¿El Madrileño, C. Tangana, Antón Álvarez?
¿El Madrileño, C. Tangana, Antón Álvarez?

En portada

C. Tangana

El hombre del año (otra vez)

Fotos: Javier Ruiz

21.12.2020

Antón Álvarez, C. Tangana y El Madrileño. Tres planos que ahora se superponen en una historia que, al menos musicalmente, empezó hace casi quince años bajo el alias Crema y en el centro de lo que sería el colectivo Agorazein. Desde entonces, el madrileño ha definido su carrera a partir de puntos de inflexión, del rap sugerente de “LOVE’S” en 2012 a su inmersión definitiva en la cultura popular con “Tú me dejaste de querer” en 2020: número 1 en España, mejor debut español de la historia en Spotify y rampa de despegue final para el advenimiento de El Madrileño.

Soy el hombre del año, sé que to’s lo veis”. Era 2017 y C. Tangana abría “Ídolo” (Sony Music), su debut en una major, presentando una candidatura que ha ido renovando periódicamente. Han cambiado muchas cosas desde entonces, al menos las suficientes como para que ya no tenga que subrayar eso que soltaba en “Tiempo”, un tema en el que también jugaba a ser vidente: “Todo lo que predije se ha hecho realidad”. Estaría bien preguntarle al Antón Álvarez de 2017 qué vaticinaba para 2020, el año que jamás vimos venir. ¿Una rumba bachatera con homenaje a Los Chichos coronando las listas de éxitos? A ver quién es el listo que podía predecir eso. En plena metamorfosis hacia El Madrileño, sobrevolando una industria en la que se coló y que ahora ni siquiera necesita, pocas horas después del estreno de récord de “Tú me dejaste de querer” que le llevaba a encadenar tres números uno en España consecutivos tras “Nunca estoy” y “Demasiadas mujeres”, el hombre del año se sienta con Rockdelux para hablar de pasado, presente y futuro; es decir, de Antón Álvarez, C. Tangana y El Madrileño en una charla de bar, ese contexto que de golpe se ha vuelto insólito. Eso tampoco lo vimos venir.

Desafiante y equilibrista, Kanye siempre presente.
Desafiante y equilibrista, Kanye siempre presente.

1. El Madrileño

En el momento de escribir esto, la encarnación definitiva de El Madrileño no está del todo clara aunque empiece a asomar las orejas. Antón Álvarez lleva ya varios meses introduciendo ese nombre como parte de su nueva etapa como artista, desgranando con cuentagotas cada nuevo detalle. Pero, más allá de si C. Tangana va a dejar de existir como tal o de si será simplemente el título de su nuevo disco (aún sin fecha de publicación oficial), lo que está claro es que El Madrileño será un personaje alrededor del cual orbitará todo un universo. Un nuevo capítulo en la carrera de un artista que a los 30 por fin está viendo recompensado a nivel masivo un trayecto de más de 15 años de experimentos musicales, precisamente ahora que acaba de publicar algunos de sus temas más arriesgados e inesperados. ¿Qué otra cosa podemos decir de “Nunca estoy”, la canción que nos rompió el corazón en pleno confinamiento con eseno me has llamao espetado con un hilillo de voz sobre un teclado lo-fi? ¿Acaso alguien esperaba que “Demasiadas mujeres” conjugara un paso de Semana Santa, un bombo prototechno y un sample de “Campanera” de Joselito? ¿Qué es “Tú me dejaste de querer” si no una mezcla imposible entre rumba, bachata, palmas flamencas, reguetón y Los Chichos? Demasiadas preguntas… y muchas respuestas.

¿Qué representa para ti El Madrileño como personaje y universo?

El Madrileño es un concepto muy amplio. Llevo llamándome El Madrileño en redes sociales mucho tiempo porque es algo que se viene madurando desde hace mucho. Yo creo que, como artista, lo más difícil no es desarrollar una técnica. No es ser el que mejor pinta, ser el productor más cabrón… Lo más difícil como artista es encontrar la posición que te hace único, que te hace realmente original. Ese punto desde el cual lo que tú digas va a ser solo tuyo. Esa me parece la gran búsqueda del artista.

En diálogo siempre con otras cosas, porque los artistas hablan con la gente del pasado, del presente y del futuro, y estando atento al resto del mundo, lo más importante para mí es buscar ese punto en el que mi perspectiva se convierte en algo único y original que me garantiza que lo que hago tenga una firma. En esa búsqueda yo encontré que El Madrileño era un buen título a una categoría guapa para describir todo eso.

Dentro de España, El Madrileño tiene unos valores que pueden tener que ver con lo que la gente se espera de mí, pero quizá no con los que la gente va a ver de mí. Lo que estamos haciendo con El Madrileño es un proceso. Somos gente joven que hemos salido de España, que miramos España y la cultura de España de una forma distinta, no venimos del mismo sitio político que la gente de una generación anterior. El Madrileño puede ser cultura cañí, pero también apertura y tolerancia. A Madrid va gente de todos los pueblos, mucha inmigración, turistas… En Madrid, en un bar como este en el que estamos, estarías acostumbrado a ver un guiri de cualquier sitio del mundo, un currante, un moderno, un periodista que está ahí dos horas escribiendo. Eso es un aspecto muy importante de El Madrileño: el viaje, la apertura a todo el mundo.

Desde fuera podemos trazar un cierto origen de El Madrileño en el bolero “Un veneno” y ya después llegarían los homenajes a Rosario y Alejandro Sanz en “Nunca estoy”, el sampleo de Joselito y la referencia a Los Chichos. ¿Cómo decides empezar a adoptar estas referencias de forma explícita en tus letras y tu imaginario?

Siempre han estado ahí. Yo me he dado cuenta de que, aunque rapeara, mi bagaje cultural era el de la música popular. A veces lo noto: me sale una melodía y digo “esto parece Los Secretos, esto parece no sé qué”. Cuando ya estoy buscando El Madrileño en concreto, después de escribir “Un veneno”, me doy cuenta de todo eso. De que si me ponen una dominante al final del patrón de acordes, yo me voy a Estopa. Siempre, automáticamente. Vas viendo de dónde viene todo eso y con esa búsqueda te vas dando cuenta de dónde estás. ¿A qué me recuerda un violín, un viento, una guitarra acústica...? Hay sonidos que te llevan a un sitio en concreto. Cuando quieres hacerlo explícito, en vez de hacer algo parecido, lo pones directamente. Es una forma de aclarar algo que está ahí borroso, es la manera de señalar influencias directamente.

También es algo que está en la cultura del rap, que es de donde yo vengo. Nosotros venimos del sample, llevamos toda la vida trabajando así. No tenemos técnica, no somos gente que haya estudiado música, no hemos estudiado prácticamente nada. Lo único que podemos aportar es intuición y buen gusto.


