Roy Ayers, en 1976. Foto: David Redfern (Getty Images)
Roy Ayers, en 1976. Foto: David Redfern (Getty Images)

Fuera de Juego

Roy Ayers: del bebop al hip hop

A principios de los años setenta, Roy Ayers formó su propia banda, Ubiquity. No pudo elegir un nombre más adecuado para su omnívora voracidad musical, que lo llevó desde el bebop de sus comienzos en el jazz más ortodoxo hasta el hip hop, pasando por el funk, el afrobeat, el acid jazz, el neosoul y casi todos los géneros y subgéneros nacidos de la fusión del jazz y el soul en los años de gloria de la Roy Ayers Ubiquity. El gran pionero del jazz-funk murió el 4 de marzo, a los 84 años.

Anteayer se leía en su página de Facebook: “Con gran tristeza, la familia del legendario vibrafonista, compositor y productor Roy Ayers anuncia su fallecimiento, ocurrido el 4 de marzo de 2025 en Nueva York tras una larga enfermedad. Vivió 84 hermosos años y se le echará mucho de menos. Su familia pide que se respete su privacidad en este momento, próximamente tendremos tiempo de celebrar su vida y su legado”.

Roy Ayers (1940-2025) nació en Los Ángeles el 10 de septiembre de 1940, cuatro meses antes que el otro gran vibrafonista del jazz moderno, su vecino y amigo Bobby Hutcherson, en el epicentro de la explosión del bebop, cuando Dizzy Gillespie estaba a punto de grabar “Salt Peanuts” y “A Night In Tunisia” y Charlie Parker y Thelonious Monk sublimaban el género con piezas mayúsculas como “Yardbird Suite” y “‘Round Midnight”. Pero, al contrario que Hutcherson, que se mantuvo toda su vida fiel a los cánones del jazz, Ayers fue un genuino iconoclasta, siempre dispuesto a experimentar sonoridades, ritmos y frecuencias de distintas latitudes musicales e incluso geográficas.

Hijo de una pianista y un trombonista, Roy estudió teoría musical, piano y steel guitar, pero eligió el vibráfono como medio de expresión, quizá como recuerdo de su primera infancia, cuando Lionel Hampton, leyenda del instrumento, le regaló sus propias baquetas al final de un concierto. Curtido en los escenarios con músicos californianos como el pianista Hampton Waves, en 1963 debutó en el sello United Artists con el álbum “West Coast Vibes”, donde ya dejó muestras de su heterodoxia, combinando en la misma grabación su devoción por Thelonious Monk (“Well You Needn’t”) con una lectura en clave de bossa nova del “Days Of Wine And Roses” de Henry Mancini.

A principios de la década de los sesenta. Foto: Tom Copi (Getty Images)
A principios de la década de los sesenta. Foto: Tom Copi (Getty Images)

En 1966 se unió a la banda del flautista blanco Herbie Mann, otro bendito zahorí musical, aunque siguió liderando sus propios proyectos en discos soberbios, como “Virgo Vibes” (Atlantic, 1967) o “Daddy Bug” (Atlantic, 1969), donde ya experimentaba con el R&B y otras músicas, picoteando en los cancioneros de Bacharach & David, Tom Jobim o Laura Nyro. En 1972 publicó con Polydor el extraordinario “He’s Coming”, ya al frente de Ubiquity, y un año después se consagró como uno de los gigantes de la fusión jazz-funk, tan influyente y atrevido como un Jimmy Smith o un Herbie Hancock, con el álbum “Red, Black & Green” y la banda sonora del blaxploitation “Coffy” (Jack Hill, 1973).

Pero su mayor éxito llegó en 1976 con el LP “Everybody Loves The Sunshine” y el tema homónimo, clásico mayúsculo del crossover con aromas de jazz, soul y disco music latina, cuya gestación recordaba así: “Estaba grabando en Electric Lady, en Nueva York, que había sido el estudio de Jimi Hendrix. Era un día precioso, caluroso y soleado y se me metió esta frase en la cabeza: ‘A todo el mundo le gusta el sol’. Empecé a cantar y luego a pensar en imágenes veraniegas. Fue algo espontáneo, sabía exactamente cómo quería que sonara: una mezcla de vibráfono, piano y sintetizador. La grabamos por la noche, con el sol en poniente, pero el ambiente en el estudio era muy agradable. Puras vibraciones”.

