Folk-rock de profundidad. Foto: Jesse Dufault
Folk-rock de profundidad. Foto: Jesse Dufault

Entrevista

Matt Pond PA: la música como ajuste de cuentas con el pasado

Más de dos décadas después, Matt Pond sigue al volante de Matt Pond PA, recorriendo carreteras físicas y emocionales en busca del equilibrio. En “The Ballad Of The Natural Lines”, álbum que publicó en febrero, su folk-rock suena más depurado que nunca. Charlamos con él sobre este nuevo trabajo, la memoria y la necesidad de seguir moviéndose.

Antes de escribir canciones sobre la fugacidad del tiempo, Matt Pond soñaba con ser guardabosques. Creció en el noroeste de Nuevo Hampshire, donde se refugiaba en el bosque, no tanto por amor a la naturaleza como por necesidad de escape. Ese impulso nunca lo abandonó, pero terminó canalizándolo en la música.

Su proyecto Matt Pond PA nació en 1998 en Filadelfia, bautizado con su nombre y las siglas del estado de Pensilvania (PA), como una forma de dar identidad a un sonido que mezclaba folk, chamber pop y arreglos de cuerdas cálidos y envolventes. Desde discos como “The Green Fury” (Polyvinyl, 2002) y “The Nature Of Maps” (Polyvinyl, 2002) o el celebrado “Emblems” (Altitude, 2004), las estaciones, los paisajes y la idea del tránsito marcaron su obra. Lo que empezó como un proyecto independiente se consolidó con discos como “Several Arrows Later” (Altitude, 2005) y “The Dark Leaves” (Altitude, 2010), y ha seguido evolucionando con trabajos como “The State Of Gold” (Doghouse, 2015; reeditado en 2021 con una nueva secuencia y remasterización que realzó su producción más ambiciosa), “Still Summer” (131 Records, 2017), “A Collection Of Bees Pt. 1” (Autoeditado, 2020) o el reciente EP “Call And Response” (Autoeditado, 2024; junto a Alexa Rose).

En 2022, tras haber anunciado su retirada, rebautizó el proyecto como The Natural Lines con un disco homónimo. Ahora vuelve a firmar como Matt Pond PA “The Ballad Of The Natural Lines” (131 Records, 2025), un álbum que suena tanto a despedida como a redescubrimiento. Hablamos con él sobre la memoria que atraviesa sus canciones y lo que implica escribir cuando todo empuja en contra.

“The Ballad Of The Natural Lines”, vídeo realizado por Erin Magner y Jesse Dufualt.

Después de más de 25 años escribiendo canciones, ¿todavía consiguen sorprenderte?

Las canciones siempre son una sorpresa. Y, de hecho, es la única sorpresa que realmente disfruto. No hay nada como ese momento en el que unas palabras sueltas y unos acordes algo torpes encajan en perfecta armonía. La inspiración va y viene en oleadas, así que no suelo preocuparme demasiado por eso. Sé que, tarde o temprano, una canción me sorprenderá cuando menos lo espere. A veces estoy en el sótano, trasteando con una afinación nueva sin pensar mucho, y de repente aparece una combinación de notas que se expande sola y termina siendo una canción. No hay fama ni dinero que puedan compararse con esa sensación. Es insustituible. Solo se le acerca ver una película hermosa o perderme durante horas en lo profundo de un bosque.

Esa sensación de perderse también aparece en tus letras con el movimiento y la conducción. ¿Crees que conducir se ha convertido en una metáfora en tu música?

Para mí conducir es sinónimo de libertad, de tener el control absoluto sobre tu destino. Es una de las pocas maneras en las que realmente se puede experimentar la sensación de estar presente. Cuando conduzco, suelo escuchar la misma canción una y otra vez, durante horas, solo para intentar entender qué es lo que la hace tan especial.

