Grandes nadadores. Foto: Alfredo Arias
Grandes nadadores. Foto: Alfredo Arias

Entrevista

King Hannah, dos en la carretera

El dúo de Liverpool formado por la cantante y compositora Hannah Merrick y el guitarrista Craig Whittle plasma en su segundo disco, “Big Swimmer”, muchas de las experiencias vividas en la gira americana de su anterior álbum. Hablamos con ellos de sus nuevas canciones, discusiones de trabajo, vocaciones frustradas y chocolatinas con patatas fritas. Actuarán este mes de diciembre en Barcelona (día 8, La Nau), Madrid (9, El Sol) y San Sebastián (10, Dabadaba).

“Di cosas bonitas”, ruega Hannah Merrick a su compañero, y suelta una sonora carcajada que reverbera en el vestíbulo del hotel como si fuese una iglesia. Ríe nerviosa porque les he pedido que se describan el uno al otro, como músicos y como personas. “Ella es…”, empieza a decir Craig Whittle, pensándolo quizá demasiado. “Oh, no…”, dice Hannah, temiéndose lo peor. Por fin arranca: “Como persona es muy agradable, determinada, un poco cabezota… pero con la dosis justa de cabezonería”. “¿Ya está?”, tercia Hannah, que esperaba más lindezas. “¡No creo que él quiera un ensayo!”, se justifica Craig, que prosigue: “Y musicalmente… (otra larga pausa) pienso que es una de las mejores vocalistas y compositoras del mundo”. “Oh, gracias, la espera ha merecido la pena”, bromea Hannah.

“Craig es muy majo, increíblemente majo”, dice ella asumiendo su turno. “Divertido, muy divertido. Y tiene mucha paciencia”. ¿Contigo o en general?, pregunto. “Conmigo”, responde, fingiendo ponerse seria. Y prosigue: “Musicalmente tiene un buen gusto increíble; en realidad, en todo lo relacionado con el arte: en cine, literatura, en series de televisión. Es un instrumentista asombroso, puede tocar cualquier cosa. Tiene un oído fantástico y es el mejor guitarrista del planeta”, remata, para regocijo de ambos.

La simpatía y jovialidad que en las distancias cortas derrochan Merrick y Whittle, los dos componentes de King Hannah, desmienten la hierática languidez de sus fotos y, de modo más notable, de su música, por lo general sombría, desmayada y propensa a las atmósferas morosas tiznadas de guitarras grunge. Atributos presentes de nuevo en el segundo larga duración del dúo de Liverpool, “Big Swimmer” (City Slang-Music As Usual, 2024), que fue precedido por el single de igual título en el que colabora Sharon Van Etten.

“New York, Let’s Do Nothing”, canción de “Big Swimmer” y vídeo dirigido por el propio Craig Whittle.
“Queríamos que sonara real”, dice la cantante y letrista. “Y que reflejara lo que hemos aprendido del pasado, cuando escribíamos canciones con demasiadas cosas que no necesitaban. Nos propusimos librarnos de eso. Además, queríamos incluir algunas canciones un poco más movidas”. A lo que el guitarrista añade entre risas: “Los temas suenan un poco más tradicionales… en sentido positivo”.

Aseguran que el relativo éxito de su primer álbum, “I’m Not Sorry, I Was Just Being Me” (City Slang, 2022), no les ha metido presión. Lo que sí les ha influido, y mucho, ha sido la gira de aquel disco, en la que se patearon Estados Unidos como teloneros de Kurt Vile y Thurston Moore. “Muchas letras hablan de aquella gira”, reconoce Hannah. “Plasman escenas de las que fuimos testigos y sobre las que escribimos rápidamente”. Según Craig, “recorrer aquel país de gira ha sido todo un sueño. Te ves tocando en Jackson, Misisipi, y lugares así, y es de locos. Cuando llegó el momento de componer el disco, esos recuerdos nos asaltaban”.

Les pregunto por algún momento especialmente memorable. “¿Bueno o malo?”, salta ella. ¿Hubo momentos malos? Hannah titubea antes de responder: “Hay una canción en el álbum titulada ‘Milk Boy (I Love You)’ y es muy muy triste. Mientras estábamos en Filadelfia vimos a un hombre amenazando a un niño con un martillo. Trataba de asustarlo. Pensamos que tal vez era su hijo. Y aunque no pasó de ahí, nos pareció horrible. Justo después teníamos que tocar, y supuso un contraste muy fuerte pasar de aquello tan oscuro al momento feliz de estar tocando. Pero eso es América, muy oscura y buena a la vez”.

