Ronnie Spector, mito del mejor pop. Foto: Alfredo Arias
Ronnie Spector, mito del mejor pop. Foto: Alfredo Arias

Entrevista

Ronnie Spector: sobreviviré

Ronnie Spector recuerda con alegría su etapa en The Ronettes, una de las cumbres de la música pop del siglo XX. The Rolling Stones fueron sus teloneros. Grabó discos con The Beatles y The E Street Band como músicos de sesión. Brian Wilson escribió “Don’t Worry Baby” pensando en ella. Por si fuera poco, fue esposa de Phil Spector, quien convirtió su matrimonio en una trampa infernal. A propósito de “The Last Of The Rock Stars” (2006), con la colaboración de Patti Smith, Keith Richards y el ya difunto Joey Ramone, hemos podido entrevistarla en Madrid: nos enteramos de qué cantante español le parece sexy y de que un presidente de Estados Unidos pidió verla en privado. 

El nuevo álbum de Veronica “Ronnie Spector” Bennett, “The Last Of The Rock Stars” (The Music Coalition-Everlasting-Naïve, 2006), suena muy digno. Canciones rock clásicas, elegantes, ásperas, a veces con pasajes AOR, pero sin perder nunca la visceralidad. “Quería que cada canción explicase algo de mi vida. He invertido nueve años en hacer este disco. La mayoría de la gente creía que yo había muerto. Keith Richards creía que yo había muerto. Cuando nos encontramos me dijo: ‘Ronnie, ¿dónde te habías metido?’. Estuve encerrada mucho tiempo, estuve en rehabilitación...”, explica esta neoyorquina nacida en Harlem en 1943.

La discográfica nos advierte de que no se admiten preguntas sobre Phil Spector, con quien estuvo casada entre 1968 y 1974. Motivos: aún hay litigios pendientes y ella ya lo contó todo en su biografía, “Be My Baby: How I Survived Mascara, Miniskirts And Madness, Or My Life As A Fabulous Ronette” (1990). Además, su marido-mánager, Jonathan Greenfield, la escolta durante la charla. Yo esperaba media hora seria y tensa, tal y como había reflejado en su artículo Sean O’Hagan (no confundir con el líder de High Llamas) para el diario británico ‘The Guardian’. Ronnie le respondió de forma triste y atormentada, tanto que la pieza se tituló “Ronnie espectro”. Unas semanas después, encantada con el sol de Madrid, su actitud había cambiado por completo. Incluso había que cortarle para que parase de hablar de Phil...

¿Cómo es hoy uno de tus conciertos?

Llevo la misma banda desde hace más de diez años. Tengo muchas ganas de salir de gira. Hago rock‘n’roll. Esa es la música que me gusta. Bueno, también me gustan Tito Puente y canciones como “Up On The Roof” de The Drifters. Esos eran los sonidos que entraban por mi ventana cuando era adolescente. Ahora la gente me pregunta: “Ronnie, ¿por qué no haces jazz?”. Yo les digo que nunca me ha llegado. Soy una letrista... y el jazz no tiene letras. Me parece lento, aburrido, como unos tipos que han tomado drogas. A mí me gustan el pop y el rock. En directo hago el amor con el público. Tengo dos hijos y un marido, pero cuando subo al escenario es como si no existieran: solo me preocupa hacer el amor con el público. Mi show es muy sexy.

Aunque has seguido haciendo discos tras la disolución de The Ronettes, hace mucho que el público no sabe nada de ti.

Phil Spector me engañó diciendo que sacaría más discos y nunca los sacó. Me decía: “Te he escrito una canción mejor que ‘I Want To Hold Your Hand’”. Era mentira. Estando con él hice dos discos en siete años: en 1969 el single “You Came, You Saw, You Conquered” para A&M, y en 1971 otro para Apple, “Try Some, Buy Some”, una composición de George Harrison. En esa época yo era naíf, joven, vulnerable. Phil me quitó lo que más quería, que era cantar y actuar. Me arruiné. Perdí mi apartamento, no hice la gira de estadios con The Beatles. A ellos les sentó fatal porque ya estaba todo preparado y habían puesto un sitio especial en el escenario para poder escuchar mi show antes de tocar. Lo perdí todo. Cuando salieron las Ronettes, la gente nos adoraba. Nos llamaban constantemente. Phil me invitó a California, y me encerró. Mi madre se puso furiosa y le dijo: “Si la llevas a California, tienes que dejar que sienta un poco el sol”. Yo odiaba California. Es justo lo contrario de lo que me gusta: no hay bullicio de gente, ni buena radio ni vida; es todo demasiado tranquilo.

