Como aperitivo salió el hijo, Jamie. Después el padre, Peter, con Jamie y el otro vástago, Peter Jr., como miembros de su banda. La familia Perrett al completo para una noche de electricidad setentera, de duelos líricos o salvajes de guitarra, de temas contundentes susurrados en calma. Austeridad en las formas. Intensidad en los resultados. Un enorme concierto de rock con cruces de guitarras que nos hicieron recordar a los tiempos de The Velvet Underground (Lou Reed y Sterling Morrison), a la época de Reed con Robert Quine, a Television y The Feelies, pero también a Johnny Thunders. Nueva York transmutado en Camberwell, el distrito del sur de Londres donde nació Peter Perrett hace 72 años. Y ahí está, recuperado tras varios procesos autodestructivos, renacido en 2017 y plenamente vigente en los inicios de 2025.
Jamie Perrett, el hombre tras esta recuperación, el hijo pródigo que anima al padre a volver por sus fueros, protagonizó en calidad de telonero una breve actuación de seis temas acompañado solo de su guitarra eléctrica. Cantautor desgarrado con algo de pose, la misma que después, integrado en la banda que acompaña a su padre, demostró como rockstar indie: toca realmente muy bien, pero le sobran esos gestos y esas guitarras alzadas para que reverberen al aire que nunca esgrimían Quine, Tom Verlaine o Richard Lloyd. Seis baladas de crooner eléctrico que sirvieron para calentar motores a la espera del esperado progenitor.
Y no defraudó, en absoluto. Una veintena de temas interpretados con vigor y lucidez que rememoraban el pasado a la vez que apuntalaban el presente. Porque el estilo de Peter Perrett, en solitario o en el recuerdo de The Only Ones, no ha perdido fuelle. Por look, aunque sea mucho más delgado, podría recordar al último Roy Orbison: cabello, gafas oscuras, camiseta negra. Frente al micrófono presenta una voz irremediablemente distinta a la de la época de The Only Ones, ahora más arrastrada pero no agotada, casi recitativa, con estilo. La guitarra eléctrica es para él, ahora, más un reposo que un instrumento creativo. Esa función, la de contrapunto a la solista de su hijo Jamie, la cubría un segundo guitarrista. El rasgaba de vez en cuando, sumándose a los muros de sonido que iban de la furia a la melodía.
Abrió el concierto con “I Wanna Go With Dignity” en clara vena velvetiana enfrentada con The Stooges. Es el tema que abre también su reciente disco, “The Cleansing” (2024). Si su obsesión es seguir siendo digno, no tiene de qué preocuparse. Lo es. Cayeron cuatro canciones más de este último trabajo, la metronómica “My Secret Taliban Wife”, la animosa y esbelta “Fountain Of You”, el power pop de “Mixed Up Confucius” y la que cerró el concierto en generoso bis, “Disinfectant”, que en otros tiempos podría convertirse en un himno.
Repasó su otros dos discos en solitario desde el resurgimiento, varios temas de “How The West Was Born” (2017), como “An Epic Story”, con sus finísimos punteos de guitarra, y la envolvente “Living In My Head”; y un par de “Humanworld” (2019), con “Heavenly Day” marcando de nuevo la influencia del Reed más urbano y lírico. Y, entre temas propios, varias paradas en el camino de The Only Ones. No faltó uno de los temas estrella de aquella banda en la que Perrett y John Perry entrecruzaban las guitarras, “Another Girl, Another Planet”, del primer y homónimo álbum de 1978. Era quizá el más esperado y, tal vez por ello, supo a poco, más correcto que entusiasta. Todo lo contrario que “The Beast”, del mismo primer disco del grupo, que sonó igual de proteínico con su riff arrastrado de guitarra. Momento álgido.
Perrett parecía sentirse cómodo en todo momento con sus hijos a uno y otro lado del escenario, Peter Jr. a su derecha, en segundo plano pero persistente y discreto con el bajo, y Jamie a su izquierda, feliz de tocar la música de su padre y demostrar su dominio de las seis cuerdas en solos que duraban lo justo, más líricos que incandescentes. El segundo guitarrista Benjamin Markham, el experimentado batería John Cowsill y la teclista y vocalista Lauren Moon, algo intrascendente bajo la capa de guitarras entrecruzadas que no le dieron opción alguna a destacar, completaban una de esas bandas modélicas para el directo, equilibradas, respetuosas con el material y fogosas. El foco estaba en Peter Sr. y estuvieron siempre a su altura. ∎