the rhythm, the rhythm, the rhythm” cerca del final, la sensación de liberación y eternidad es bastante indescriptible. Juan Manuel Freire

Habrá quien diga que estar amadrinadas por Beyoncé les da ventaja en la carrera del R&B de hoy, pero el poder que emana “Do It” echa abajo cualquier teoría enchufista. El mayor éxito de las hermanas Bailey pone en conversación un pasado que apenas vivieron con un presente que es suyo: esta oda a las noches entre amigas con sus dos voces enredándose como una trenza podría haber competido con los mayores hits de Kelly Rowland o Usher de principios de este siglo, pero su relato es el de un fenómeno puramente contemporáneo que ha tenido su epicentro en TikTok. Víctor Trapero

Trump ha cabreado mucho a Mould, currante de la música que, sin embargo, no deja de chutarnos energía a falta de motivación. “Siberian Butterfly”, segundo single de su “Blue Hearts”, ocupa estratégicamente el ecuador de un disco protestón, power pop sui géneris donde las baterías felices de Jon Wurster, el bajo de Jason Narducy y la rebeldía de nuestro hombre se desata, imparable. Yes, we Bob. Isabel Guerrero

El tema house del año, nacido del estudio de Fred Again..: no necesitas más de 9 segundos para saberlo, cuando a las voces y a la caja de ritmos se le suma el grumo y la voz de Jayda G, susurrando y rompiendo un “I can” cada vez. Eufórica y romántica, como el éxtasis en buena compañía, se mantiene en estos términos minuto y medio más, hasta que se enfrentan “I can love enough for the both of us” y “I can’t love enough for the both of us”. Con una producción similar al “Get It Together” de Drake, pero también cercana al primer soulful Chicago house y a la época dorada del deep londinense, “Both Of Us” coloca a su autora muy arriba Beatriz G. Aranda

Catártica, alegórica y visceral, en “Heavy Balloon” las palabras se abren camino entre ritmos volubles, como queriendo sacarse de encima el pesado lastre de la depresión. El empuje percusivo explorado en “The Idler Wheel...” (2012) se expande aguijoneado aquí por guitarra y bajo funk, más crudo, aunque melódico y rico en armonías vocales de texturas gruesas y brío jazzero. No importa el peso del pasado o la angustia de hoy, Apple llama a brotar. Susana Funes

“Hola, soy Johnny Cash. Bien, las palomas se comieron el arroz de la boda y explotaron en algún lugar de San Antonio”. Que un cantautor abra un disco con esa frase y se salga de nuevo con la suya puede significar que algo bello e intangible trasciende ese seco sentido del humor y la hiriente trivialidad de la existencia. También puede reflejar una visión poética cercana a la de Leonard Cohen, con quien se despide cordialmente el lejano mariachi de “Pigeons”, la mejor tonada de “Gold Record”. José Manuel Caturla

¿Cómo diablos lo hace Beyoncé? ¿Cómo es que a ella, en un año tan difícil y a menudo deprimente, se le ocurrió una canción que encarna tan perfectamente todo lo bueno de 2020, especialmente el importante trabajo del movimiento Black Lives Matter? ¿Cómo hizo para que 40 segundos de pop pegadizo, emocional e inteligente sonaran tan sencillos y profundos a la vez? 2020 no merecía una combinación tan perfecta como Beyoncé y “Black Parade”. Ben Cardew

En su último LP, el quinteto de Manhattan da con el ajuste preciso para emanciparse de ese pasado glorioso que parecía boicotear su progresión artística durante la última década. Además lo logra sin perder su esencia. La expresión más clara la ofrecen con el tema que abre el lote: una recepción inexcusable, un estribillo suelta ligueros, una progresión ascendente marca de la casa, un regusto melancólico compensado con esa pegada eufórica controlada que dominan. Si la madurez era esto, hasta podríamos aceptarla. Marc Muñoz

