Ahora, en la recta final, llega el momento de los agradecimientos. Por supuesto, y sobre todo, gracias infinitas por estos más de treinta y cinco años de fidelidad incondicional a nuestros leales lectores y atrevidos anunciantes, sin los cuales no habría sido posible el “concepto” Rockdelux. Porque Rockdelux siempre fue una especie de “concepto” peculiar, una publicación alejada de la normativa generalista y fiel a una línea única: en ningún otro medio se habló de tantas músicas diversas y aparentemente enfrentadas sin ningún prejuicio ni barrera, característica que quisimos aplicar y extender a una manera de ver la vida: libre, abierta, tolerante y desinhibida. Este número final es una nueva muestra de ello, solo que ampliando el campo a referentes culturales de primera magnitud, tal como se venía haciendo en la revista desde hacía ya muchos años.
Ha sido un número cocinado desde casa por cada uno de los participantes, una cincuentena de colaboradores de los más habituales en estas páginas (de diversas generaciones) que ofrecen recomendaciones de primer nivel para paliar este confinamiento que nos ha transformado la vida y que, en cierta manera, ha puesto fin a la historia de Rockdelux. Ellos han escrito sus textos sin saber que este iba a ser el número de despedida, pero desde la dirección preferimos no comunicárselo para evitar así un exceso de sentimentalismo. Les damos también las gracias a todos ellos, ya que con su alto nivel de conocimiento, curiosidad e inteligencia han engrandecido los contenidos de Rockdelux durante muchos años. Gracias también a los que no han participado en este adiós, pero han contribuido con su esfuerzo y dedicación a Rockdelux a lo largo del tiempo. Una nómina extensísima de colaboradores pasados y presentes, los mejores periodistas musicales posibles, que han hecho grande la historia de la revista: de facto, una escuela oficiosa de periodismo musical y, ya, cultural.
Y nuestro más sincero agradecimiento también a todas las personas que han trabajado día a día en la redacción, diseño, fotografía, corrección, producción, publicidad, administración y promoción de la revista y sin las cuales no hubiese sido posible hacer llegar a los quioscos cada mes un nuevo número de Rockdelux.
Esto ha sido todo, amigos y amigas. Muchísimas gracias. Fue un inmenso placer estar ahí. Hasta siempre. ∎