El nuevo álbum de Veronica “
Ronnie Spector” Bennett,
“The Last Of The Rock Stars” (The Music Coalition-Everlasting-Naïve, 2006), suena muy digno. Canciones rock clásicas, elegantes, ásperas, a veces con pasajes AOR, pero sin perder nunca la visceralidad.
“Quería que cada canción explicase algo de mi vida. He invertido nueve años en hacer este disco. La mayoría de la gente creía que yo había muerto. Keith Richards creía que yo había muerto. Cuando nos encontramos me dijo: ‘Ronnie, ¿dónde te habías metido?’. Estuve encerrada mucho tiempo, estuve en rehabilitación...”, explica esta neoyorquina nacida en Harlem en 1943.
La discográfica nos advierte de que no se admiten preguntas sobre Phil Spector, con quien estuvo casada entre 1968 y 1974. Motivos: aún hay litigios pendientes y ella ya lo contó todo en su biografía, “Be My Baby: How I Survived Mascara, Miniskirts And Madness, Or My Life As A Fabulous Ronette” (1990). Además, su marido-mánager, Jonathan Greenfield, la escolta durante la charla. Yo esperaba media hora seria y tensa, tal y como había reflejado en su artículo Sean O’Hagan (no confundir con el líder de High Llamas) para el diario británico ‘The Guardian’. Ronnie le respondió de forma triste y atormentada, tanto que la pieza se tituló “Ronnie espectro”. Unas semanas después, encantada con el sol de Madrid, su actitud había cambiado por completo. Incluso había que cortarle para que parase de hablar de Phil...
Llevo la misma banda desde hace más de diez años. Tengo muchas ganas de salir de gira. Hago rock‘n’roll. Esa es la música que me gusta. Bueno, también me gustan Tito Puente y canciones como “Up On The Roof” de The Drifters. Esos eran los sonidos que entraban por mi ventana cuando era adolescente. Ahora la gente me pregunta:
“Ronnie, ¿por qué no haces jazz?”. Yo les digo que nunca me ha llegado. Soy una letrista... y el jazz no tiene letras. Me parece lento, aburrido, como unos tipos que han tomado drogas. A mí me gustan el pop y el rock. En directo hago el amor con el público. Tengo dos hijos y un marido, pero cuando subo al escenario es como si no existieran: solo me preocupa hacer el amor con el público. Mi show es muy sexy.
Phil Spector me engañó diciendo que sacaría más discos y nunca los sacó. Me decía:
“Te he escrito una canción mejor que ‘I Want To Hold Your Hand’”. Era mentira. Estando con él hice dos discos en siete años: en 1969 el single “You Came, You Saw, You Conquered” para A&M, y en 1971 otro para Apple, “Try Some, Buy Some”, una composición de George Harrison. En esa época yo era naíf, joven, vulnerable. Phil me quitó lo que más quería, que era cantar y actuar. Me arruiné. Perdí mi apartamento, no hice la gira de estadios con The Beatles. A ellos les sentó fatal porque ya estaba todo preparado y habían puesto un sitio especial en el escenario para poder escuchar mi show antes de tocar. Lo perdí todo. Cuando salieron las Ronettes, la gente nos adoraba. Nos llamaban constantemente. Phil me invitó a California, y me encerró. Mi madre se puso furiosa y le dijo:
“Si la llevas a California, tienes que dejar que sienta un poco el sol”. Yo odiaba California. Es justo lo contrario de lo que me gusta: no hay bullicio de gente, ni buena radio ni vida; es todo demasiado tranquilo.