Por un breve y hermoso momento, pareció que la música disco por sí sola vencería al COVID y acabaría con el confinamiento. No fue así, pero Romy, Romy Madley Croft, guitarrista y vocalista de The xx, hizo todo lo posible con “Lifetime”, una obra de pop clásico melancólico, revestida con el espíritu hedonista de la música con lentejuelas y el sentimiento agridulce de soledad y júbilo después de perder a todos tus amigos en una rave en algún lugar fuera de Braintree. Bailamos en nuestras cocinas… y nos sentimos un poco mejor. Ben Cardew

Sin duda, el single más adictivo del cuarto álbum de la reciclada cantante británica: ambos, tema y disco, igualmente pegadizos. Puede haber consenso en que la versión del single digital es notablemente inferior a la del trabajo matriz, que es la que suena en el videoclip del bailarín pizpireto, pero si Prince levantara la cabeza, se sentiría orgulloso de este brillante retorno a un encantador disco-house con rizos Hi-NRG tan vintage como espectacularmente producido. Más que efectivo, irresistible. José Manuel Caturla

Otra canción de desamor resignado con un diálogo relevante para nuestro presente. “¿Cómo llevas la pena?”, pregunta Biolay a su ex, con voz de haber fumado más Gitanes que Gainsbourg. “La mía viene y se va”. Grandilocuencia disco: bombo four-on-the-floor y guitarra estilo Nile Rodgers que marcan el ritmo, sintetizadores y violines que suenan a dinero y un riff de piano como el de “How Deep Is Your Love?” de The Rapture. “No hay que entrenar para tocar fondo, habrá que aprender a vivir así” (emoji de corazón roto). Marta Salicrú

Cimentada en una muestra de Gang Starr con Nice & Smooth (Premier se encarga del scratch, Greg Nice revalida featuring) y aderezada con homenajes a la escuela rap neoyorquina, “Ooh La La” nace clásica. Integra los elementos cruciales del género con máximo respeto, pero sin nostalgia. Y amplía la perspectiva del mismo con vocación cien por cien popular, pero sin renunciar a su lírica pugilística. César Luquero

Si uno ve el vídeo de “Stay Alive” sin sonido, con las pandillas de chavales rodeando la cámara entre bloques de pisos de protección oficial, se imagina un tema trap con sampleos de disparos. Pero Mustafa hace lo que él llama “inner city folk music”, algo así como folk de casco urbano. La hood experience, contada desde una perspectiva casi inédita: este canadiense de orígenes sudaneses le canta a la supervivencia en el barrio exponiéndose a pecho descubierto. Víctor Trapero

Arranca con cuatro golpes de caja que introducen el ritmo de batería. Tras un par de compases llega el riff de guitarra, se suman instrumentos y llegamos a la letra. Cantada en primera persona, es extrapolable a cualquiera que se sienta menospreciado. El mejor resumen está en el estribillo: “Why you don’t understand me?”. Podría ser una canción feminista, pero es un grito de rabia más allá de géneros. JuanP Holguera

En el video de “Kyoto”, Phoebe Bridgers aparece superpuesta sobre diversos paisajes de Japón. El efecto, precario, casa con el espíritu alienado de la canción, en la que la autora se describe perdida en la traducción de una gira por países lejanos que no está disfrutando como se supone que debería. El desajuste turístico va limando capas para revelar un amor que ya no la llena; carga lírica para una balada que la cantante prefirió transformar en una pieza dinámica y con un estribillo a lomos de los vientos: un exultante alegato a favor de los cambios de idea. Gerard Casau

Ozuna, “el negrito ojos claros”, lleva cuatro años consecutivos poniendo el pop a punto de caramelo con una colección de álbumes arrebatadores del que “ENOC” es la guinda. Su ultramelódico primer adelanto terminó siendo la manzana de la tentación del verano, adulterada con extra de azúcar por el goloso videoclip dirigido por Nuno Gomes. Indispensable escuchar también el remix con Karol G y la aportación de Myke Towers, que ya se ha convertido en legendaria según los comentarios en las redes sociales. Aïda Camprubí

