Firma in da house

Grazie mille per tutto, signor Armani

El fallecimiento ayer de Giorgio Armani marca uno de los hitos culturales del presente ejercicio. La trascendencia de su aportación al universo de la moda no se puede cuestionar, así como tampoco su potente conexión con la galaxia pop, que recurrió a él en diversos ámbitos de creación, siempre con resultados tonificantes. María Ballesteros del Prado, colaboradora de Rockdelux, pone el acento en esta faceta de su ingente obra.

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Ayer, 4 de septiembre de 2025, a la edad de 91 años, falleció il signor Giorgio Armani (había nacido en 1934). Para alguien consciente de sí mismo como él, ser llamado rey o emperador quizá es innecesario –y, quizá, hasta insuficiente–, porque ambas son palabras sin virtud que solo conllevan privilegios. Armani era el creador estoico de la industria de la moda, el espíritu sobrio del Mediterráneo; la razón por la cual la exuberancia o la extravagancia admitían convertirse en elegancia aunque fuera, tan solo, por unas horas. Él fue artífice de que el azul marino se convirtiera en el nuevo negro, fue pionero en armonizar el shine look para alfombras rojas y escenarios, además de convertirse en el paraguas de eso que hoy, en la rama etnológica del rap, se llama bling-bling.

Fundó su firma a mediados de los años setenta en Milán y, desde la década de los ochenta, comenzó su idilio con el star system siendo diseñador de vestuario de cine. Entre otras películas, “Los intocables de Eliot Ness” (Brian De Palma, 1987), “American Psycho” (Mary Harron, 2000) o “El caballero oscuro” (Christopher Nolan, 2008). También “American Gigolo” (Paul Schrader, 1980): la historia protagonizada por el golden golfo más deseado de la década, Richard Gere. El personaje de Gere era una cara bonita y un cuerpo terrenalmente esculpido; un objeto de deseo con opción a alquiler a quien le quedaban de escándalo trajes, camisas, cinturones y zapatos.

Richard Gere y Julia Roberts, modelos Armani.
Richard Gere y Julia Roberts, modelos Armani.
Fue el italiano también quien sumó iconicidad a uno de los primeros hitos de la carrera de Julia Roberts: ganar el Globo de Oro como mejor actriz de reparto por “Magnolias de acero” (Herbert Ross, 1990) gracias a un traje masculino que la actriz ha confesado que todavía conserva y que, además, es uno de sus looks fetiches. Armani llevó a cabo la cuestión antropológica de facilitar la vestimenta de una mujer con un traje típicamente masculino no para convertirlo en unisex ni potenciar la androginia; colaboró en la cuestión de customizar el género y los volúmenes femeninos con un patronaje amable que se dejó repensar. Porque, aunque como decía Susan Sontag, “lo que desearíamos, pues, es ser miembro del sexo que parece tener más libertad”, el creador italiano le dio el espacio a las mujeres para que fueran ellas mismas o quienes quisieran, mientras que creadores como Yves Saint Laurent o fotógrafos como Helmut Newtown masculinizaron a la mujer con el propósito de corporalizar una fantasía sexual a caballo entre lo cabaretero y lo fetichista. Dos maneras de entender a la mujer; tan válidas como divergentes.

En 2007, Beyoncé fue una de las primeras estrellas del pop en confiar en Armani para convertir su exuberante imagen en una declaración de sofisticación –porque la sofisticación es la antesala de la elegancia, pero no, no es lo mismo– para acudir a la gala de los Óscar. Con la cantante de Texas ha mantenido una relación comercial que llegó hasta el universo olfativo, ya que ella fue imagen de la fragancia Diamonds del Emporio Armani. Y esta vez sí, el iconic shine look de la cantante para la campaña era más ella y menos otras.

