Blane Muise: debut largo sin complejos.
Blane Muise: debut largo sin complejos.

En portada

Shygirl

Fuerza y vulnerabilidad

Fotos: Jacqueline Landvik

30.09.2022

Antes de que su primer largo vea la luz, Shygirl ya ha conquistado el presente. “Nymph” –que se publica hoy– es la vertiente más frágil hasta el momento de su autora, que ha sido reclamo de muchos de los músicos que han dejado huella en los últimos años. Para ella, es una forma de seguir avanzando en su particular exploración musical y de elaborar un disco capaz de recoger las emociones que ha ido recopilando.

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a máxima constante de Blane Muise (Londres, 1993) ha sido la de romper barreras. Antes de que su alias copara titulares, Shygirl ya se asociaba con algunos de los nombres de vanguardia. Sacudió la escena londinense con el colectivo y sello NUXXE, en el que también está Sega Bodega, a quien debe gran parte de su ascenso. Entendió la relevancia de personalidades que exploraban nuevas sendas, como la tristemente fallecida SOPHIE, Arca o Mura Masa. Nombres, todos ellos, que dan forma a una manera renovadora de entender la electrónica y la experimentación. Estirar el pop hasta hacerlo industrial, redibujar el rap –solo por determinar algunos de los géneros por los que se ha deslizado la vocalista– y transformar lo establecido a través de nuevos conceptos.

Al igual que su identidad sexual, la realidad de la británica es líquida al modo de Zygmunt Bauman, y esa mutabilidad también ha tenido impacto en su propia música. Con su debut muestra a una arista desconocida de una personalidad que podía suponerse fría y hermética. Shygirl también siente. La prueba está en adelantos como el celebrado “Firefly”. Pero también existe una voluntad de no repetir sonoridades en canciones como “Nike”, que pueden tener nexos con sus trabajos previos. “Estoy dando lo que ya se conoce de mí en cuanto a franqueza, carácter lúdico y esa especie de despreocupación por el sexo, pero lo estoy presentando un poco más fresco”, asegura.

“Nymph” (Because-Virgin-Universal, 2022) también puede entenderse como la culminación del año de Shygirl. Además de aparecer en los discos de FKA twigs o el recién publicado “demon time” (2022) de Mura Masa, ha estado en muchas de las principales citas musicales, como Primavera Sound en Barcelona y Los Ángeles o festivales como Metz, Roskilde y Glastonbury. El tiempo dirá cuál es la trascendencia de este disco, pero cuesta pensar que su nombre vaya a dejar de dar forma al futuro más próximo. En una pequeña sala de un hotel espera sentada, ataviada con un elegante traje oscuro, un collar con ornamentos color marfil y un peinado cuidadosamente alisado, consecuencia del vínculo con la moda de una artista multidisciplinar. El saludo es cálido y afable, síntoma de la fragilidad que ahora expone.

Ninfa en modo frágil.
Ninfa en modo frágil.


¿Cómo empezaste a hacer música?

Fue a través de Sega Bodega, que me pidió que escribiera y grabara algo para uno de sus shows en vivo cuando estaba colaborando con el festival South By Southwest; somos amigos desde hace casi diez años. En ese momento solía escribir cosas para mí o para alguien que me pedía que le redactara un correo electrónico, ya que me podía expresar bien, y él me dijo: “¿Podrías escribir algo para esto?”. Empecé, luego pasábamos ratos en el estudio y me sentí cómoda aportando mis ideas. Me dijo que le gustaba mi voz, aunque yo nunca había pensado realmente en mi voz como una herramienta. Cuando pensaba en cantar y lo hacía en los coros trataba de hacerlo bien, como si emulara a todos los cantantes que había escuchado. Había probado diferentes estilos y nunca pensé que eso fuera para mí. Nunca me consideré una rapera, aunque siempre me atrajo la poesía, pero nunca pensé que fuera a hacerlo en una canción hasta que él me dio esa oportunidad, que disfruté mientras iba sucediendo. Y siento que todavía permanece mucho de aquel espíritu, de aquel sentimiento de asombro en todo lo que estoy descubriendo; aquello empezó entre 2016 y 2017. Siento que he tenido la oportunidad de crecer y desarrollarme a la vez que el público ha comenzado a escucharme. No he pasado años perfeccionando mi oficio entre bastidores, así que es como si todo el mundo lo experimentara a la vez que yo. Creo que hay algo honesto en eso.