En lo más húmedo del verano pandémico, llegaron ellas. Las que consiguieron aupar por primera vez al Billboard a un doble pussy power rapero, resignificando a golpe de sample el “There’s Some Whores In This House” de Frank Ski. Megan Thee Stallion coronaba su año rapeando con Cardi B, mandando a los tíos a fregar (“bring a bucket and a mop for this wet-ass pussy”) y dejando bien claro que aquí “they don’t cook, they don’t clean”. Comen y se dejan comer, eso sí, y les sobran rimas para mandar recados al estado policial y al abuso de poder en la industria musical. Las nietas de las brujas que no pudisteis quemar ahora vienen cabalgando a por vosotros. Y cómo cabalgan. Marta Pallarès

Deudor de los 80 pero alejado de vacuos revivalismos, el synthpop de Héloïse Letissier alcanza una de sus cumbres con esta elegantísima balada. Un tema primoroso, satinado por un crescendo contenido de gráciles cuerdas y jalonado de pausas dispuestas con maestría, en el que la nantesa, alternando el inglés con su lengua materna, enseña su rostro más vulnerable: los pesares de la adolescencia, el aislamiento y la pérdida afloran en la letra. Emocionante. Javier de Diego Romero

No sé en qué lío me acabaré metiendo por decir que “Idontknow” encajaría en “Kid A” de Radiohead… de hace 20 años. Tampoco parece un delirio si le damos una segunda escucha a la remezcla que Jamie xx hizo de “Bloom” en 2011, aunque los conflictos formalistas son razonables: Yorke cree en la trascendencia con capas y armonías complejas y Jamie prefiere salir por el sur de Londres después de escuchar “Raver” de Burial, pero definitivamente aquí hay una correspondencia. Desde finales de 2019 se rumoreaba que había nuevo tema de Jamie xx en los clubes, su primero en cinco años. La confusión venía con alguna de Actress y ciertos hallazgos de Mura Masa, pero la verdadera pista estaba en los sets de Ben UFO, Four Tet y Bicep. En abril se desveló el misterio: más de cinco excéntricos minutos de hard club con cambios de tempo, sonidos rotos y un juego de voces distorsionadas soltando versos esquizos sobre el conformismo, la felicidad y sus pulsiones. Ejercicio de destreza apabullante que provoca rabia y excitación trance a partes iguales. Beatriz G. Aranda

Las cosas que Taylor Swift había planeado para su verano eran seguramente muy diferentes a las que las mortales teníamos en mente, pero lo que sí compartimos, como contó al publicar “folklore”, es que tuvo que replantearse su capacidad para afrontar lo inesperado. Tan inesperado como que de estos lodos saliera una de las canciones más conmovedoras de 2020, escrita en notas de voz cruzadas con Aaron Dessner (The National) y con la superestrella indie Justin Vernon aka Bon Iver.
La historia tras “exile” es tan vieja como el tiempo. Una historia de lo que podría haber sido y no fue, y de todos sus reproches: los que él suelta tras haber sido abandonado y los de ella por sentirse abandonada aun estando juntos (“you never gave a warning sign / I gave so many signs”). La desnudez emocional se realza con los sutilísimos arreglos de piano y cuerda que protagonizan todo el disco, confirmación definitiva de Swift en lo más alto de las contadoras de historias de la música popular contemporánea. Marta Pallarès

Tercer single de “After Hours” y primero de los dos finales del descarrilamiento del night crawler errante en el que Anton Tammi convierte a Abel Tesfaye en cuatro entregas. Una noche torcida, un desmoronamiento progresivo (“Blinding Lights”) que culmina con un baño de sangre, mientras Tesfaye, que antes cantaba a su corazón inquebrantable (“Heartless”), es ahora vencido por el arrepentimiento. Las historias de The Weeknd acuden a su agitado pasado, aunque la actual música negra ha dejado, en parte, de lado su crudeza. “In Your Eyes” es otra canción de marcado sonido ochentero –tan ochentera que incluso tiene su remix con Kenny G–, sin el gancho de “Blinding Lights” (single de 2019), más melancólica, con gran peso de los sintetizadores y un estribillo pegadizo para ese tramo final del disco en el que el pop se impone al R&B. Otra muestra de esta ya no tan nueva corriente. Es pop para todos, donde lo alternativo y las masas concuerdan con unanimidad. Cesc Guimerà