Con Beyoncé en 2007. Foto: Vince Bucci (Getty Images)
Con Beyoncé en 2007. Foto: Vince Bucci (Getty Images)

Jennifer Lopez lo escogió para pulir su imagen pública en una alfombra roja durante la primera década de los dosmiles: un momento en la historia reciente de la industria de la música en la cual se exigía a las mujeres ser una bomba sexual en portadas y vídeos, una tonificada bailarina de contemporáneo encima del escenario y una maniquí acaparadora de flashes en las alfombras rojas de los premios de música y cine y viceversa. Ahora todo esto también pasa, pero el código alfombra roja solo es tenido en cuenta por quienes se toman en serio el protocolo, el rigor y las cumbres de poder que son los grandes eventos de las industrias culturales y del entretenimiento.

Lady Gaga apostó por él en 2012 para presentarse en la alfombra roja de los Grammy con un look de miriñaque asimétrico a caballo entre el hechizo a medio hacer del hada madrina sobre la Cenicienta y esa divertidísima corsetería cósmica tan propia de la tienda londinense Cyberdog.

¡Y cómo no mencionar aquel vestido total look black, con escote infinito de pico, de Rihanna también en los Grammy de 2012, o ese dos piezas naranja y negro que llevó cinco años después a la misma gala!

Lady Gaga y Rihanna en los Grammy 2012. Fotos: Getty Images
Lady Gaga y Rihanna en los Grammy 2012. Fotos: Getty Images
Más artistas como Katy Perry, Dua Lipa o Camilla Cabello lo escogieron para sus looks, pero es que Pet Shop Boys lo tomaron como inspiración para la letra de “Paninaro”:

Passion and love and sex and money

Violence, religion, injustice and death

Paninaro, Paninaro, oh, oh, oh

Girls, boys, art, pleasure
Girls, boys, art, pleasure

Paninaro, Paninaro, oh, oh, oh

Food, cars, travel
Food, cars, travel, travel
New York, New York, New York
New York

Paninaro, Paninaro, oh, oh, oh

Armani, Armani, ah-ah-Armani
Versace, cinque

Paninaro, Paninaro, oh, oh, oh
Paninaro, Paninaro, oh, oh, oh

Armani, Armani, ah-ah-Armani
Versace, cinque

Paninaro, Paninaro, oh, oh, oh
Paninaro, Paninaro, oh, oh, oh

I don’t like country-and-western
I don’t like rock music
I don’t like, I don't like rockabilly or rock 'n' roll particularly
Don’t like much really, do I?
But what I do like I love passionately

Paninaro, Paninaro, oh, oh, oh
Paninaro, Paninaro, oh, oh, oh
Paninaro, Paninaro, oh, oh, oh

You, you’re my lover, you're my hope, you're my dreams
my life, my passion, my love, my sex, my money
violence, religion, injustice and death

Paninaro, Paninaro, oh, oh, oh
Don’t like much really, do I?
Paninaro, Paninaro, oh, oh, oh
But what I do like I love passionately
Paninaro, Paninaro, oh, oh, oh

Pet Shop Boys: “Paninaro”.

Además, Armani desarrolló varias y exitosas líneas de negocio –belleza, interiorismo u hostelería– y fue un absoluto maestro en reinterpretar con respeto otras culturas –como la asiática, por ejemplo, para su línea de alta moda denominada Armani Privé– sin ser acusado de apropiación cultural (como ha pasado recientemente con Willy Chavarria a propósito de su colaboración con adidas).

Para quien escribe estas líneas, resulta un hecho probado que lo italiano ensalza mientras que lo afrancesado canibaliza. Porque el chovinismo ceba el ego mientras la elegancia alimenta el corazón.

El legado del señor Armani nos recuerda que se puede resplandecer y brillar sin excesos ni derroches. O que la elegancia es a la moda lo que la sabiduría al estoicismo: una virtud que puede ser alcanzada por casi todo el mundo que evite el nerviosismo.

También que el saber estar es haber aprendido a adaptarse al signo de los tiempos, haber aprendido a respetarse y hacerse perdurar ante las tendencias pasajeras. No traicionarse. Mantenerse fiel a uno mismo. No dejarse pasar de moda. ∎

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