“Las canciones siempre son una sorpresa. Y, de hecho, es la única sorpresa que realmente disfruto. No hay nada como ese momento en el que unas palabras sueltas y unos acordes algo torpes encajan en perfecta armonía”

En 2022, después de anunciar tu retirada con “Still Summer”, rebautizaste brevemente tu proyecto como The Natural Lines, un nombre que ahora se cuela en el título del nuevo álbum. ¿Qué te hizo volver a Matt Pond PA?

Creo que he pasado gran parte de mi vida intentando huir de quien soy. No me gusta escuchar mi nombre y cuando aparece en una crítica siento que no hay barrera entre eso y yo. Pero este soy yo. No puedo fingir ser otra cosa. Hay quien se siente cómodo tras un personaje o un nombre artístico, y me parece bien. Pero yo no. Yo lanzo señales a quienes, como yo, viven entre la emoción de existir y la búsqueda de armonía.

Quizá por eso, imágenes como la sombra de un halcón en la carretera en “Those Wings” se sienten tan viscerales. ¿Cómo surgen estos detalles en tus canciones?

Vi esas alas proyectadas en la carretera camino a North South Lake, hace un par de veranos. Un halcón pasó volando por encima y proyectó una sombra enorme. Tuve que escribir sobre ello de inmediato, sentí que era una especie de mensaje. Hay una ligera sensación de suicidio en la canción. Es difícil estar en Artists Rock, en las montañas Catskills, y no pensar en saltar. Pero es solo un pensamiento fugaz, no un impulso real. Como dice la letra de “Is That All There Is”, todavía no estoy listo para esa decepción final.

En una ruta muy personal. Foto: Jesse Dufault
En una ruta muy personal. Foto: Jesse Dufault

Esa sensación de fugacidad también aparece en “Korea”. ¿Dirías que viajar ha influido más en tu música que los lugares que has llamado hogar?

Nunca he tenido un hogar de verdad hasta ahora. De niño, nos mudábamos constantemente por Nueva Inglaterra y ningún sitio lo sentía de una manera permanente. Más adelante seguí igual: Filadelfia, Nueva York, Florida… Siempre de paso. Siento que he estado de gira toda mi vida. Incluso cuando me enamoro de un lugar nunca sé si va a durar. Así que sí, esa vida de mirar por la ventanilla y ver cómo el paisaje se desvanece ha moldeado completamente quién soy y cómo escribo canciones.

Y cuando miras por el retrovisor, ¿sientes que la relación con tu origen ha cambiado como en “Connecticut”? En “You can take the kid from Connecticut, but you can’t take the cut from the kid” hay un aire de ajuste de cuentas…

Es una sensación heredada. Mi padre era de Connecticut. No conocía bien a su familia, más allá de su frialdad emocional. Mi único recuerdo claro es el de su padre mirándome con disgusto porque estaba bebiendo Coca-Cola directamente de la lata. Pero fue un recuerdo fugaz. El río Connecticut sube por la autopista y divide los estados donde crecí: Nuevo Hampshire y Vermont. En verano solíamos saltar del puente Ledyard al río por la noche, volando en la oscuridad, con un poco de alcohol en la sangre y sin miedo a nada. Lo único que ha cambiado en mí es que ahora soy más consciente del papel que juego en los problemas que yo mismo creo.

“Sigo atrapado en mi cabeza, mirando el mundo desde esta torre de carne y hueso. No busco la nostalgia. No quiero volver atrás. Aunque cada vez estoy más cerca de la muerte, también estoy más cerca de entender la verdad sobre esta existencia”

Y quizá por eso este álbum no suena nostálgico, aunque mire al pasado. ¿Escribes para reconciliarte con él?

No creo haberme sentido nunca tan diferente. Sigo atrapado en mi cabeza, mirando el mundo desde esta torre de carne y hueso. No busco la nostalgia. No quiero volver atrás. Aunque cada vez estoy más cerca de la muerte, también estoy más cerca de entender la verdad sobre esta existencia. Escribo sobre el pasado porque es como una película que siempre está en mi cabeza. Los momentos más significativos resuenan con lo que estoy viviendo en el presente, y de ahí surgen las canciones.

“Goldie” tiene un tono agridulce. ¿Crees que las canciones ayudan a preservar momentos, o cambian la forma en que los recuerdas?