“On” es una canción que condensa todas las caras que Kelly Lee Owens muestra en su segundo disco, “Inner Song”. Eso significa que espiritualidad y catarsis se dan la mano en un corte que funciona casi a modo de monólogo interior de la artista galesa, donde trata de convencerse a sí misma de que es el momento de pasar página después de un duelo. Lo hace cantando plácidamente entre nubes dream pop en la primera parte del tema, que está dividido casi milimétricamente entre ese fragmento de aceptación (“This is how it must go / And now I am moving on“, repite como un mantra) y una segunda mitad en la que la canción muta y certifica la liberación del trauma a ritmo de un techno melódico pero insobornable inspirado por la muerte (y la obra) de Keith Flint de The Prodigy. “Ethereal banger”, lo han llamado. No se me ocurre una definición mejor. Aleix Ibars

No es la primera vez que Bad Bunny flirtea con la fluidez de género. Está claro que a Benito siempre le ha gustado arriesgar, provocar y jugar con los límites. Pero esta vez, directamente, ha decidido derribar los muros del patriarcado (y del heteropatriarcado) con un tema llamado a acabar definitivamente con ese mito supremacista del sexismo del reguetón. Vamos, como si los demás géneros musicales estuvieran libres de toda culpa. Pose o no, el discurso de Bad Bunny pone en cuestión cualquier tópico sobre el tema. El puertorriqueño firma con “Yo perreo sola” un valiente manifiesto feminista (¡no es no!), apoyado en un bajo ratonero y reventón y dominado por un ritmo minimalista y atávico, puro sexo, pura catarsis, puro 2020. Si esto no es poesía, o anti-poesía, que venga Nicanor Parra y lo diga. Luis Lles

¿Hasta qué punto se ha gamificado la vida? ¿Estamos cerca del episodio de “Black Mirror” en el que se puntuaba cada interacción interpersonal? La reiteración en una canción es proporcional al énfasis que se quiere poner en el mensaje, y queda claro que a este juego Sufjan no quiere jugar: el verso “I don’t wanna play” se repite unas cuarenta veces, alto y claro sobre un dron eclesiástico y la base rítmica, entre las melodías de los sintetizadores. Segundo single de avance de “The Ascension” después de “America”, otra canción con un discurso político transparente, lejos de la introspección del anterior álbum “Carrie & Lowell” (2015), Sufjan no quiere ser un predicador ni un ídolo, pero se resigna ante el sistema: si en el videoclip usa el registro de TikTok (con la autora de una coreo que se hizo viral en esta red), tú sigue el procedimiento. Dale tranquilamente al like. Marta Salicrú

Los temas de Dan Snaith están tocados por una luz especial. Como productor, Snaith es original, versátil, resolutivo y efervescente, pero su habilidad para construir ganchos pop es incluso mayor. La nostalgia y la psicodelia son materiales imprescindibles en su sonido y, aunque “Never Come Back” remite directamente a las pistas de baile entre finales de los 80 y principios de los 90, cada nota parece atravesada por un brillo eterno, por una euforia inagotable.
Apenas bastan una línea de teclado house y el sample de una voz espídica para que las endorfinas estallen en el hipotálamo: la magia de “Never Come Back” se deja sentir ya en esos pocos segundos, sobre los que se erige un crescendo de ritmos extravagantes como un caleidoscopio de formas luminiscentes. Juan Monge

Gracias a que Megan Thee Stallion ganó la querella con la discográfica 1501 Certified Entertainment, pudimos escuchar uno de los hits de la temporada. “Savage”, el tercer sencillo de su EP “Suga”, ya va por su tercera vida tras el remix de Major Lazer y este con Beyoncé como invitada, que la catapultó al primer puesto de la lista Billboard. Todos los beneficios, además, fueron a parar a la asociación Bread Of Life de Houston, la ciudad de origen de ambas.
Megan ha sido viral desde aquel cypher de 2016 rapeando sobre una base de Drake, reina del verano 2019 con su #hotgirlsummer y en 2020 ha reventado TikTok. Detrás de esta Mona Lisa (¡que ojalá fuera un guiño a La Zowi!) tan “classy” como “bougie” y “nasty” hay una actitud fiera tanto en sus ganchos increíbles como en la reivindicación del black women matters. Aïda Camprubí