“La obsesión con Rosalía ahora mismo es tanta que citarla como referencia es aburridísimo. Es como decir que te gusta la Coca-Cola. ¡Pues muy bien!”



Hasta ahora, tus reivindicaciones de la cultura cañí o castiza nos habían llegado más a través de lo visual, especialmente en los vídeos de “Tiempo” o “Bien duro”, que de lo musical. ¿Entiendes, por tanto, que haya habido tanta sorpresa con estos dos singles o era un paso natural que no debería chocar tanto?

Si fuéramos superprecisos, creo que sí podríamos encontrar eso español mío en toda mi historia. En las letras, las referencias, lo visual, las redes sociales, las reivindicaciones… Siempre ha estado ahí, pero se hace más patente ahora porque lo hemos decidido. Hemos dicho: “Vamos a por esto, este es el foco”. Viene de forma natural, pero ahora es más obvio, lo vas buscando. De hecho, puede que en su momento, si me salía, intentara que no me saliera. Si a mí me salía una melodía muy pop, intentaba rebajarlo. Y a lo mejor era algo tipo Nacha Pop, no era un pop de mierda. Era algo característico de España que podía tener un valor cultural.

Ahora es todo lo contrario, ahora vamos a por eso. Y además en varios términos, porque la cultura es una, no hace falta ser muy listo para hacer cultura. No es cosa solo de una élite. Mezclar a La Húngara y el Niño de Elche en el mismo sitio es para mí un statement sobre qué significa para mí la música española. ¿Existe un sonido español, tiene que ver con el flamenco, tiene que ver la tradición con la vanguardia, tiene algo de generacional…? Hay una discusión ahí gigante y a mí me da mucho orgullo que un tema así haya salido bien porque me da mucho tiempo para hablar de cosas que a mí me preocupaban.

C. Tangana: “Tiempo”.

¿Encontraste antes la idea de hacer un giro en tu carrera que el sonido con el que querías llevarlo a cabo?

El sonido es lo que más ha tardado en llegar, pero la idea ha estado ahí desde siempre. Como no tengo una técnica desarrollada de nada, necesito que la posición en la que me pongo surja de forma natural. Trato de ponerme en un lugar en el que de forma natural surja un contenido importante, relevante. Esta es la búsqueda que he hecho toda la vida. Cuando yo me salgo del rap estricto y hago “LOVE’S” (Agorazein, 2012), es porque estoy buscando qué soy yo exactamente. ¿Soy un rapero clásico de Aragón que ha tenido referencias de finales de los 80 y principios de los 90? Yo no soy eso. ¿Soy un tipo de Brooklyn, de los projects? No, tampoco soy eso. Voy buscando qué es lo que soy.

Estos temas parecen hechos con precisión quirúrgica: un sampleo por aquí, una referencia a otro tema por allí y en general sonidos muy familiares agrupados en un mismo lugar. ¿Ha cambiado tu manera de componer y, sobre todo, de producir una canción? ¿Cuál es el papel de Alizzz (Cristian Quirante), tu productor habitual, en esta nueva fase?

Ahora yo tengo un discurso demasiado fuerte como para componer de la forma tan libre con la que componíamos. Ha cambiado un poco la dinámica del estudio con la inclusión de Víctor Martínez, que domina mucho la parte acústica. Él toca varios instrumentos, la guitarra y todas las percusiones, y tiene conocimientos musicales. Ahora mismo la forma de trabajo en el estudio es que llegamos, nos insultamos un poco, Cristian se pone a terminar algo que hemos empezado antes sin que nosotros escuchemos y Víctor y yo nos ponemos a componer sin que Cristian escuche. Hay un momento en el que Cristian se quita los cascos y mira qué estamos haciendo, da su feedback, se vuelve a poner los cascos, nosotros terminamos un primer boceto y a partir de ahí empezamos a grabar. Una vez que grabamos, Cristian se pone a hacer sus cosas en el ordenador sin enseñarnos nada mientras nosotros hacemos nuestra movida. Y, al cabo de seis horas, unas cuantas birras y alguna cosa más, de repente tienes el universo de El Madrileño.

Con “Demasiadas mujeres” todavía no estaba Víctor y fue un proceso muy largo, la música cambió mucho. Por ejemplo, Cristian hizo un cambio de armonías un día porque le salía de los cojones, sin decirme nada, y eso es la parte central. Yo le dije que usáramos un sample al principio, probamos ese y fue la polla. Le dije que podía funcionar lo de “Campanera”, costó meterlo y al final fue la polla. Para mí Cristian es uno de los artistas más importantes que ha habido en este país y estoy superilusionado con su proyecto en solitario. Sin él no hubiera hecho nada de lo que estoy haciendo, absolutamente nada.

¿Qué puedes contar del disco en sí? ¿Cómo de representativos son estos dos singles respecto a todo el trabajo?

Para mí, “Demasiadas mujeres” es la introducción del álbum, es el primer tema que vas a escuchar del álbum. Es puramente español, es de un pueblo pequeño de España. Desde ahí nos vamos a Madrid y cogemos un avión y nos vamos al resto del mundo, esa es la película. Como en Madrid hay inmigración, ya te has bailado una bachatita. Pero ahora falta todo lo que va a pasar en el resto del viaje.

La línea de colaboraciones se parece mucho. Hay muchos nombres, hay mucha gente y no es la gente con la que se supone que yo debería colaborar. ¿Joselito? Pues imagínate qué más cosas puedo hacer así fuera de este país.

C. Tangana: “Demasiadas mujeres”.

Has compartido una playlist junto a cada single que funciona casi como un manual de instrucciones y al mismo tiempo como reivindicación de artistas que pueden haber sido menospreciados históricamente. ¿Hay alguna línea roja para ti en esas playlists? Sorprende, por ejemplo, que no aparezca Rosalía teniendo en cuenta que formaste parte de la construcción de “El mal querer”, un disco que también modernizaba la cultura tradicional...

Digamos que Rosalía es demasiado contemporánea como para que citarla como referencia tenga gracia, pero todo el tiempo que he pasado en el estudio con ella es una de mis principales referencias en la música. Si tú lees lo que yo decía de Rosalía hace cuatro años, encontrarás respuesta a absolutamente todo. Pero la obsesión con Rosalía ahora mismo es tanta que citarla como referencia es aburridísimo. Es como decir que te gusta la Coca-Cola. ¡Pues muy bien! Molaba hace cuatro años cuando no la conocía nadie, pero la podría meter en las playlists porque es una influencia para toda España, da igual en qué sector creativo estés.

Las horas en el estudio y la música que yo he compartido con Rosalía están ahí. Había una búsqueda. ¿Mis colaboraciones con quién han sido? Con Rosalía, Dellafuente y Niño de Elche. Eso a mí me explica el lugar en el que estoy. ¿Por qué mis colaboraciones eran con esa gente cuando yo no colaboraba con nadie? Pues ahora es obvio.

