De adalides del pop de celofán como The Field Mice a terroristas de los preceptos pop como Disco Inferno, la huella de “Power, Corruption & Lies” de New Order ha ido forjando un camino que entiende tanto de impacto en la ética underground de The Wake como de las texturas extasiadas del techno madchesteriano patentado por 808 State. El curso de su estela no sabe de caminos unidireccionales. Lo suyo es una rotación constante, como la de aquellos discos que no hacen más que ganar puntos con los años, ya sea porque las comparaciones son odiosas con todo lo que vino después o, sencillamente, porque estamos hablando de un tratado pionero en el híbrido de la antítesis estilística. Una hazaña capaz de anudar en la misma senda a Family y a The Knife. Demasiado importante como para no dejarse atrapar.