Laberintos de horror. Foto: Elizabeth De La Piedra
Laberintos de horror. Foto: Elizabeth De La Piedra

Entrevista

Bartees Strange: no busques el horror bajo la cama, hazlo en el espejo

Tres años después de su electrizante “Farm To Table”, Bartees Strange ha vuelto a revolucionar el gallinero con un disco íntimo y original. “Horror” es un álbum plagado de historias con las que identificarse y ritmos con los que sorprenderse, en lo que supone un escalón más en la carrera de un músico que ha sabido desenterrar una voz propia en un infierno de fotocopias musicales.

Siempre he creído que no hay nada más acojonante que uno mismo. Los monstruos no se hospedan bajo las camas. Acechan tras nuestros actos. Impulsos deleznables. Paranoias erosionantes. Sombras en los márgenes de los ojos y ecos agudos, como voces sin origen, asaltándonos en una habitación vacía. Esos son los horrores que pueden devolvernos a todos, sin excepción, a los pañales de la infancia. La universal retórica –escurridiza y astuta– del miedo.

Bartees Strange ha querido carearse con ese terror. Lo ha invocado y desnudado y provocado con un disco que tiene de autopsia en vida lo mismo que de renacimiento. Su título es “Horror” (4AD-Popstock!, 2025) y aterriza tres años después de “Farm To Table” (4AD, 2022), con el que hizo las delicias de público y crítica al definir un sonido a caballo entre el rock, el hip hop, el indie y todo ese pastiche como el coño de la Bernarda al que definimos con el adjetivo “alternativo”. “Horror” es, dicho sin tapujos, un disco fresco como el Listerine, con un potencial de adicción muy elevado.

Para hablar de él, Bartees Strange tiene a bien dejarse interrogar por videollamada. Con un estilo mucho más normativo del que luce en sus portadas, nos topamos con un joven afroamericano grandullón de lo más generoso en respuestas, vaciado de vehemencias o presunciones, y con sentido del humor. Desde luego, si son horrores lo que protagonizan sus canciones, él está lejos de provocar sensaciones ni de lejos parecidas en quien lo escucha. Ni “horror” ni “strange”, la verdad, pero sí mucho Bartees.

Un Bartees que se ríe cuando hablamos de música española, de la que reconoce saber poco, y cuando le cuento que en sus actuaciones en España (estuvo en el Mad Cool 2022, teloneó a The National en Madrid en 2023) lo más seguro es que quien tararease sus temas ni los entendiese del todo.

Fresco y salvaje. Foto: Elizabeth De La Piedra
Fresco y salvaje. Foto: Elizabeth De La Piedra

… Aun así, el público español es muy comprometido, más allá de saber bien inglés.

Me lo creo. Incluso sin conocer el idioma, se puede sentir el espíritu de la música. Para mí las palabras son lo menos importante, lo que realmente me atrae es la música: los arreglos, la producción. Es por eso por lo que tiene sentido que personas de países que no hablan inglés disfruten de la música en inglés, ya que se conectan con la producción y el arreglo. Me encanta la música de diferentes partes del mundo, aunque no entienda las palabras. Lo que importa es la música.

¿Cuándo empieza la pasión musical?

Desde pequeño, siempre me gustó la música, pero no pensé que sería músico profesional. Mi madre, cantante de ópera, me hizo pensar que solo los muy talentosos podían hacer carrera en la música. Con el tiempo conocí a gente en bandas y me di cuenta de que no había tanta presión como en la música clásica, así que me enfoqué en la guitarra. Toqué en bandas de rock, punk, country, jazz, entre otras, durante unos quince años. Luego comencé a escribir mis propias canciones y, durante el primer año de la pandemia, saqué un disco llamado “Live Forever” (Memory Music, 2020), lo que me permitió dedicarme a la música a tiempo completo.

Tengo entendido que no te acabas de caer del guindo en cuanto a haberte currado el pan, ¿cierto?

Dejé la universidad en 2012 y me mudé a Washington D.C., donde trabajé como redactor de discursos y lobista, principalmente en comunicaciones. Luego me mudé a Nueva York y trabajé en una ONG sobre cambio climático. Tuve trabajos durante unos diez años, pero siempre salía directo al ensayo de la banda o al estudio a aprender. Esos fueron mis años de formación musical.