Referencia en la década de los setenta. Foto: Giuseppe Pino
Referencia en la década de los setenta. Foto: Giuseppe Pino

A lo largo de su carrera, Roy Ayers trabajó con artistas tan distintos como Tom Jones, Erykah Badu, Jill Scott, Whitney Houston, Rick James, Guru o Fela Kuti, con quien compartió un álbum deslumbrante, “Music Of Many Colours” (Phonodisk, 1980), cima del afrofunk grabada en Nigeria después de la gira de Ayers por el país.

Sus canciones fueron sampleadas o remezcladas por Mary J. Blige, Common, Mos Def, Joey Negro, Masters At Work, Dr. Dre, Pharrell Williams y muchos más. Cuando cumplió 70 años, canonizado como el gran profeta de la fusión por las jóvenes figuras del hip hop y el neosoul, Ayers confesó en una entrevista: “Tenemos que alzar la voz. Tenemos que recordar toda la sangre y el sudor que han derramado estos grandes músicos. Casi todos esos músicos que crearon el jazz están muertos. Ellington, Count Basie, Thelonious Monk, Miles. No quedan más de diez grandes músicos de jazz en el mundo: Sonny Rollins, Horace Silver, James Moody, Benny Golson. No debemos dejar que los medios de comunicación o las discográficas renombren a las nuevas estrellas del jazz, porque un día miraremos a nuestro alrededor y tendrán una foto de Duke Ellington, y será blanco. No podemos dejar que muera nuestro gran patrimonio musical”.

Roy Ayers murió en un hospital de Manhattan el 4 de marzo de 2025, tras una larga enfermedad cuya naturaleza no ha sido revelada. ∎

Baquetas infatigables, abanico de ritmos.
Baquetas infatigables, abanico de ritmos.

Good vibrations

ROY AYERS UBIQUITY
“He’s Coming”
(Polydor, 1972)

Después de haberse inventado Ubiquity con el álbum homónimo publicado meses antes en Polydor, Roy Ayers empezó a cimentar su leyenda con esta hermosa colección de piezas a un tiempo espirituales y políticas, devotas de la atmósfera optimista de la Jesus People, que se plasmó, por ejemplo, en el musical “Jesus Christ Superstar” (Andrew Lloyd Webber y Tim Rice, 1971), uno de cuyos temas (“I Don’t Know How To Love Him”) interpreta aquí el vibrafonista. Además, Ayers investiga el bugalú y el góspel funk progresivo con piezas propias (“He’s A Superstar”) y sienta las bases de todo el jazz-funk de fusión con su histórica versión del clásico de Harry Whitaker “We Live In Brooklyn, Baby”.

ROY AYERS
“Coffy”
(Polydor, 1973)

Cuatro músicos de soul –Isaac Hayes, Curtis Mayfield, Marvin Gaye y Willie Hutch– firmaron cuatro de las seis grandes bandas sonoras de la era blaxploitation: “Shaft” (Gordon Parks, 1971), “Superfly” (Gordon Parks Jr., 1972), “Trouble Man” (Ivan Dixon, 1972) y “The Mack” (Michael Campus, 1973), respectivamente. Las otras fueron obra de dos gigantes del jazz: J.J. Johnson –“Pánico en la calle 110” (Barry Shear, 1972)– y Roy Ayers, que escribió e inmortalizó al frente de su banda Ubiquity la de “Coffy”, protagonizada por la gran Pam Grier. Un álbum que es mucho más que una banda sonora al uso, con la joven diva del jazz Dee Dee Bridgewater cantando el estribillo memorable del tema “Coffy Is The Color”: “Coffy is the color of your skin / Coffy is the world you live in”.

ROY AYERS UBIQUITY
“Everybody Loves The Sunshine”
(Polydor, 1976)

Otro año prolífico para Roy Ayers, ya más cercano al soul y el funk que al jazz en los dos discos publicados en 1976, “Vibrations” y especialmente “Everybody Loves The Sunshine”, el penúltimo trabajo de Roy Ayers Ubiquity, donde coquetea sin pudor con el smooth jazz y la música disco, sin perder de vista sus raíces en ningún momento. Sus canciones, sus producciones, nunca suenan impostadas, ni siquiera cuando apuesta por el mainstream, como en el tema que lo identifica: “Sigue siendo la última canción de mi espectáculo. La gente siempre participa, parece capaz de captar la atención de todas las generaciones. A todo el mundo le gusta el sol, menos a Drácula”. ∎

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