Reafirmación frente a los años Phil Spector. Foto: Alfredo Arias
Reafirmación frente a los años Phil Spector. Foto: Alfredo Arias
Aunque no sacaste discos, ¿seguías grabando en su estudio?

Lo que me volvió más loca es que, aunque él no tenía intención de que yo sacara nada, me encerraba en la habitación para trabajar en las letras. También hice algunas melodías. Grabé “I Can Hear Music” antes que The Beach Boys. Una vez Mike Love me dijo que había escuchado mi canción y que se había inspirado en mi fraseo para cantarla.

¿Qué te parece la música actual?

Hay mucho rap, y para mí eso no es cantar. Una vez llevé a mis niños a ver a Puff Daddy. Fue muy amable con nosotros; a mis niños les dio asientos en la fila tres, justo los de en medio. A mi marido y a mí nos puso bastante atrás y en el pasillo porque en esa época mi madre estaba muy enferma y teníamos que llamar a las nueve a su doctor para que nos explicase los resultados de unos análisis (se pone a recordar y casi llora). Puff Daddy sacó un coro de góspel y lo primero que pensé es que lo había contratado porque sabía que mi madre iba a morir. Por supuesto, no era por eso; lo llevaba en toda la gira. Pero no me gustan los raperos. Puff Daddy se pasó todo el rato diciendo “put your hands in the air like you just don’t care”. Yo pensaba en mi madre y no conectaba nada. Lo que yo decía en voz baja era: “Por favor, Dios, no dejes que mi madre muera”. Siempre me he sentido muy cerca de mi madre; era la única persona a la que se le permitía visitarme en la mansión de Spector. No podían verme ni mis amigas ni las otras Ronettes...

Buf...

No salía para nada. Un peluquero venía a peinarme. Si quería preparar comida, no me dejaban; tenía que hacerla el cocinero. Nunca iba al cine, nunca veía a amigos. No podía leer libros ni hablar con el servicio. Podía ver la tele, pero siempre aparecía él para decirme que lo que estaba viendo era estúpido. Por eso cuando fui a rehabilitación estuve mejor: podía hablar con gente y podía ver televisión sin que nadie me gritara. Ahora no me gusta el alcohol. Una vez Spector me sacó de rehabilitación y me llevó a un parque para presentarme a dos gemelos de cinco años y medio para adoptar... Lo hizo porque sabía que me gustan los niños. Quería atraparme. Mi madre me dijo: “Este hombre te va a matar”. En la casa había alambrada, perros. Yo no podía salir porque no tenía carnet de conducir; en Nueva York no es necesario. Si quieres te cuento cómo me saqué el carnet...

“Phil Spector me engañó diciendo que sacaría más discos y nunca los sacó... En esa época yo era naíf, joven, vulnerable. Phil me quitó lo que más quería, que era cantar y actuar. Me arruiné. Perdí mi apartamento, no hice la gira de estadios con The Beatles”

Vale.

Un guardaespaldas de Phil me llevó al examen. Cuando llegamos, el examinador le dijo: “¿Dónde están mis discos?”. Entonces el guardaespaldas le dio una caja de discos y el tipo me puso cien puntos sobre cien. Yo quería aprobar, no que me regalaran el carnet. Eso estuvo mal. En las colinas de California hay que saber conducir bien. Durante mucho tiempo pensé que iba a morir en esa mansión. No me suicidé porque soy cobarde. Spector me hizo una estrella y a la vez me impidió convertirme en una estrella. Me escribió “Be My Baby” y me trató como a un bebé. Y eso que éramos un grupo sexy y bastante avanzado para la época. Mi mayor inspiración eran las chicas latinas que veía por la ventana. Empecé a fumar para ser como ellas. Lo que me recuerda que ahora mismo me apetece un cigarrillo.

¿Qué es lo más importante que aprendiste del encierro?

No quiero sonar amargada. Lo importante es que estoy fuera. Él me engañó, me usó... y lo peor es que ni siquiera lo hizo por amor. Cuando necesité rehabilitación, no quiso pagarme una clínica privada. Me dijo que eran muy caras y que fuese a Alcohólicos Anónimos. En la mansión no hacía nada. Lo pasé fatal. The Rolling Stones y The Beatles subían en las listas... y yo iba para abajo. Ni siquiera me dejaron tener la oportunidad de intentarlo.

¿Qué significa la música para ti? ¿Una terapia?