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¿Hasta qué punto te sientes un
outsider reivindicando la cultura popular? Te hemos visto en redes sociales haciendo música con Kiko Veneno, Ketama… ¿Has tenido que legitimarte para entrar en esos círculos?

Yo me he tenido que legitimar en todos los sitios a los que he ido porque encima uno va con un papel que es el que te pone el público y la prensa y a lo mejor no es así. Y, cuando estás haciendo cosas raras, tienes que llegar y explicárselo a la gente porque es una paranoia que solo está en tu cabeza, pero tienen que abrirte la puerta. Me he tenido que legitimar, pero no hay problema con eso. Yendo con tranquilidad, saber estar y educación llegas a todo.

A nivel de letras también hay cambios: en “Demasiadas mujeres” te muestras un poco más vulnerable que de costumbre, aceptando que tú también eres culpable, y en “Nunca estoy” cambias el punto de vista para que narre la historia una mujer. ¿Te has planteado con este nuevo personaje cuestionar el rol de la masculinidad tradicional, teniendo en cuenta que te mueves por estilos clásicos de la música española y latina con sus propios códigos y lugares comunes?

Lo que estoy haciendo ahora recupera las letras románticas, que es de lo que yo me empapo. Principalmente españolas, pero también de la tradición folk norteamericana, porque esa es mi movida: Woody Guthrie, Bob Dylan y luego todos los copiones. Si tú lees a Lorca, escribía unas barbaridades como la copa de un pino. Yo lo he dicho siempre, mi música no es buena moralmente, yo no intento que sea buena. Yo voy a intentar que te duela o te haga gritar lo máximo posible, eso es a por lo que voy. La letra de “Nunca estoy” entiendo que es ese tipo de letra, aunque con la sensibilidad de ahora. Si en otro momento tiene fuerza otra cosa que moralmente está menos aceptada, la voy a decir igual. Y ya me censuráis, ¿sabes? Pero la voy a decir igual.

Yo he tenido conversaciones. Había gente que me decía que “Demasiadas mujeres” tenía una letra superabierta y supernueva y otros que me decían que era machista. Me parece imposible que sea las dos cosas a la vez. O sea, ¿cómo cojones puedo hacer para que exista esa discusión? Todavía no me lo he explicado. Y creo que con el disco va a pasar igual. Yo voy por el lado que da la sombra, ahí es donde encuentro mi poesía y mis cosas que me parecen buenas y de calidad. Algunas veces me criticarán y otras no.

Pero sí que creo que tengo una sensibilidad adecuada a los tiempos, también por la cultura que consumes. De repente estás viendo “We Are Who We Are” (HBO, 2020) y tienes otra sensibilidad acerca del mundo y las relaciones; todo eso te va afectando y a la hora de componer encuentras esos lugares. Creo que es una evolución de todos, todos vamos aprendiendo: unos tardamos más y otros serán más inteligentes.


“Yo lo he dicho siempre, mi música no es buena moralmente, yo no intento que sea buena. Yo voy a intentar que te duela o te haga gritar lo máximo posible, eso es a por lo que voy”

C. Tangana: “Tú me dejaste de querer” (ft. Niño de Elche, La Húngara).

Tus dos últimos vídeos han desencadenado bastante debate sobre las referencias visuales a personajes que podrían representar a Rosalía. Se habla de una mujer vestida de rojo en “Demasiadas mujeres”, del avión de “Tú me dejaste de querer” con planos parecidos a los de “Con altura”…

O sea, una mujer vestida de rojo. ¿Tú te das cuenta? ¡Hay una mujer vestida de rojo! Yo entiendo que la gente esté obsesionada con Rosalía, yo lo entiendo perfectamente porque a mí me pasó hace cuatro o cinco años. La gente llega tarde a las cosas. En algún momento se os pasará y la gente dejará de ver a Rosalía en las manchas del gotelé y podremos vivir nuestra vida de forma normal.

Que esté pasando es normal, porque hay mucha salsa rosa, pero yo llevo haciendo estas canciones mucho tiempo. Cuando escribí “Drama” o “Bolsas”, estaba haciendo las mismas letras que estoy haciendo ahora. Y todo eso es antes de que todo esto empezara a pasar. Esto es mi vida, son mis canciones y es lo que yo hago: nadie puede decirme que es mentira.

Pero ahora es un debate sobre lo visual.

Creo que la gente está viendo visiones. La conversación estaría bien si no fuera tan salsarosesca, pero en algún momento se acabará todo esto. Con “Tú me dejaste de querer” lo puedo entender, pero es que lo del avión es algo fundamental en lo que quiero explicar, que es el puto viaje: del pueblo a Madrid y de Madrid al resto del mundo. El Madrileño es un viaje por el mundo y lo veremos con el disco. El avión es algo mío, que ya aparecía en “Un veneno” y que tiene que ver también con Little Spain y con la nostalgia que tiene Santos Bacana (director del videoclip).

Y en “Demasiadas mujeres” no veo nada, me parece completa paranoia de la gente. Con la mujer que va vestida de rojo se están confundiendo. Están escuchando campanas, pero el asunto está por otro lado que no os voy a explicar porque es mi vida privada. Pero es que es justo lo contrario. ¿Que aparezca una chica vestida de rojo? Pues hay muchas chicas vestidas de rojo a lo largo de la historia.

Pero bueno, yo entiendo la barbaridad que ha hecho Rosalía en el mundo y entiendo que eso está ahí. Rosalía va a estar en todas las conversaciones sobre lo cultural, es un tema que está ahí.

Siempre entrenando, siempre preparado: pa’ llamar nuestra atención.
Siempre entrenando, siempre preparado: pa’ llamar nuestra atención.

2. C. Tangana

Pase lo que pase, C. Tangana siempre será el nombre con el que recordemos a uno de los artistas que cambió la música española del siglo XXI. Caso perfecto de ascensión entre el underground y el mainstream, el debate a su alrededor siempre ha estado presente: “Me gustaba más cuando era Crema se ha convertido en una suerte de running gag en los comentarios de YouTube de cualquier nueva canción de C. Tangana. Pero lo cierto es que, aun con los giros de timón constantes y esa voluntad declarada desde el primer momento de meterse en el negocio para cambiarlo desde dentro, no ha habido concesiones artísticas por el camino: C. Tangana siempre ha hecho, como diría otro de los artistas del año, lo que le ha dado la gana. Ha sido caballo ganador, pero también caballo de Troya, una especie de contrabandista que no ha dejado de introducir discursos y maneras particulares en una industria que ha tardado en entenderlo o que directamente lo ha censurado. La metáfora definitiva de todo esto sería su aparición hace un par de años en “Operación Triunfo” dispuesto a cantar un bolero envenenado en la boca del lobo, pero para entonces ya le habíamos visto convertirse en ídolo pop (foto a tamaño gigante empapelando la Gran Vía de Madrid incluida) para matar el trap y después volver a rapear, tirarle beef a media escena con el mejor contrato del gremio en la mano y, al mismo tiempo, ayudar decisivamente a crearla, o seguir fortaleciendo su pacto de sangre con Alizzz y buscar sus primeras alianzas en Latinoamérica. Siempre pa’ llamar nuestra atención.