“Ser músico en la actualidad es muy accesible, pero la gente parece tener un derecho sobre ti. Antes había una separación porque no existía Instagram, TikTok y todas las redes donde hoy la voz del público se amplifica tanto como la voz del propio artista. Estoy segura de que Madonna no escuchaba antes a sus fans, pero ahora ve lo que dicen en Twitter. Cualquier pensamiento se muestra y se amplifica”



Y desde entonces has estado en el centro de los focos. Tienes tu propio sello discográfico, NUXXE, junto a Sega Bodega y las francesas Coucou Chloe y Oklou, y has colaborado con nombres consolidados. ¿Has sentido presión a la hora de producir tu primer álbum?

Me presioné mucho a mí misma. Me pasa con cualquier cosa, soy muy perfeccionista. Y la satisfacción no la logro solo con perseverar con lo que está en mi imaginación, sino también con la confianza de mostrar mi trabajo a una audiencia. Eso es lo que ha cambiado y se ha ido desarrollando al hacer este álbum. Ahora soy consciente de que hay un público que no era tan numeroso antes de hacer el segundo EP; sé que está ahí. Pero tengo que asegurarme de que esa realidad no cambie la dirección de lo que estoy tratando de lograr. Básicamente, estoy intentando sentirme satisfecha y orgullosa de lo que hago y no creo que se logre una verdadera satisfacción si se busca solo contentar al público. Están ahí y están escuchando, y quiero que me entiendan, creo que eso es lo importante. Pero también quiero que entiendan lo que me complace y lo que alimenta mi viaje creativo en la vida. Porque a veces siento ansiedad, sí, y puedo ser incomprendida, tal vez porque no he hecho bien mi trabajo...

Para “Nymph” has contado con un gran número de colaboradores, como Mura Masa, Karma Kid, Cosha, el propio Sega Bodega y varios productores. ¿En qué momento surgieron esas inseguridades?

Gran parte de ese proceso tuvo lugar cuando estábamos mezclando, porque se empieza a desentrañar la canción y a oír cosas diferentes. Y se escucha desde la perspectiva del público, tratando de imaginar cómo va a conectar ese tema con esa audiencia imaginaria. Se acaba pensando demasiado. Probablemente es un proceso con el que estoy menos familiarizada técnicamente porque estoy acostumbrada a ser más emotiva. Cuando se llega a la mezcla hay cosas técnicas y creo que ahí es donde probablemente me puse un poco ansiosa, pero me siento mucho más orgullosa de mí misma porque todavía estoy aprendiendo a hacer las cosas a mi manera y no siempre tienen que estar vinculadas a lo que se hace técnicamente. Creo que hay encontrar el equilibrio entre los consejos de los colaboradores. En este disco, David Wrench (Sampha, Arlo Parks, Florence + The Machine, Hot Chip) estuvo en la mezcla conmigo. Yo no había trabajado con él anteriormente, pero me gustaba mucho lo que había hecho. Cuando se trabaja de forma colaborativa, se puede ver qué ha hecho alguien con anterioridad, pero solo se está involucrado en el proceso cuando es un trabajo propio. Así que hay que descifrar qué es lo que se quiere tomar de los trabajos previos y cómo se combina con lo que uno quiere lograr. Las colaboraciones son importantes en este álbum, desde el inicio hasta el final. Gran parte del disco trata sobre cómo respondo a la gente, tanto de forma creativa como personal. Este álbum es una representación física y sonora de cómo respondo a otras personas en el mundo. Y era muy importante para mí poder encontrar mi voz con claridad y sentirme fortalecida por estas conexiones con los demás.

Controlando su narrativa.
Controlando su narrativa.


En tu disco de debut se puede ver una cara más amable de Shygirl. ¿Dirías que has suavizado tu sonido respecto a EPs como “ALIAS” (Because, 2020)?