Después de un bienio excesivamente dominado por las músicas urbanas, la radiofórmula por fin puede presumir de tener un himno desinhibidamente pop, tan efectivo para destrozarte en la elíptica como para darlo todo en la pista de baile (o de patinaje). En su segundo álbum, “Future Nostalgia”, Dua Lipa certificaba su reconversión a diva disco, pero su mejor artefacto, “Physical”, rebobina adelante hasta los ochenta, los tiempos de “Flashdance” y los vídeos de fitness de Olivia Newton-John para entregar una canción entre el dark wave de Halloween y la new wave de tabique de platino. La londinense cuenta un romance en fase luna de miel con hiperactiva excitación y urgencia militar: “All night, I'll riot with you” es una de tantísimas frases proclama contenidas aquí que ya forman parte del acervo pop de nuestros tiempos. Álvaro García Montoliu

Para muchos, Bob Dylan, entre tanto ruido de fondo y falsa poesía que nos rodea, sí es una nación. Sigue y seguirá siéndolo. Y es, además, una religión, con el flamante “Murder Most Foul” ejerciendo ahora como el más largo sacramento conocido que ha publicado (se queda a seis segundos de los diecisiete minutos de duración). He aquí una máquina del tiempo regresando a su futuro, la primera canción original que ha dado a conocer en ocho años y también su primer número 1 en el ‘Billboard’ en toda su carrera, que se inició discográficamente en 1962.
Poca gente de más de 58 años leerá estas líneas. Sin embargo, él, con 79, sigue ahí, lanzándonos esta bofetada necesaria, inesperada, extraordinariamente contundente, repleta de referencias musicales añejas, donde su temperamento no se muestra airado, como sí ocurría en “Hurricane” (1975), la canción que podría considerarse su hermana gemela mayor, sino que lo expone todo con un aire brumoso, el de un bardo crepuscular hablando con su almohada.
Es un espejo que refleja estos tiempos para mostrárnoslos muy parecidos a los de su admirado T. S. Eliot en el poema “La tierra baldía” de 1922 (ese que empezaba diciendo “abril es el mes más cruel, hace brotar lilas en tierra muerta, mezcla memoria y deseo”) y que emparenta el paisaje de la época del asesinato de John F. Kennedy, con el cual inicia la canción, con nuestro abrupto e incierto presente. Magistral. Miguel Martínez
1986 R.E.M. Fall On Me / 1987 Suzanne Vega Luka / 1988 Prince Alphabet Street / 1989 Public Enemy Fight The Power / 1990 Deee-Lite Groove Is In The Heart / 1991 R.E.M. Losing My Religion / 1992 Khaled Didi / 1993 US3 Cantaloop (Flip Fantasia) / 1994 Youssou N’Dour & Neneh Cherry 7 Seconds / 1995 Goldie Timeless / 1996 R.E.M. E-Bow The Letter / 1997 Primal Scream Kowalski / 1998 Pascal Comelade & PJ Harvey Love Too Soon / 1999 Armand Van Helden U Don’t Know Me / 2000 Madonna Music / 2001 Missy Misdemeanor Elliott Get Ur Freak On / 2002 Missy Elliott Work It / 2003 Beyoncé (feat. Jay-Z) Crazy In Love / 2004 Franz Ferdinand Take Me Out / 2005 Rufus Wainwright The One You Love / 2006 Gnarls Barkley Crazy / 2007 Rihanna (feat. Jay-Z) Umbrella / 2008 Coldplay Viva la vida / 2009 Animal Collective My Girls / 2010 Caribou Odessa / 2011 M83 Midnight City / 2012 Frank Ocean Pyramids / 2013 Daft Punk Get Lucky / 2014 Sia Chandelier / 2015 Kendrick Lamar King Kunta / 2016 Rihanna (feat. Drake) Work / 2017 Lorde Green Light / 2018 Childish Gambino This Is America / 2019 Billie Eilish bad guy ∎