Cuanto más popular eres y más establecido en el mainstream estás, más indie pareces por sonido, decisiones, personalidad… Hay una relación inversamente proporcional. ¿Te sorprende ver o escuchar todavía eso de “C. Tangana es un vendido”?

La frase “C. Tangana es un vendido” me parece que abre una conversación guay. A mí me parece bien que eso se plantee dentro de la cultura y que se hable de cómo lo he hecho yo a nivel industria. Ahora bien, que se plantee la pregunta no quiere decir que esa sea la respuesta. La respuesta para mí es otra. ¿Tú crees que un tema como “Demasiadas mujeres” hubiera sido número uno en España si antes no tiene el recorrido que yo tengo? Yo te lo digo: no. No hubiera sido jamás número 1 porque sin esa atención tú no puedes plantearle esos problemas a la gente. Si alguien que no conoces te plantea un problema, lo evitas. Pero si tu hermano te plantea un problema, tienes que sentarte y ver qué cojones pasa. Tiene que ser alguien que se gane tu atención.

Siempre he tenido una intención artística que creo que ha estado patente desde siempre, siempre he hecho una escapada de lo establecido. Mis éxitos siempre han sido sorprendentes. Salvo “Booty”, que se veía venir porque era como “un chaval que arranca desde España y tiene un par de éxitos hace su primera colaboración internacional”, todos han sido sorprendentes. “Llorando en la limo” fue una sorpresa para todo el mundo, para la compañía, para todos. “Mala mujer” ahora se ve como algo establecido, pero fue una sorpresa que alguien en España hiciera un tema que se colara en el mundo latino y que los boricuas estuvieran bailando algo con el acento que yo tengo y las palabras que yo uso. Siempre han sido sorprendentes aunque estuvieran más o menos en la tendencia.

Ahora bien, para esto que está pasando ahora, para poner a Joselito número uno en España, tienes que tener una atención y una posición, tienes que venir de un discurso para poder hacer este tipo de cosas.

Entonces esta discusión sobre si me he vendido me parece bien tenerla ahora. Ahora que esto parece tan sorprendente y encima está generando cambios reales en la industria, en la cultura y tal, ¿podría haberlo hecho si no me hubiese marcado un “Mala mujer”? Probablemente no.

Parece que ya queda muy lejos, pero realmente has seguido rapeando hasta hace poco. “Yelo”, por ejemplo, no tiene ni un año. Un tema así, visto ahora con algo de perspectiva, ¿qué te dice en tu timeline? ¿Borrarías algo del material que has ido dejando atrás?

Yo probablemente borraría toda la música que he hecho hasta el día de hoy. Pero mañana también. Y pasado. Siempre estoy huyendo de lo que he hecho porque me parece que la magia de todo esto es entregarte absolutamente al presente y, en el momento en el que creas que lo que has hecho antes es mejor que lo que estás haciendo, estás muerto. Te sacas el disco de grandes éxitos y… a tomar por culo. Yo siempre vivo con esa tensión de borrarlo todo porque lo que voy a hacer mañana es lo mejor. Y aparte los temas no salen en el momento en el que se componen. Si mezclas esas dos cosas, mandaría a tomar por culo casi todo.

De “Yelo” en concreto estoy bastante orgulloso. Es un tema que compuse el mismo día que escribí “Demasiadas mujeres”, en el taller del padre de Cristian (Alizzz), que es donde él tenía el estudio antes. Y en una noche hicimos el boceto de “Demasiadas mujeres”, que luego ha dado mil vueltas, y “Yelo” prácticamente tal cual está. Estoy muy contento con esa letra, es irónica y tiene que ver mucho con el rap. Voy a guardarlo con mucho cariño porque es uno de los últimos raps que me he hecho. Tengo un disco entero de rap de unos 15 o 17 temas que no sé si saldrá nunca. Me está persiguiendo porque todavía no sé cómo puedo mezclarlo con este proyecto. A mí el rap me lo ha dado todo. Yo he llegado hasta aquí gracias a empezar tirando barras y es lo que hago fundamentalmente. Gracias al Auto-Tune y la producción he podido hacer otras cosas, pero lo que yo hago principalmente es tirar barrotes. Por eso es por lo que la gente me da su reconocimiento y empatiza conmigo. Entonces… big up “Yelo”, me lo seguiré poniendo.

C. Tangana: “Yelo”.

En medio de la cuarentena publicabas “Nunca estoy”, un tema rarísimo que empieza como una balada y termina como un funk brasileño, un sonido al que por aquí nadie hace caso mientras el filón reguetón se agota. ¿Te ha sorprendido que una canción así haya sido tan relevante en tu carrera? ¿Cómo de importante ha sido en la transición de C. Tangana hacia El Madrileño?

Que funcionara “Nunca estoy” es culpa principalmente de Kigo, mi mánager y uno de los mejores A&R que ha dado este país. Me descubrió a mí, así que podemos decir que es el mejor. Con “Nunca estoy” empezó la sorpresa, me dio el valor y el coraje para emprender todo esto que estoy haciendo. Si “Nunca estoy” no hubiera tenido ese éxito, a mí me hubiera costado mucho más tomar la decisión que estoy tomando. Que es la correcta, sin duda, y que es la decisión que iba a tomar más tarde o más temprano.

La pandemia también me ayudó a acompañar “Nunca estoy” de más temas y explorar en el público esa parte más sensible y experimental. Fue una sorpresa total, desde “Nunca estoy” han sido todo sorpresas. Nos hemos arriesgado y hemos probado, confiábamos en esto, pero ¿tú sabes la de veces que hemos sacado temas pensando que eran buenos e iban a funcionar y luego nada? Claro, luego esto lo digo estando con colegas que también hacen música y me dicen “¿que no te ha funcionado? ¿Me estás diciendo que no te ha funcionado, cabrón, si tienes no sé cuántos plays?”. Bueno, a mí no me ha funcionado, no ha tenido la importancia que tenía que tener. Eso me ha pasado miles de veces.

Pero cuando vas pensando “joder, este tema es raro” y te pasa la situación contraria, es flipante. Eso es lo que me está pasando ahora. Yo nunca había tenido un número uno en España y “Nunca estoy” fue el primero, “Demasiadas mujeres” fue el segundo y “Tú me dejaste de querer” es el tercero. No paro de sorprenderme.