“Mientras estábamos en Filadelfia vimos a un hombre amenazando a un niño con un martillo. Trataba de asustarlo. Pensamos que tal vez era su hijo. Y aunque no pasó de ahí, nos pareció horrible. Justo después teníamos que tocar, y supuso un contraste muy fuerte pasar de aquello tan oscuro al momento feliz de estar tocando”

Hannah Merrick

Les chocó ver en las gasolineras expositores con merchandising de Donald Trump. Preferían gastarse el dinero en… chocolatinas. “Tienen una gran variedad”, dice Craig. “Nos chifló la de la marca Reese’s. Tienen diferentes versiones, como esa con patatas fritas, algo nuevo para nosotros. Lo probábamos todo. También caramelos de agua salada”.

La obsesión de King Hannah por la comida es patente desde el inicio de su carrera, cuando publicaron por su cuenta la canción “Crème Brûlée”. Curiosamente, y a pesar del título, no hay referencias culinarias en su letra, básicamente una repetitiva salmodia de frases de amor. “Queríamos un título que resaltara y pensábamos que la canción sonaba un poco francesa o europea”, dice Merrick. “En la maqueta se titulaba ‘I Need You’, pero nunca son títulos definitivos. City Slang nos fichó después de lanzar esa canción, y supongo que no les habría llamado la atención si se hubiera titulado ‘I Need You’”, concede su compañero.

Craig Whittle y Hannah Merrick: amigos, colegas. Foto: Alfredo Arias
Craig Whittle y Hannah Merrick: amigos, colegas. Foto: Alfredo Arias
Sucedió a este sencillo otro titulado “Meal Deal” (“Ganga de comida”), y el nuevo disco, además de la citada “Milk Boy”, incluye “John Prine On The Radio”, tema que, según Craig, “habla de cocinar y de pollo”, y “Somewhere Near El Paso”, “sobre sándwiches de atún y barritas de cereales”. “La comida es una cosa aburrida cotidiana”, se sincera Hannah. “Resulta divertido escribir sobre cosas normales cotidianas. Es algo que puedes visualizar y el oyente recordar. Todo el mundo se identifica con la comida”.

En general, King Hannah utiliza en sus canciones imágenes sencillas para plasmar sentimientos más profundos. ¿Discuten en el proceso de composición? “Es horrible, pero sí”, confiesa Merrick. “Luego nos vamos a dormir y por la mañana ya se ha solucionado. Pero sabemos cuándo algo no va a gustar al otro. Y si tengo una canción que no me convence pero sé que a él le va a encantar, se la enseño, porque insistirá en que la metamos en el disco y de repente se convierte en algo grande. Ocurrió con ‘Big Summer’. Yo no la quería en el disco, y Craig era como ‘debe estar’. Y ahora es mi canción favorita”.

“Odio los solos de guitarra. Lo que hago supongo que debe de venir de la música que escuchamos, Neil Young y cosas así. Son como solos, pero no lo son. Yo lo veo como un momento de poner ahínco y aportar emoción”

Craig Whittle

La música de King Hannah tiene dos voces; la de Hannah Merrick y la guitarra de Craig Whittle. Los pasajes instrumentales podrían describirse como solos de guitarra, recurso en desuso en la música indie. “Odio los solos de guitarra”, sentencia Craig. “Lo que hago supongo que debe de venir de la música que escuchamos, Neil Young y cosas así. Son como solos, pero no lo son. Yo lo veo como un momento de poner ahínco y aportar emoción”. No pertenecen a esa generación de bandas británicas que sonaban muy británicas. “Crecimos escuchando sobre todo música americana”, dice él.

Merrick (36 años) y Whittle (32) se conocieron en sus tiempos de universidad. Ella estudiaba Música y él, Escritura Creativa. Cuando en la facultad de Hannah organizaron un recital de fin de curso, Craig acudió para ver tocar a unos amigos.“De repente salió ella con una guitarra acústica a cantar una canción llamada ‘Fleeting’. Aún me acuerdo de la letra. ¿Te animas a cantarla?”, dice ahora Craig. “Él vino a ver a sus amigos”, se escabulle Hannah. “La vi y pensé ‘guau, es muy buena”. No hablaron esa noche. Dos años después Craig empezó a trabajar en un bar en Liverpool donde ella ponía copas. “Le dije ‘hola, no me conoces, pero te vi’, y se quedó cortada. Nos hicimos amigos. Ella estaba escribiendo canciones y necesitaba un guitarrista…”. ¿Solo amigos?, inquiero. “Solo colegas”, responden ambos tras mirarse tratando de adivinar qué va a responder el otro. Craig terminó la carrera, pero tiene abandonada la literatura. “Hubo un momento en que pensaba que quería ser escritor y músico. No sabía decidirme, y entonces conocí a Hannah”. “Y arruiné su vida”, ríe ella. ∎

Etiquetas
Compartir

Contenidos relacionados