La música de Neil Young ya no está en Spotify. Fue un visto y no visto, un tira y afloja de apenas 48 horas, a raíz de su queja acerca del material antivacunas disponible en la macroplataforma sueca. “O ellos o yo”, dijo Neil, y ganaron ellos. No es la primera vez que Young emprende una lucha contra Spotify, con desiguales resultados. Pero resulta encomiable pensar que, 52 años después de “Ohio”, el músico canadiense sigue creyendo en el poder político de sus canciones y lo traduce en hechos (por cierto, Lloyd Cole ya ha seguido sus pasos, ¿se les sumarán más artistas?). El debate sobre cómo unas pocas (poquísimas) plataformas de streaming concentran monopolísticamente el panorama musical reaparece a menudo. Sobre todo por parte de los músicos, el eslabón más débil de la cadena trófica. Pero igual que viene se va y encendemos Spotify para poner nuestra lista de “canciones 2022” en aleatorio. Ya no sonará “Heart Of Gold”, eso sí.
La fusión de “tradición y vanguardia” es, sin duda, uno de los tópicos que ha caracterizado la música española esta última década. Ha habido varios factores: la culpa autoflagelante de parte de la generación del indie, armada con un cilicio dentro de los calzoncillos, unida a la creciente tendencia antianglo y la connivencia institucional (no olvidemos que no existe nada más lucrativo en España que hacer música para concejalías de cultura de ayuntamientos del PSOE). Ha habido, eso sí, piezas fantásticas de por medio, como lo fueron “El mal querer” de Rosalía (2018), “Quique dibuja la tristeza” de Los Hermanos Cubero (2018) o “Kondaira eder hura” de Verde Prato (2021).
Entrando ya en efemérides, el día 30 se cumplirán diez años exactos del “Born To Die” de Lana Del Rey. En su momento ardió Tumblr, hubo un cierto escepticismo en melómanos más veteranos y un éxito innegable entre una generación que apreciaba su curiosa mezcla de retromanía cincuentera y sonido post-trip hop. Los grandes éxitos del álbum siguen sonando vigentes hoy en día, y más aún los de esa fabulosa versión ampliada que fue “The Paradise Edition”. Qué difícil es percibir un disco como histórico cuando se vive en directo.