“¿Pero quién me iba a decir a mí que le iba a quitar el número uno en España a Bad Bunny con un tema que está número uno en el mundo? ¿O que yo iba a poder competir con una colaboración entre J Balvin y Sech? Eso es el Celta contra el Real Madrid, manín. 3-1”



De hecho, todos los singles que sacaste en 2019 podrían dar para un disco o dos. ¿A qué respondían? ¿Formaban parte de algún plan o estabas un poco perdido probando cosas distintas a ver si funcionaban?

No, no formaba parte de ningún plan aunque yo tenga la imagen de estratega marketiniano. Que, por cierto, de este tema del marketing estoy hasta los huevos porque ya está bien. Evidentemente me preocupo por el marketing porque tengo dos dedos de frente, igual que se preocupa el dueño de este bar porque quiere que la gente vea el bar. Pero eso no es lo que yo hago: yo soy un artista, yo soy un músico, hago música. No es un anuncio. Aparte de esa concepción que hay sobre mí, yo soy bastante caótico. Armo el discurso después de que la música esté hecha. Entonces hay veces que la música se va atropellando y no siempre está todo claro.

Kigo hizo una presentación para el BIME de este año en la que participé y el título que puso para 2019 fue “tiempos raros” para no poner “un año de mierda”, que era lo que iba a poner. Llegas con toda la fuerza de 2018 y es el año con los slots más heavies en todos los sitios, con los fees más heavies en todos los sitios, con un catálogo… mira, yo el año pasado me podía haber sentado y vivir de mi catálogo muchos años. A nivel de proyección internacional es el momento en el que más empieza a crecer el feedback de toda la peña, es el año en el que más he viajado en mi vida, todo eso. Pero, a nivel artístico, está claro que no hay una dirección clara.

Por un lado, quiero seguir siendo rapero y no abandonar esa faceta mía, que es una lucha que siempre he tenido. Desde que en “LOVE’S” me alejé del rap desde el rap, llevo haciendo eso en todos lados. A ver cómo puedo alejarme del rap desde el rap, es una contradicción que siempre me acompaña. Por otro lado, está cómo abordo la música latina. Empiezo a viajar por todo el mundo y me doy cuenta del folklore latino y sus idiosincrasias. Me lío con una venezolana en Los Ángeles y aprendo una cosa concreta, hago un colega en Medellín y me lleva a sitios, ando por la calle en México y escucho a alguien cantando a Chavela… Todo eso se empieza a meter dentro de mí. Yo soy una persona curiosa y empiezo a coger todo eso. Y luego está el auge de la escena latina, que tiene que ver con lo urbano y que nos está aburriendo a todos, al menos a la gente que tenemos inquietud. Incluso a ellos mismos, a los tops que están ahí. Hasta Anuel en su último álbum ha intentado hacer cosas distintas, Bad Bunny lo está haciendo, J Balvin también lo está intentando. Todo el mundo está como “venga, algo tiene que pasarnos”.

Pues con todo ese mareo de buscar esa idiosincrasia de lo popular –la idiosincrasia española que a mí me empieza a apetecer reivindicar de forma más explícita porque encuentro “Un veneno” además de lo que he hecho con Dellafuente y Rosalía–, 2019 es un año confuso a nivel de discurso artístico. Pero Dios lo bendiga porque ahí ya estaba componiendo. “Demasiadas mujeres” la compongo en enero de 2019 y en septiembre u octubre tenemos unas sesiones en las que ya incluimos a Víctor Martínez, que es un tipo que me lo presentó el Niño de Elche porque vino a hacer la percusión en directo de “Un veneno” a “OT”. Yo lo conocí aquí en Barcelona en un local de ensayo, un tipo muy callado, reservadísimo. Pues lo descubrí, nos pillamos un pedo una noche y él cogió una guitarra. Empezamos a irnos a cantar en vez de irnos a un garito después de los bolos. Empezó una relación muy fuerte con Víctor y con él he compuesto los próximos 17 temas que tengo. Fue un año complicado, pero 2019 me ha dado todo lo que tenemos ahora.

Aunque en cuanto a releases estuviera un poco más desorientado, lo que estaba haciendo era entrenar para jugar hoy el partido.

En cierto modo, El Madrileño mata a C. Tangana. En tu concierto en Primavera Sound 2018 ya diste un speech sobre matar al ídolo. ¿Cuánto había de performance y cuánto había de empezar a darle vueltas a todo lo que ha pasado en los últimos meses?

Esos son pensamientos que vertebran todo lo que yo hago. Son cosas que yo voy pensando y que durante mucho tiempo se acumulan en mi cabeza y con eso construyo lo que hago en el futuro. “Ídolo”, todo ese disco y todo ese discurso, era un “yo vengo de rapear y mirad dónde me he podido poner”.

Lo de irme cargando el personaje que he construido es algo habitual en todo lo que hago desde el principio, siempre voy haciendo esa matanza. Y supongo que lo seguiré haciendo, esto es solo un ejemplo más. C. Tangana ya era la muerte de Crema. Es algo que me acompaña siempre, es mi forma de trabajar. Por eso decía antes que borraría todos mis temas hasta hoy. Es una actitud. Si hoy no tuviera nada, ni un contrato con Sony, ni canciones sacadas, ni nada, tendría que ser la polla. Pues yo actúo así.

C. Tangana: “Caballo ganador”.

En aquella etapa, la de “Ídolo”, reivindicabas tu papel y tus logros en canciones como “Caballo ganador” o “No te pegas”. Hace tiempo que no te escuchamos letras como esas y, en cambio, te vemos compartir temas de otros artistas en tus redes y dejar claro que quieres que otros suban. Ahora que pareces estar en paz con el mundo, ¿te reconoces a ti mismo cantando aquello que cantabas?

Sí, me reconozco. Ahora menos adolescente, con menos miedo, con menos inseguridades. Pero a mí me parece guay esa actitud, la actitud contestataria. Si tú vas por la vida mandando a la gente a tomar por culo porque sí, pues no. Pero si existe cierta fricción y tú eres una persona que planta los dos pies en el suelo, yo valoro a la gente que va de frente y es firme con lo que cree y no se agacha. Eso me parece un valor muy guay para un mundo competitivo como este en el que estamos.

Pero yo siempre, incluso en esa época, me he sentido en la comunidad. Por muy individualista que se me vea. Hay muchos mensajes individualistas y todo lo que tú quieras porque al final de ahí nace la posibilidad de hacer comunidad, pero yo siempre he hablado de la escena, del panorama, de estar dentro o no estar dentro, del Primavera Sound y el Sónar… Desde Crema ya estaba hablando de eso y sigo hablando de eso porque me parece más relevante que mi carrera en concreto.

Yo lo que quiero es que un chaval que ahora mismo tiene diez años se sienta inspirado por mi música y eso solo va a pasar si hay una corriente grande. Si soy yo solo, no. No tengo ninguna intención de que eso sea así.