“Mi madre, cantante de ópera, me hizo pensar que solo los muy talentosos podían hacer carrera en la música. Con el tiempo conocí a gente en bandas y me di cuenta de que no había tanta presión como en la música clásica, así que me enfoqué en la guitarra”

Hay un valor estético muy fuerte en tu música. Casi una identidad plural, diría, plagada de disfraces y personajes. Incluso en las letras, que son como historias contadas por ajenos. ¿Por qué?

En este disco siempre he tenido en cuenta una cosa: la separación entre mi vida personal y mi trabajo real. Cuanto más hago esto, menos quiero que la gente sepa sobre mi vida. Por eso me gusta crear personajes o una estética alrededor del álbum, para que sea un narrador de historias y no tenga que ser yo necesariamente. Me gusta esa separación. La estética y el personaje en este álbum son el narrador principal.

¿Cómo te asalta la necesidad de hacer un disco como este?

Hace tres o cuatro años un grupo de amigos y yo estábamos en el norte de Maine escribiendo canciones. Escribí muchas, pero no sabía qué hacer con ellas. Mis amigos las tocaron y empecé a darme cuenta de que diez o quince podrían ser parte de un álbum llamado “Farm To Table”. Había otras canciones que sentía que eran diferentes, pero no sabía qué hacer con ellas. Le dije a mi amigo Graham que eran aterradoras, como salvajes, y no sabía si eran lo suficientemente buenas para producir. Quería terminar “Farm To Table” porque sabía qué hacer con ese material, así que dejé esas canciones de lado. Después de salir el disco, volví a trabajar en las canciones salvajes, que crecieron hasta convertirse en este álbum. Trabajé en él durante dos o tres años. Refleja los desafíos de los últimos cinco años, como mi cambio de vida al dejar el trabajo de nueve a cinco para dedicarme a la música a tiempo completo. Reflexioné sobre mis amistades, mi familia y cómo esos años impactaron en mi futuro y los nuevos miedos que surgieron, lo que le dio forma.

Miedo y esperanza. Foto: Elizabeth De La Piedra
Miedo y esperanza. Foto: Elizabeth De La Piedra

Abordas terrores muy reales. Sin monstruos o ficciones. Nada de Misfits o terror music. Son miedos muy telúricos.

No sé, mis películas de terror favoritas son “Hereditary”, “Déjame salir” o “Funny Games”. Me encantan esas películas donde todo parece normal pero sabes que algo está mal. Eso es lo que quería que el disco sintiera: cada canción tiene algo inesperado. Es nostálgico, pero con algo diferente y moderno. Quería que tuviera el arco de una película de terror. El clímax está al final, pero hay momentos de sustos repentinos. Todo comienza con “Too Much”, que te introduce en el mundo del álbum, como un disco familiar, pero con algo diferente. Luego sigue “Hit It Quit It, que termina con un final aterrador. Sabes lo que viene y correrás, pero es como decir “no temas lo que viene”, y luego nos lleva al mundo de Fleetwood Mac y Neil Young, con belleza sobria y algo de oscuridad. La oscuridad continúa en “Lovers” y “Doomsday”, hasta llegar a “Loop Defenders”. Al final, “Backseat Banton” es una canción sobre la esperanza y salir de todo eso con todas las lecciones aprendidas. Estaba tratando de unir todo eso temáticamente.

Entrando en canciones, creo que “Sober” es el himno del álbum. La estrella. ¿De qué va?

Es una canción sobre estar en una relación o amistad en la que no hay nada que puedas hacer para arreglarlo. Tal vez ha pasado demasiado tiempo, pasas mucho pensando en ello, dándole vueltas, tomando una copa, tratando de resolverlo, pero ya no queda nada por resolver. Es de lo que trata el disco y la canción. Es difícil estar sobrio porque llevas esa culpa o desafío contigo, incluso cuando termina. Recuerdas y piensas “al diablo con eso” o “nunca iba a funcionar”. Pero, de todas formas, siempre hay algo que te llevas de estas relaciones. Y esas son las razones por las que bebemos, tratamos de pasar un buen rato o de olvidar. De eso trata la canción. Todas las canciones hablan de tener miedo, pero es miedo a algo muy real, muy humano, no una ficción. Lo que más tememos es a nosotros mismos, nuestras acciones, nuestro impacto y cómo ser una mejor persona, no una mala. Ese es el desafío de hacerse mayor.

“Sober”, clip realizado por Ricardo Betancourt.

¿Y de qué habla “Wants Needs”? También creo que va a ser una de las grandes triunfadoras.

