“Me llaman el desaparecido, cuando llega ya se ha ido”, cantaba Manu Chao en “Desaparecido”, incluida en su disco “Clandestino” (1998). Porque Manu Chao sabe desaparecer cuando lo necesita para mantener su vida privada a salvo, pero siempre ha estado ahí en lo musical: desde su bar Mariatchi del Gòtic de Barcelona o colaborando con amigos y artistas cercanos como Che Sudaka, Stay Homas, Txarango o Dubioza Kolektiv, entre muchos otros.
El año pasado, era noticia por su cameo con Carlangas en “Cae la noche”, del disco de debut en solitario del ex Novedades Carminha. Esa canción de Carlangas era un tema que sonaba mucho a Manu Chao, con esas atmósferas de mestizaje bien entendido. El año pasado también publicó con el artista barcelonés de dub Chalart58 el disco “Inna Reggae Style”, que recopila todas las colaboraciones de ambos y se acerca a las raíces del sonido jamaicano.
Lo bueno es que Manu Chao está de vuelta –¿alguna vez se fue del todo?– con una rumba entrañable, con buen temple y arpegios de guitarras. Una de esas canciones que destilan verano, que transmiten buen rollito, con muchas voces y muchos coros, esos “lelelele” y “nainanainana”, que dan mucha vida. Un canto a la gente sencilla, a la gente normal, a la gente corriente, a la vecina del séptimo cielo –ese homenaje a los que ya no están– y, claro, a la Marelu…
La letra me representa porque busca hacer piña, crear comunidad y seguramente lo consiga en chiringuitos y saraos festivos este verano. “Cada día que me enamoro / Esto me representa / Es así! / Pásame el wav que me hago el vinilo”, se oye cantar a un chico. Quizá el mundo se pare para abrirse a esta explosión de efusividad y de buena estrella. Una canción arrebatadora, de las que se te pegan y quieres cantar porque transmite luz, alegría y cercanía ¡Y que viva el otro! ¡Viva tú! ¡Tú y tú y tú...! ∎