Las canciones cambian la manera en que recuerdo los momentos. Y me gusta que sea así. Me encantan los recuerdos, pero prefiero que se vayan moldeando con el tiempo. No tengo problema en alterar uno si sirve para que encaje en la canción que estoy escribiendo. Es una especie de alquimia metafísica: dulces mentiras al servicio de un bien común.

“Goldie”, vídeo realizado por Jesse Dufault.

La planta de clivia en tu canción “The Clivia In The Living Room” es un símbolo muy concreto. ¿Cómo está? ¿Está creciendo? Necesitamos saberlo.

A lo largo del tiempo he tenido varias plantas y gatos que dejaron atrás antiguos compañeros de piso. Pero esta planta es diferente. Fue la primera vez que sentí que algo vivo estaba realmente vinculado a mí, que dependía de mí. Este invierno ha florecido dos veces y está en plena forma.

Comparado con tu trabajo anterior, la naturaleza juega un papel más sutil en este álbum. ¿Vivir en el valle del Hudson ha cambiado tu forma de relacionarte?

Antes escribía sobre la naturaleza porque vivía en la ciudad. Ahora que la tengo alrededor ya no necesito invocarla para mantenerme cuerdo. Crecí en Nuevo Hampshire y pasaba mucho tiempo solo, corriendo por el bosque. Me fascinaba ese silencio aterrador, el crujido repentino de una rama al romperse. Nunca podré sentirme del todo en paz con lo que me rodea. El mundo siempre será dulce y feroz a la vez.

“La diferencia entre crear algo con sentido y participar en algo hecho solo para el consumo es muy clara. Y aunque esas cosas funcionen, muchas veces se sienten completamente desechables”

Ser un artista independiente da libertad. ¿Sientes que ahora tienes más control?

Hoy en día cualquier artista tiene a su alcance las herramientas necesarias para ser su propio sello. Lo único que falta, quizá, es un acuerdo de distribución física. De hecho, los sellos han aceptado el statu quo del streaming sin intentar cambiarlo ni adaptarse. Creo que los artistas deberían defenderse por sí mismos. Y si los sellos y quienes los dirigen de verdad se preocuparan por el arte de la música, deberían replantearse su función y encontrar una forma útil de encajar en el mundo actual.

Con las plataformas de streaming y la Inteligencia Artificial transformando la industria, ¿crees que todavía es posible construir una carrera a largo plazo?

Por desgracia, si los músicos no empezamos a trabajar juntos, todo va a seguir siendo cada vez más difícil. Necesitamos una alianza. Hay que soltar prejuicios y remar en la misma dirección. Yo he seguido porque esto es lo único que me encanta.

Música y alianzas. Foto: Jesse Dufault
Música y alianzas. Foto: Jesse Dufault

Leí en Instagram que trabajaste como tour manager para Nikki Glaser. ¿Cómo cambias el chip?

No me molesta estar entre bambalinas. Además de ocuparme del tour, también sacaba fotos. Me gustaba documentar la gira, hacer una foto cada noche, inventar ideas creativas. Pero el mundo de la fama y el dinero es fácil de dejar atrás, porque en el fondo está vacío. Cambiar de ritmo, en cierto modo, puede ser hasta estimulante. La diferencia entre crear algo con sentido y participar en algo hecho solo para el consumo es muy clara. Y aunque esas cosas funcionen, muchas veces se sienten completamente desechables.

Ahora que el álbum lleva un tiempo fuera, ¿sientes que lograste expresar lo que querías?

Me encantan los discos. Me encanta escribir y grabar. Lo raro viene cuando la música sale al mundo. Este álbum es más contenido, está pensado para ser meditativo, pero también dejé muchas cosas bajo la superficie, para quien quiera ir un poco más allá. Claro que espero que la gente lo escuche y conecte con él, pero al final es como un hijo: tienes que dejarlo ir y ver cómo se las arregla solo. Ojalá aún haya quien lo escuche y quien le coja cariño. ∎

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