Es una diversión. Terapia fue escribir mi biografía. Al repasar el manuscrito, no podía parar de llorar. Las lágrimas me impedían leer. Les pedí que lo publicaran sin revisión. Les pedí que no lo publicaran. Los de la editorial me dijeron que cuantas más veces lo leyera menos iba a llorar. No les creí, pero tenían razón. La gente me pregunta: “¿Por qué no huiste de la mansión?”. No podía: había cinco perros enormes; para mí eran del tamaño de caballos. Luego, los alambres de espino. Llegamos a tener tres niños adoptados. Me dijo que había que adoptar porque yo no podía tener niños. Era mentira: ahora tengo dos hijos en la universidad, llevo veintitrés años casada con otro hombre y mi vida es estupenda. La vida es todo lo contrario de lo que me dijo. Todo está en el nuevo disco.

Al otro lado del muro de sonido. Foto: Alfredo Arias
Al otro lado del muro de sonido. Foto: Alfredo Arias
¿Qué opinas de cantantes como Beyoncé y Jennifer Lopez?

Ahora todo el mundo va a por la pasta. Joey Ramone y yo solíamos quedar para ver la MTV, y nos reíamos porque cada dos años los grupos cambian por completo. Pero los chicos de ahora son más listos. Firman sus propias canciones, que es lo que da dinero. Yo aportaba parte de las letras a mis canciones, pero no me acreditaban y no cobraba. Lo malo del pop de ahora son las coreografías. Cuando yo muevo mis caderas es al ritmo de la música, no al dictado de un coreógrafo. Eso no es real. Lo sexy es ser tú misma.

En 1999 sacaste un EP en Kill Rock Stars, “She Talks To Rainbows”...

Me recomendó el sello Joey Ramone. Me gustó el nombre. Es verdad: lo que hace la industria es matar a las estrellas del rock. Frankie Lymon, mi primer amor, murió pobre y abandonado. Hablamos del tipo que escribió “Why Do Fools Fall In Love?”. La industria ha matado a mucha gente.

Madonna dijo de ti: “Quiero que mi imagen sea como el sonido de Ronnie Spector: sexy, hambriento, totalmente ‘trashy’”.

La verdad es que yo sonaba así porque me gustaba tanto grabar que se me olvidaba comer. Sonny Bono lo sabía, y cuando yo iba al servicio de señoras me daba patatas fritas. En el estudio no había comida porque Phil siempre estaba a dieta. Pedía una hamburguesa y le quitaba el pan.

En el nuevo disco cantas una pieza de The Raveonettes. ¿Qué más grupos actuales te gustan?

Ahora no escucho discos; solo la radio. Me gusta el rock’n’roll de los sesenta. No me gusta que los niños escuchen rap porque tiene muchas palabrotas. Pero no se lo prohibí a los míos porque recuerdo la rabia que me daba cuando mi madre no me dejaba escuchar a Chuck Berry. También me gusta un cantante español, ese que tiene el hijo famoso. ¿Cómo se llama? Eso, Julio Iglesias. Es un tío muy sexy. Me refiero al padre. Es como yo. Hace el amor con la audiencia. Yo hago el amor con los chicos y las chicas que vienen a verme. Los conciertos son geniales. Cuando no estoy en el escenario soy como Cenicienta después de medianoche.∎

Cuando Billy encontró a Ronnie


Así recuerda Ronnie Spector su concierto en Denver en junio 1997 para los líderes del G-8: “Fue un sueño. Bill Clinton se puso muy delante. Se movía en la silla. Yo no entendía por qué. Luego me di cuenta de que estaba siguiendo mis movimientos en el escenario. Cuando acabó el concierto, Clinton tenía una habitación para firmar autógrafos, pero de repente pasó a otra habitación privada y dijo: ‘Quiero ver a Ronnie Spector’. Me llevaron y cuando entré se puso a cantarme ‘Be My Baby’. Me gustó. Es muy alto. Flirteaba mucho conmigo. Supongo que es algo que hace siempre. Yo también flirteé con él. Le conté que yo quería cantar más de lo que he podido cantar en mi vida. Lo comprendió y se puso muy triste. Diría que lloró. Supongo que le dio pena. Había muchas televisiones, muchos guardaespaldas. Cuando salías a fumar, un hombre de seguridad te acompañaba. Me quedé helada cuando delante de todo el mundo uno de sus guardaespaldas dijo: ‘El presidente quiere ver a Ronnie Spector’. Fue genial”.

Le pregunto si, siendo un icono de los sesenta, no desconfía de los políticos poderosos, especialmente en tiempos de guerra: “No entiendo nada de política. Solo sé que todo el mundo es igual. No hay que ser racista ni odiar a los gays. Yo quise tener un hijo con un amigo gay porque sabía que tendría menos problemas que con un heterosexual... Mi padre, que era batería aunque no sabía leer música, estaba deprimido y bebía porque era blanco y en Harlem no le dejaban tocar con nadie. Tenías que ser negro para tocar. Se deprimía y bebía”. ∎

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