Yo no diría necesariamente eso, porque la dureza existe. Se trata de cómo hacer proyectos como si fuesen un proceso de curación. Hice mucha música durante el confinamiento, incluso antes de que saliera “ALIAS”. Ese sonido sigue existiendo muy claramente, pero hay un desarrollo de más sonidos que necesitan espacio para formar parte de la historia. Sentí que si añadía aún más dureza, entonces habría menos posibilidades de mostrar este lado más vulnerable de mí misma que se había desarrollado en ese proceso. Las proclamas de fuerza y confianza solo se incentivan al llegar a esos lugares en los que también has abrazado tu vulnerabilidad. Cuando la gente es completamente monotemática, a veces me pregunto si es por ignorancia o si es porque no han experimentado cosas que les den una profundidad de sentimientos. Siento que para apreciar la fuerza de mi música también hay que apreciar la vulnerabilidad que ofrezco. Ser músico en la actualidad es muy accesible, pero la gente parece tener un derecho sobre ti. Antes había una separación porque no existía Instagram, TikTok y todas las redes donde hoy la voz del público se amplifica tanto como la voz del propio artista. Estoy segura de que Madonna no escuchaba antes a sus fans, pero ahora ve lo que dicen en Twitter. Cualquier pensamiento se muestra y se amplifica. Para mí es muy importante poder opinar sobre cómo me consumen, es algo de lo que siempre he hablado en mi música: encontrar el empoderamiento en los estereotipos que te imponen. Esto es solo otro reflejo de eso y de poder ser parte de la narrativa y no solo el sujeto de la misma.


“Creo que hay una sensación de reconocimiento de que los artistas homosexuales se acercan a la música de forma creativa hasta cierto punto porque ya están viviendo de forma original. Estoy viviendo así, es mi propia existencia. Corresponde a otras personas determinar si mi música se ve afectada por la escena queer o no”



El tema de apertura, “Woe”, tiene unas voces fantasmales que traen a la memoria “Romeo”, de Sega Bodega. ¿Cuál ha sido su influencia?

Lo ha producido junto a Karma Kid. Siento que tiene su técnica y su oficio y cosas de su propia música. Cuando trabajamos juntos no quiero reescribir el guion, sino trabajar con lo que él ha pasado tiempo desarrollando de manera que encaje con lo que estoy haciendo. Él está obsesionado con estos juegos corales, es algo nuevo que encontró a través de “Romeo” y, obviamente, tengo afinidad con él. Con esta multitud de voces quería expresar que hay una voz interna y también una voz externa. Están los pensamientos pasajeros, que me gusta identificar sonoramente y que estén alentados por mi voz replicada de diferentes maneras. Como si me envalentonara escuchar mi propia voz. Por eso hago música. Es lo que me empodera antes de empoderar a cualquier otro. Me gusta hacer eso literalmente dentro de la música y escucharme a mí misma apoyándome. Por eso no suelo trabajar con ningún otro vocalista. Incluso en “Woe”, que es como si pasara de mi voz melódica más suave a la de rap. Creo que lo que hemos hecho es reivindicar el lugar al que quería llevar el álbum para mostrar la fuerza del contraste entre esa suavidad y esa dureza. Es como si me sintiera expansiva, y es eso lo que quería. Antes, con “ALIAS”, la música era muy directa. Quería que el disco fuera más etéreo. Creo que es una cápsula del tiempo de quién soy ahora mismo y hacia dónde quiero ir, es como una especie de ayuda para influir en la dirección.

Hay una perspectiva diferente sobre el sexo en la ternura de “Coochie (a bedtime story)”.

Estábamos Mura Masa, Sega, Karma Kid y otros amigos, y llegamos a ese punto de la noche en el que teníamos el cerebro agotado. Yo estaba sentada pensando en cosas que me hacían gracia porque ese día había estado escribiendo canciones serias. Quería aprovechar esa emoción y pensé que estaría bien hablar de coochie (en inglés, se refiere al sexo femenino de una forma sutil), que es una palabra divertida. La canción es sobre una chica tímida a punto de ir a la cama a la que le estás diciendo que hay un coochie para todo el mundo. Nunca había escuchado una canción que pudiera ser un himno lésbico, divertida y juguetona. Y cuando se habla de las mujeres y se cosifica a las mujeres de esa manera, siempre es algo sexual. Me gusta la idea de romper los tabúes, no hacerlos sensacionalistas. El sexo no siempre es espectacular. Algunas partes de una relación, también el sexo, pueden ser bonitas, como cuando te sientes atraído por alguien y te pones sensiblera. No tiene que ser algo espectacular y sexi, pero creo que sigue siendo bonito. Y así es “Coochie (a bedtime story)”, divertida. Me gusta jugar con las palabras y creo que es muy importante mostrar ese lado de mi personalidad en el álbum. Quiero que me tomen en serio, pero al mismo tiempo no demasiado. Necesito espacio para todos los estados de ánimo.