Hace poco, con el éxito de estos últimos singles, hablaste en tus redes de manera un poco irónica de algunos artistas de reguetón como fast food. ¿C. Tangana no estaba cerca de ese mundo hace cuatro días?

Creo que dentro de ese mundo hay cosas que son de calidad y cosas que no son de tanta calidad. Hamburguesas te puedes comer muchas, ¿no? Todo es comida rápida, pero no es igual todo, ¿no? Bad Bunny es reguetón, pero lo que ha intentado hacer para diferenciarse y ser original no es lo mismo que lo que ha hecho Ozuna, son caminos distintos. O lo que hace Daddy Yankee. Entonces, yo estoy completamente dentro de todo eso y peleando ahí, eso es lo que me enorgullece. No he tenido que hacerme un nicho para decir que yo soy el mejor, sino que estoy intentando demostrarle a la gente que con esta movida se puede estar ahí. ¿Pero quién me iba a decir a mí que le iba a quitar el número uno en España a Bad Bunny con un tema que está número uno en el mundo? ¿O que yo iba a poder competir con una colaboración entre J Balvin y Sech? Eso es el Celta contra el Real Madrid, manín. 3-1.

Rumbo a la historia: el despegue definitivo de El Madrileño.
Rumbo a la historia: el despegue definitivo de El Madrileño.

3. Antón Álvarez

Debajo de todos estos personajes que se superponen hasta no saber exactamente dónde empieza uno y dónde acaba otro, si es que alguno ha acabado realmente, está Antón Álvarez. Pucho para los amigos, aunque en los últimos tiempos ha costado no pensar que también es nuestro colega: hasta le hemos visto durmiendo en un avión con la boca abierta, con el tobillo hinchado como un melón o explicando que también había pillado el virus. El chaval que formó el colectivo Agorazein con sus amigos de toda la vida, su crew pa’ siempre. El que sigue trabajando con Kigo, su mánager desde antes de toda esta locura; el que aún confía en Javier Ruiz para las fotos como hizo desde prácticamente el primer día. Una especie de C. Tangana Corporation que hace un par de años se amplió con Little Spain, el proyecto audiovisual con el que ha facturado sus últimos vídeos. Conocemos a su círculo porque él nos lo ha presentado: ha aparecido con su gente en videoclips, galas y portadas de revista, como si para entender a C. Tangana (¿o es Antón?, ¿o es El Madrileño?) también tuviéramos que ver el behind the scenes. Nos lo ha presentado también en sus redes sociales, a través de filtraciones desde dentro, como ese documental por fascículos en el que vemos cómo el boom pandémico le pilló en México o ese clip en el que nos presentaba a la Chave, su business manager, que le explicaba que ya había reservado la casa para que pudiera celebrar su 30 cumpleaños con los suyos y le regalaba un consejo: Que lo de los trenes que pasan y tú coges el que quieres, eso es así para la Renfe. Para la vida, como te equivoques de tren, te quedas en la estación, compuesto y sin proyecto. Las crisis de los 30, los 40 o los 50 nos hacen perder un poquito el norte.

¿Cuánto ha afectado a tus últimos movimientos que hayas cumplido 30 años en 2020?

Que yo cumpla 30 años ha sido algo muy importante en mi vida. Porque yo de pequeño decía ¿qué hacen los raperos con 33 palos intentando seguir?. Esto es una movida que tiene un momento. Puedes ser Jay-Z, pero no es la norma. El rap para mí es una actitud juvenil. Yo siempre he tenido preocupación por ser un artista de verdad y pasar a la puta historia, he tenido esa ambición siempre. Esa ambición iba antes que la ambición de ganar dinero, la de partirla o la de hacer algo en la industria. Mucho antes de eso yo quería ser un artista.

Y, claro, se iban acercando los 30 y yo no tenía nada para seguir. Tenía un éxito basado en cosas que probablemente se me quedarían para los chavales. Ahora mismo, si yo no tuviera esta música, si yo no me hubiera embarcado hacia El Madrileño, ¿qué tendría que hacer? ¿Bailecitos en TikTok? Eso es lo que tendría que hacer. Yo no tendría un argumento para liderar la viralidad de alguna forma. En cuanto a rap y música urbana latina, dime qué tendría que hacer. Pues lo que funciona en ese espectro: cero contenido, instantáneo.

Pero lo encontré justo cuando iba a cumplir los 30. Celebré los 30 con un montón de colegas en Marbella y ahí ya teníamos la estrategia del disco y había confirmado que íbamos a salir con El Madrileño. Estaba embarcándome en ese viaje y no sabía a dónde iba a llegar. “Nunca estoy” fue el empujón definitivo. A los dos días de sacarlo yo llamé a Kigo y le dijeno vamos a sacar el disco que tenemos pendiente, porque teníamos un disco pendiente de sacar que era una mezcla entre el disco rapper y otras canciones R&B y cosas así que me encantan y que creía que era el push que mi carrera necesitaba. Le dije: vamos con el disco siguiente, que era el de El Madrileño. Un disco más de madurez. Kigo me decía que ya para los 31, pero no, lo sacamos ya. Ha sido la mejor decisión que podía tomar a todos los niveles: personal, creativa y comercial.


“Prefiero ganar menos dinero, ser menos famoso, incluso hacer peor música, pero siempre rodeado de gente a la que quiero. Siempre con ambición, pero bien rodeado”



¿Sientes que cada vez te cuesta más llegar a la parte más joven de tu público? Siempre pareces muy atento a la hora de aprovechar todo el tema memes y las olas virales y ahora te vemos conectando con Ibai y Los Xavales o incluyendo coreografías de TikTok en el vídeo de “Tú me dejaste de querer”.

Yo creo que siempre he estado en la viralidad de una forma distinta. No me he sumado al challenge, he intentado hacer algo que estuviera a mi altura. Y cada vez uno está menos cerca de la gente que se inventa esas cosas y vive realmente eso, sin duda. Pero, al final, siempre hay algo que te toca de cerca y cuando lo haces desde ese punto queda muy natural. Yo voy a ver a Ibai porque llevo dos semanas viendo sus vídeos por culpa de unos colegas que se han metido a Fortnite. El Manu, Sticky M.A., de repente es un puto loco del Fortnite y nos pone a Ibai como si fuera la tele, ¿sabes? Y al final le escribí. Es algo completamente personal porque yo cogí, le escribí y le dije vamos a hacer esta movida. Él me dijo buah, de puta madre, te vienes y hablamos un rato. No sabíamos ni lo que íbamos a hacer. Es todo muy espontáneo.

Y con TikTok igual. Leila, que es una colega que curra en arte y ha trabajado en varios vídeos, se hacía unos montajes para su Instagram en los que nos sacaba haciendo bailecitos y se reía de todos nosotros. Así que dijimos coño, esto es lo único que yo podría hacer digno en TikTok que no fuera bailar un challenge con mi padre. Uno se intenta acoplar y que se vea natural.

