A sus 70 años, Kevin Rowland ha vuelto, una vez más, recuperando la marca Dexys. Es un Kevin Rowland renovado, renacido. No debería resultar sorprendente para quien recuerde la espectacular resurrección de la banda antes conocida como Dexys Midnight Runners: primero con “One Day I’m Going To Soar” (BMG, 2012), su primer álbum en 27 años, al que siguió una aclamada gira que pasó en 2013 por el Primavera Sound. La refundación del grupo –hasta cierto modo, similar a la de Swans en la misma época, en el sentido de que era la misma banda y una banda diferente a la vez– continuó con “Let The Record Show: Dexys Do Irish And Country Soul” (100%-Warner, 2016), un álbum de versiones que pasó bastante más de tapadillo. Después, el líder absoluto de la banda se sumió en un vacío creativo y especuló muy seriamente con su retiro definitivo. Al parecer, un viaje a Tailandia y el descubrimiento de las filosofías orientales lo llevó a encontrarse a sí mismo de nuevo y, como parte de ello, al hallazgo de una nueva pulsión creativa que ha desembocado en “The Feminine Divine” (100%, 2023). Junto a Rowland (voz, guitarra, piano, bajo y letras), completan la actual formación su viejo aliado y único superviviente de los Midnight Runners originales Jim Paterson (trombón), Sean Read (guitarra, saxo y teclados) y Michael Timothy (teclados).
El tercer álbum de Dexys, sexto si sumamos su encarnación de los años ochenta, es un trabajo ecléctico y moderadamente sorprendente a nivel sonoro: hay atisbos del pop con influencias del northern soul luminoso al que se acercaban en sus inicios, un poco de sus efluvios folk, pero también baladas a tope de drama, pop electrónico teatralizado y mucho spoken word. Su escucha me lleva a fantasear con un Kevin Rowland compartiendo confidencias –y mesa en un pub– con Jarvis Cocker, Sparks y Stephin Merritt.
Porque, en contraposición a la variedad estilística de la que hablaba, el contenido es conceptual, con una narrativa muy clara que vendría a mostrar la gradual toma de conciencia del autor con respecto al modelo de masculinidad tóxica y errónea con el que creció. A medida que transcurre el álbum, el protagonista se va rindiendo ante el poder de la feminidad y eso lo lleva a sentirse más liberado, más pleno, por primera vez a gusto consigo mismo. “No diría que sea cien por cien autobiográfico, pero hay bastante de ello”, explica Rowland por la pantalla del Zoom. Es una cálida mañana de sábado y el músico responde a la entrevista desde su casa en Londres, con un atuendo insólitamente “casual” para lo que él nos ha acostumbrado a lo largo de los años: camiseta blanca de manga corta y gafas en su rostro. “Mi padre solía llamarme dandi cuando yo era un chaval, pero creo que no lo decía en un sentido positivo”, soltará un poco después entre risas. El líder de Dexys revela también que algunas de esas canciones eran composiciones inéditas de épocas anteriores: “Por ejemplo, el tema inicial, ‘The One That Loves You’, lo escribí a comienzos de los años noventa y plasma mi punto de vista de entonces. Yo tenía claro que si alguien tocaba a mi novia, le pegaría. Era como realmente pensaba en aquella época”.
Entonces ¿el disco es una forma de confrontar tu antiguo yo con el actual?
Hasta cierto punto. Ya te digo que no es del todo autobiográfico, pero sí, supongo que sí. Es más fácil para vosotros, los periodistas, decirlo porque lo observáis desde fuera. Yo estoy demasiado cerca. En realidad lo hago todo de modo intuitivo, sin analizarlo demasiado.
Dentro de la narrativa, casi al final del disco hay una trilogía de temas –“My Goddess Is”, “Goddess Rules” y “My Submission”– que muestran una especie de relación sadomaso.
¡Es kinky! Son movidas de dormitorio. Es divertido.
Hace muchos años que se habla de la crisis de la masculinidad. ¿Cuándo te diste cuenta de que la tuya era la que no deseabas?
Puede que alrededor de 2018 o 2019.
En esa toma de conciencia, ¿le debes más al tao que a los avances del feminismo?
Al tao y también al tantra. Pero no solo atañe a ese concepto de masculinidad. Aunque nací en Wolverhampton, Reino Unido, mis padres eran irlandeses y me educaron en un catolicismo muy estricto. Sé que España es un país católico, pero el catolicismo irlandés pienso que es muy extremo. Está el catolicismo y luego está el catolicismo irlandés, aunque no estoy completamente seguro de esto que te digo. El caso es que cuando yo era niño la espiritualidad y el sexo estaban completamente separados. El sexo ni siquiera era algo de lo que se supusiera que podías hablar. Es una de las cosas más potentes que tenemos, pero era secreto. Nadie me contó absolutamente nada sobre ello cuando yo estaba creciendo: ni los profesores ni mis padre; no había ningún tipo de educación sexual. Así que, cuando llegabas a los 14 años o a la edad en que el cuerpo explota con esos sentimientos, nadie te decía nada sobre ello. Entonces piensas que, si es algo secreto, es algo malo. Pero muchas de las filosofías orientales lo consideran como parte del mismo todo, no es algo desconectado. Ellos te dicen que el sexo también puede ser algo espiritual. Esa fue una revelación para mí y todavía lo es.
En el vídeo de “My Submission” apareces vestido como una mujer...