Estados de ánimo.
Estados de ánimo.


También hay letras muy explícitas en torno al sexo, que recuerdan al pasado de “Slime” y que ahora tienen continuidad con “Nike”. ¿Es una forma de empoderar a las mujeres, poder decir ahora lo que los hombres han podido expresar siempre abiertamente? ¿Existe una voluntad de crear cierta incomodidad?

No intento hacer que la gente se sienta incómoda, pero simplemente se sienten así. A veces creo que me empeño en existir y hacer cosas, diciendo lo que pienso, e inevitablemente eso hace que algunas personas se sientan incómodas. Pero no me disculpo por eso porque a mí también me han hecho sentir incómoda y he aprendido más sobre mí misma en ese proceso. Así que, ¿por qué iba a quitarle esa oportunidad a otras personas? “Nike” es divertida, es como sumergirse en una experiencia diferente. Cuando se es abrasiva, cuando has sido tan directa como en esa canción... eso no lo puedes hacer constantemente. No puedo hacer eso cuando estoy teniendo una conversación educada, pero puedo hacerlo en la música y puedo probarlo para ver si me gusta. Trabajé con Oscar Scheller (PinkPantheress, Rina Sawayama) en medio del confinamiento y me ayudó a escribir “Nike”, que quería que tuviera un estilo rap. Estaba fuera de mi zona de confort, pero cuando estoy con alguien que te pide algo diferente, intento hacerlo; yo también quiero ver cómo suena. Originalmente, la producción de “Nike” no daba opciones para una interpretación alternativa. Era demasiado pop en el momento de hacerla con Oscar y yo no estaba convencida. Intenté pensar en la letra de forma diferente porque eso es lo primero que hago cuando cambio una canción. Y entonces Mura Masa dijo: “No, esta canción es buena, déjame tratarla y haré que te guste de nuevo”. Nos volvimos a meter en el estudio y lo quitamos todo, básicamente, dejando solo ciertos elementos, y pensé: “Hay algo interesante en el ambiente que crea, lo que estoy diciendo y el impacto que tiene”.


“La verdad es que actuar no es lo que me llevó a hacer música. Fue la composición, el hecho de poder ahondar en mis emociones y poder colaborar con gente para hacer algo extraordinario. Pero la interpretación es algo que he llegado a amar por mi experiencia, como punto final de la creación de la música”



Te defines a ti misma como queer. ¿Hay algo de esa ambigüedad en tu música, con la fusión de estilos como el hip hop, el hyperpop o el dancehall?

Nunca dije que lo era originalmente, cuando empecé a sacar música. Pero hay una relación con el sonido en los clubes queer en los que pinchaba. Muchos de los DJs que conozco mezclan géneros. Creo que son bastante eclécticos y que se inspiran en muchas cosas diferentes, pero no era necesariamente algo que pensara. Identificando la música, especialmente cuando miro el primer EP (se refiere a “Cruel Practice”, publicado por NUXXE en 2018), es realmente abrasiva, como la música experimental. Pero no es como si yo escuchara eso y pensara que una música es más gay que otra. Creo que hay una sensación de reconocimiento de que los artistas homosexuales se acercan a la música de forma creativa hasta cierto punto porque ya están viviendo de forma original. Estoy viviendo así, es mi propia existencia. Corresponde a otras personas determinar si mi música se ve afectada por la escena queer o no.

¿Cómo te sientes en el escenario?

Me siento extraña tocando en conciertos porque no voy a muchos, a menos que sean de un amigo. Antes de empezar a hacer música creo que fui como a tres conciertos de rap. Me encanta escuchar música en el coche o en mi casa, me gusta la experiencia personal. Nunca me ha gustado mucho el lado de la actuación, supongo que no me gustan las grandes multitudes. Y he ido a muchos festivales cuando era más joven porque solía trabajar como fotógrafa. Así que siempre he tenido acceso a los bastidores, a poder esconderme y luego volver a salir, a tener una barrera entre el público y yo, ya que tenía un propósito en el festival. Es muy divertido ahora tocar en todos estos festivales a los que nunca iría. La verdad es que actuar no es lo que me llevó a hacer música. Fue la composición, el hecho de poder ahondar en mis emociones y poder colaborar con gente para hacer algo extraordinario. Pero la interpretación es algo que he llegado a amar por mi experiencia, como punto final de la creación de la música. ∎

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