A nivel profesional te estás rodeando de un círculo de personas de tu confianza. De hecho, muchas de ellas son amistades de hace muchos años. ¿Eso te ha ayudado en algunos momentos a estar tranquilo y mantenerte cerca de Antón?

Yo soy una persona extremadamente familiar aunque quizá no se piense así. Mi madre se siente orgullosa de mi música, pero de lo que más orgullosa se siente es de que yo siga teniendo los mismos colegas que tenía antes y de que a mi alrededor ve gente de la que no tiene que dudar. Siempre he tenido eso presente y ahora, con Little Spain, encima tengo la demostración de que profesionalmente podemos llegar lejos.

Yo te digo una cosa: por muy marketiniano que pueda parecer, yo podría haber caminado muchísimo más rápido con gente ya establecida dentro de la historia. Pero a todos los sitios a los que he ido ha sido con mi gente y hemos ido aprendiendo todos de lo que hacíamos mal y de lo que hacíamos bien. Estoy extremadamente orgulloso de eso. Prefiero ganar menos dinero, ser menos famoso, incluso hacer peor música, pero siempre rodeado de gente a la que quiero. Siempre con ambición, pero bien rodeado. Si a mí me va bien, no quiero que al que también le vaya bien sea un hijo de puta aunque sea el mejor. Yo paso de eso.

C. Tangana & Niño de Elche: “Un veneno”.

¿Qué puedes contar sobre Little Spain? ¿Qué tipo de proyecto es?

Si te tuviera que dar una definición, te diría que Little Spain es una boutique creativa especializada en la producción audiovisual, pero realmente lo que somos es contadores de historias. Y partimos de esta idea de que se puede reivindicar una cierta cultura de lo español, ni siquiera de España, porque tenemos opiniones distintas de qué es España dentro de Little Spain. Lo español es algo distinto aquí y en Estados Unidos, en América Latina o en Europa. Creemos que lo español puede ser reivindicado de una forma fuerte dentro de la cultura.

Somos gente ambiciosa que ha viajado, que ha echado de menos la tortilla y que ahora está en Madrid con una oficina pequeña haciendo cosas muy grandes. Tenemos muchos intereses en la ficción y en el cine y somos gente con una capacidad tocha para comunicar y conectar. Nos interesa la comunicación y vamos a ser un referente cultural en España dentro de muy poquito tiempo.

Ahora que estás involucrado directamente en un proyecto como ese, ¿te ves dejando la música antes de lo que la gente puede pensar? ¿O, al menos, dejando de dar la cara y trabajando más en la sombra?

Claro que sí, eso lo pienso todos los días. Yo he dejado la música más veces de las que he hecho música. De hecho ya la he dejado, pero siempre vuelvo porque soy un mentiroso contradictorio. Pero ahora mismo no puedo. Cuando eres número uno en España con el streaming más tocho en 24 horas… Hoy justo no, pero igual mañana lo quiero dejar.

Hace no tanto parecía que cualquier día te mudabas a Miami porque empezabas a tener mucho público y colaboradores en Latinoamérica, pero el sonido y el concepto de estos dos singles es muy local, muy de aquí. ¿Temías sacrificar público latino con esto?

Aunque he dicho que “Nunca estoy” me dio la fuerza para atreverme a dar el último paso hacia El Madrileño y no postergarlo, no es una decisión comercial. Aunque eso me ayudase a tomarla y ahora esté teniendo éxito, fue una decisión basada en lo que quería hacer.

Y si con esto pierdo oyentes en España o en el resto del mundo, pues los pierdo. Pero quiero estar seguro de la vida que estoy viviendo porque yo me muero mañana y paso de estar haciendo una puta mierda que no respeto. Quiero tener algo en la calle de lo que yo pueda decir “ole” e ir con la cabeza alta. Para mí eso es muy importante. Si no, se te quitan las ganas. Yo no concibo esta gente que nunca toma decisiones acerca de su carrera, que nunca se arriesga, que se mete en sitios porque son tendencia y no tienen nada que ver con ellos. Eso es una putada, es como ir todos los días con una careta. Y luego tú tienes que defender eso en directo, delante de las cámaras, delante del público. Eso es un papelón y yo ya tengo 30 palos, no voy a meterme en esas cosas. Entonces puede que pierda gente o puede que, al ser una perspectiva original, haya gente de fuera que diga “coño”. Lo que sé es que yo estoy muy a gusto y muy feliz.


“Yo he dejado la música más veces de las que he hecho música. De hecho ya la he dejado, pero siempre vuelvo porque soy un mentiroso contradictorio”



¿Llegaste a pensar en algún momento que en España, con la industria y el circuito de aquí, no podías tener una carrera potente de verdad?

Sí, yo eso siempre lo he pensado. Para ser sinceros, el otro día me saltó un vídeo en YouTube de Los 40 Principales, de hace tres o cuatro años, en el que ponía C. Tangana: vamos a cambiar la industria en un año’. Eso era impensable. Veníamos de PXXR GVNG, que era lo más mainstream a lo que había llegado lo urbano hasta ese momento, y lo otro era Violadores del Verso. Esa era nuestra movida. Hubo todo lo de Violadores del Verso, SFDK y toda esa movida, que era nicho, que no era cultura, no era tendencia. No tenía nada que ver ni con el arte ni con la moda.

Y el puto trap este que ha destrozado a dos generaciones de gente creativa en este país. No había nada ahí. Y ahora mismo, a nivel industria, a nivel cultura, a nivel tendencia, todos los que estamos haciendo cosas pertenecemos a esta ola de lo urbano. Cada uno a su manera está dándole caña a una parte. De “Operación Triunfo” salen y lo primero que hacen es llamar a Alizzz. Pero cuando yo iba a la radio y decía esto va a ser la movida, no me lo creía ni yo. Yo me decía a mí mismo vamos, manín, tú suelta tu rollo que esto va a pasar, pero eso no se lo creía nadie.

De hecho, ese era el titular, porque se pensaban que estaba de broma. Yo me acuerdo del feedback que había en redes cuando empecé con el discurso de vamos pa’lante, chavales, con esta movida…, el feedback era que yo era un flipao. Claro que he sentido el miedo de que eso no podía triunfar, pero ahora ya se ha dado la vuelta. Gracias también a todo lo que ha pasado con Rosalía, que ha exportado una identidad cultural para España. Eso es lo más grande que nos podía pasar a todos: poder hablar desde “nosotros” y no hablar desde “ellos”.

Desde que empezó la pandemia no has actuado y no has hecho nada parecido a un concierto. Aunque pareces más cómodo en el estudio que en el escenario, ¿a estas alturas echas de menos actuar o te da un poco de vértigo volver a exponerte así?