No vestido como una mujer. Vestido femenino (ríe).
A raíz de eso, en los medios se han hecho muchas referencias a “My Beauty”, tu álbum de versiones en solitario publicado por Creation en 1999, donde también aparecías ataviado de modo... femenino. En su momento dio lugar a cierta controversia; era la época del “new laddism” en Reino Unido, te tiraron botellas en el festival de Reading...
Eso se lo deberías preguntar a la gente a la que escandalizó. Para mí, lo que estaba haciendo era todo normal.
“The Feminine Divine” acaba siendo una celebración de la libertad, pero, además, de una libertad adquirida en una etapa muy tardía de tu vida. Yo veo aquí una declaración sobre el edadismo que lo hace todo más subversivo todavía.
Nada de esto era consciente a nivel de lanzar un manifiesto o algo así; simplemente quería hacerlo, quería expresar mi feminidad. Pero el hecho de que sea un hombre de 70 años haciéndolo puede adquirir ese carácter. Genial si es así, pero, como te digo, mis primeros impulsos son intuitivos. Algo que me sale del corazón, algo que siento.
Hablando también sobre el edadismo, ¿has tenido algún problema con la industria para reflotar a Dexys? Intuyo que muchos os seguirán recordando como aquella joven banda de pop de los años ochenta y preferirían venderos desde la nostalgia.
No, no lo creo. Mira, cuando volvimos en 2012 era como unos nuevos Dexys. Ni siquiera veía una relación con nuestra antigua encarnación, porque habían transcurrido 27 años desde el anterior álbum (se refiere al incomprendido “Don’t Stand Me Down”, que publicó Mercury en 1985). No es una continuación, es como una nueva banda. Por eso cambiamos el nombre de Dexys Midnight Runners a Dexys. Creo que es una locura comparar. Veo a algunos de los fans en nuestro foro comparando los nuevos discos con los antiguos, y eso es ridículo. ¿Cómo vas a comparar “Uno de los nuestros” (1990) con “El irlandés” (2019), de Martin Scorsese? O, una analogía mejor, ¿cómo vas a comparar “Taxi Driver” (1976) con “El irlandés”? Son dos épocas muy diferentes de la vida creativa del director. En cuanto al sello actual, nosotros les pusimos las canciones antes de firmar el contrato y les gustaron. Yo les conté lo que quería hacer en el vídeo de “My Submission” y ellos dijeron: “¡Genial!”. Es un buen sello, pequeño e independiente, no una de esas discográficas grandes y horribles en las que ni siquiera sabes quién está trabajando ahí. Con la gente de 100% Records hablamos todos los días y estoy contento.
Los Dexys que tocáis en “The Feminine Divine” sois cuatro varones, lo cual es una paradoja. O tal vez fortalezca la narrativa del disco: cuatro hombres rindiéndose ante el poder de la feminidad.
Mira... esa narrativa proviene de mí. Yo he escrito todas las letras y soy el cantante. Ellos solo son músicos, no han escrito ni una sola palabra. Pero sí que tenemos a una mujer en la banda, Claudia, que estará en los conciertos en vivo.
En la gira vais a interpretar el álbum en orden y al completo, ¿verdad?
Sí. Todo lo que puedo decir es que vamos a representar todo el disco en el escenario, desarrollar toda la narrativa de modo un poco teatral.
También habéis anunciado que tocaréis gran parte del material de “Too-Rye-Ay”, de 1982. ¿Cuál es tu relación actual con ese disco, el de mayor éxito de Dexys Midnight Runners?
En 2022 lo remezclamos y lo reeditamos con el título “Too-Rye-Ay (As It Should Have Sounded)” y me siento mucho más contento con el resultado ahora. Íbamos a hacer una gira para presentarlo el año pasado, pero me caí de mi moto, me fracturé un tobillo y me tuve que operar de una rodilla, lo que me provocó mucho dolor. Mi pierna estuvo inmovilizada y en alto durante seis meses y tuvimos que cancelar los conciertos, donde lo previsto era tocar el álbum al completo. Entonces, para recuperar aquel trabajo de alguna manera, lo que vamos a hacer en esta gira es interpretar muchas canciones de ese disco en la segunda parte del show. Habrá una primera parte, un intermedio de quince o veinte minutos, y después tocaremos el material antiguo.
Supongo que gran parte del público acudirá a los conciertos esperando escuchar, sobre todo, el repertorio de los ochenta. Antes me decías que no había relación entre esas dos encarnaciones. ¿No hay ahí un conflicto?
Ese nunca ha sido un problema. ¿Nos viste en el Primavera Sound, en 2013? Creo que hicimos también el nuevo álbum de entonces al completo y, después, las canciones antiguas, y todo fue muy bien. En Inglaterra, sobre todo, ya no esperan nostalgia. Los fans nos conocen y saben que siempre vamos a tocar principalmente el nuevo álbum, porque es lo que solemos hacer.
Estuviste a punto de retirarte antes de grabar este disco. ¿Te encuentras en un mejor momento ahora, tanto a nivel creativo como de moral? ¿Seguirás por aquí más tiempo?
Sí, me gustaría hacer otro álbum. Tengo algunas ideas sobre un concepto para otro disco, muy diferente a este. Pero de momento estoy ocupado con la promoción y con la preparación de los conciertos, así que no sé cuándo tendré tiempo para ello. A ver si el año que viene. ∎