Trata sobre cómo un deseo se convierte en necesidad, lo que lleva a la esclavitud. Es aterrador porque siempre necesitarás o querrás algo, y el problema surge cuando eso se convierte en una necesidad y depende de quién busques para satisfacerla. Aunque la gente podría pensar que es una canción de amor, en realidad habla sobre mis fans. Es sobre darme cuenta de que siempre quise una carrera musical y de que ahora los necesito o no tendré éxito. Es una reflexión sobre mis primeros dos discos, deseando que fueran mejores pero sintiendo gratitud mientras reconozco que necesito que esto funcione. Es extraño quererlo, porque muchas personas me mirarían y dirían que ya lo he logrado, pero en mi mente siento que no estoy ni cerca. La canción es una declaración de necesidad hacia mis fans, escrita como una especie de canción de amor. Es codicioso, un poco ridículo, pero honesto. Así me siento.

“En este disco siempre he tenido en cuenta una cosa: la separación entre mi vida personal y mi trabajo real. Cuanto más hago esto, menos quiero que la gente sepa sobre mi vida. Por eso me gusta crear personajes o una estética alrededor del álbum”

Ahora, te confieso que “Lie 95” es mi tema preferido del disco.

Es de mis favoritos también. La canción está inspirada en “Spirit 2.0”, de Sampha, que me recordó a Jackson Pollock. Como una pintura de acción, tirando cosas a la pared e improvisando. Quería crear algo más grande que sus partes con pequeños elementos, sin acordes ni enfoque definido, solo un movimiento. La introducción es bastante inconexa, con una mezcla de muestras, instrumentos, sonidos orgánicos y sintéticos. Si la miras de cerca, te das cuenta de que está pasando mucho, aunque parezca que no. Mi amigo Cam y yo lo hicimos en un día. Originalmente tenía otra introducción que me gustaba más, pero el sello pensó que podía escribir algo más pegajoso. Al principio me cabreé, pero luego decidí intentarlo. El resultado fue una introducción diferente que me terminó molando más que la original.

“Lie 95”, vídeo dirigido por Vincent Martell & Jordan Phelps.

¿Qué me dices de “Baltimore”? Haces referencia a “Pastoral americana” (1997), de Philip Roth, ¿no es así?

¡Sí! Me encanta. Es uno de mis libros favoritos de todos los tiempos. Tiene personajes geniales. La canción es algo similar a cómo Philip Roth describe una escena en sus libros: te hace sentir como si estuvieras allí. Quería hacer eso con esta canción, donde el segundo verso es simplemente yo describiendo un mundo onírico. Lo hice de la manera en que imagino que lo haría Philip Roth o Andrew Marvell, o cualquiera de estos grandes escritores pastorales. El objetivo de la canción era pintar una imagen de lo que sería una vida increíble, si tuviera una familia, una vida asequible y sin estrés.

Ha habido una clara inversión de tiempo, pasión y coherencia en los versos de este disco.

Sí, bueno, quería mejorar eso con este disco. En los discos anteriores las letras siempre llegaban al final. Con este quería canciones en las que escribir exactamente lo que pensaba. Siento que eso le añade más dimensión al álbum. Definitivamente, canciones como “Sober” o “Wants Needs” son algunas de las mejores letras que he escrito. O también “Backseat Banton”, ¿sabes? En estas canciones realmente intenté mejorar mis letras.

“El arte te da la oportunidad de ser honesto y a veces feo. Muchas veces eso significa confrontar un demonio o un sentimiento. Creo que cuando los artistas tienen esos momentos es una gran oportunidad de sanación, tanto para ellos como para conectar con las personas”

¿Puede el arte hacernos vencer a nuestros demonios?

El arte puede usarse para cualquier cosa. Puede inspirar, asustar, hacerte alejarte o acercarte. Siento que siempre he tenido que ser muy estratégico en cómo me muevo por el mundo, pero el arte te da la oportunidad de ser honesto y a veces feo. Muchas veces eso significa confrontar un demonio o un sentimiento. Creo que cuando los artistas tienen esos momentos es una gran oportunidad de sanación, tanto para ellos como para conectar con las personas. El objetivo de este disco es, además de lo personal, hacer que la gente lo escuche y piense “este ser humano tiene miedo de las mismas cosas que yo”. Eso une a las personas. No creo en eso de que solo el amor une, sino que el miedo también puede hacer que nos unamos. Este disco es como ver una película de terror. Si la ves solo puede darte pesadillas, pero si la ves con 500 personas, puede convertirse en una comedia.

¿Todavía le tienes miedo a algo?

A todo… (carcajadas). ∎

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