Lo echo de menos, pero no creí que lo echaría de menos. Soy un bicho de estudio y ahí es donde me gusta estar, pero ayer pillé un AVE para venir a Barcelona y he pasado la noche solo en el hotel y me acuerdo de esa vida. Me da nostalgia. Tiene mucho arte esa forma de vivir, tiene algo que te hace sentirte inspirado continuamente. Aunque estés cansado, siempre estás con esa sensación de que estás haciendo algo relevante con tu vida. Con ganas de escribir, de meterte en el estudio, de meterte en problemas, de complicarte la vida lo máximo posible. Esa energía que me da todo eso me gusta.

C. Tangana: “Nunca estoy”.

¿Cuándo crees que se invertirá el orden y pasarás tú a ser la referencia que citan los nuevos artistas? ¿Cuándo se te reivindicará dentro de la cultura pop?

Yo me siento reivindicado en secreto por mucha parte de la cultura española, aunque cada vez menos en secreto. Yo recuerdo que hubo un momento en el que la gente que tiene poder de discurso cultural en España, incluido Rockdelux, se subió a la ola cultural de lo urbano. Después del indie, que duró mucho tiempo, llegó lo urbano, que lo único que ha producido es monstruos y frustración.

Creo que a partir de Rosalía cambia el patrón y ves a los chavales que hacen otra movida. Creo que yo era reivindicado en secreto y ahora puedo empezar a ser más reivindicado en otros términos, sobre todo en cuanto a la actitud, el discurso, el modus operandi. Ahora empezará a decirlo un montón de gente abiertamente porque lo que está pasando es el broche final a toda una carrera. Pero, claro, hay que decirlo. Porque hubo un momento en el que no era guay decir que C. Tangana era guay. No era nada guay, era una puta mierda, quería decir que te estabas dejando vencer por el sistema. Y ya hemos visto lo que ha pasado. Es que estaba clarísimo que iba a pasar, por lo menos yo lo veía. Hay una generación de peña que era supercreativa que podía haber hecho cosas y que por un discurso basado en la frustración de cierta peña no ha hecho nada. No han conseguido hacer nada y van a tener que currar. No han podido dedicarle tres años de su vida a hacer movidas sin éxito pero desarrollándose para poder llegar a algún lado. Ahora encima te viene una pandemia, se joden todos los bolos, ¿y quién cojones va a sobrevivir a eso cuando no has estado metiendo moneditas en la hucha? No sobrevive nadie.

Esas cosas pasan. Pero como estamos en el primer mundo, nos mola la suciedad porque nos parece exótica. Nos mola… pues eso, ya sabe todo el mundo lo que estoy diciendo. Pues no es exótico, es una puta mierda y te mueres de hambre. Te jodes la creatividad y a currar. Y como yo he currado toda la puta vida, pues no quiero currar, manín. Ahora veo gente que reivindica eso y la forma de cambiar ha variado. El eje, para mí, es Bad Gyal. Bad Gyal pasa de todo ese discurso a espérate, voy a firmar por Interscope y voy a currarme mi directo durante un mes y medio en vez de hacer directos de mierda en salas. Yo bailo, yo canto, yo compongo, voy a hacer colaboraciones con gente. Estoy para esto y no voy a sacar la mixtape de la mixtape de la mixtape, ¿sabes? No, me voy a hacer canciones que suenen.

Ahí hay un cambio. No sé, yo veo a Aleesha y veo que es una persona con ambición, con ganas, que trabaja, que siente que es un trabajo. Yo creo que es una actitud que se reivindicará ahora que vienen mal dadas porque se verá cuál es su valor. Y dentro de unos años yo espero hacer la música suficiente para que inspire a otras generaciones. Que eso es lo guapo al final, ahí es donde está la marca. Que de repente un chaval de 12 años tenga tu música metida en la cabeza para cuando tenga 16. Esa es la gloria.

Al final eso es algo que siempre ha pasado, ¿no? En el indie siempre ha habido artistas que han tenido ambición por alcanzar el mainstream y otros que no.

No es una discusión sobre el mainstream y el do it yourself. Porque yo me lo he hecho todo, manín. Yo empecé editando mis discos y teniendo un sello, que era Agorazein. “LOVE’S” está editado por Agorazein, nosotros lo hacíamos. Eso no es nuevo de ahora. ¿Do it yourself? Do it yourself es el primer vídeo de Agorazein en YouTube, “Kind Of Red”. Eso lo hacíamos nosotros. Yo me grabo mis temas con Cristian, los producimos nosotros. Y ahora tengo una productora para hacer mis vídeos, que es Little Spain, que ha hecho los dos vídeos más caros de este año en España.

Una cosa es hacerlo tú y que no te lo hagan y ser absorbido por el sistema y otra cosa es no querer hacer las cosas bien. Y darle una nostalgia y una poética a hacer las cosas mal. Tú ves al Ceci (Cecilio G), que, de un tiempo para acá, las canciones son canciones. Y cuenta cosas, dice cosas y lo hace bien. Porque eso es ser un artista que trata de poner algo en el mundo.

Yo he hecho todo yo solo. Estoy dentro de Sony y me he tenido que pelear con Sony toda la puta vida para llegar al punto en el que estoy. Y convencerles para que ellos me hayan dado la credibilidad para poder hacer lo que yo quiero todo el rato. Pues, claro, es que esa es la pelea. El tiempo que inviertas en hacer otras cosas puedes invertirlo en pelearte para estar ahí. Yo me he hecho a mí mismo, a mí no me ha hecho nadie. El do it yourself es un valor que yo asumo, es un valor de puta madre. Pero hacerlo mal es un valor malo.

En la charla que diste en el BIME a finales de noviembre dijiste que estar en Rockdelux era una especie de objetivo para ti cuando empezaste. ¿Qué representaba para ti por aquel entonces?

Rockdelux era un ejemplo de gente que tenía un peso dentro de la cultura. Cuando decían cosas, la mayoría de los culturetas en España se lo creían. Hay gente que tiene ese crédito y hay gente que no, y yo creo que Rockdelux siempre lo ha tenido. En esa época el rap y la tendencia urbana estaba totalmente alejado de todo eso. Mucho Muchacho había sido algo fresquísimo y desde entonces no había habido nada. Muy poquita cosa, no había una escena. Con “LOVE’S” empezamos esa búsqueda para intentar salirnos del nicho del rap e intentar hacer algo con la cultura en España.

En una entrevista en marzo de 2019 te preguntaban sobre la portada de Yung Beef en Rockdelux y decías que “ahí es donde están los indies”. Entonces, ¿tú ahora qué eres?

Bueno, no sé qué va a hacer Rockdelux en esta nueva etapa, pero Yung Beef se merece muchas portadas. Es un agente cultural de España brutal. A mí me gustaría que lo que está haciendo fuese igual de emocionante que hace unos años, pero es la polla. Uno se mide por los enemigos que tiene y yo estoy muy orgulloso de la gente que he ido dejando por el camino. ∎

Las cosas claras.

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