La leyenda del rock alternativo norteamericano empezó en la noche del miércoles su gira española en formato acústico, en la que va a recorrer una decena de ciudades hasta el 28 de octubre. Lo acompaña en nueve de las diez fechas del tour el músico Germán Salto, encargado de abrir el show en la sala Zentral de la capital navarra. Durante algo más de media hora, el artista y piloto madrileño ofreció un recital de pop y folk voluntarioso y agradable, aunque quizá algo más frío de lo deseable, donde repasó a lo largo de siete canciones sus tres discos de estudio, intercalando temas en inglés y en castellano.
Tras él compareció el cantante, guitarrista y compositor estadounidense Steve Wynn, uno de los músicos más prolíficos de su generación. Artífice de grupos como The Dream Syndicate, The Baseball Project o The Miracle 3 –todos en activo–, ha grabado más de 400 canciones que ha editado en docenas de discos y ha defendido en más de 3000 conciertos. Con semejantes credenciales y a tenor de lo vivido en Pamplona, uno tiene la sensación de que este señor es alérgico al éxito. Sin duda le sobran aptitudes para comerse el mundo, pero ha preferido alimentar su apetito artístico a base de picotear en los márgenes para convertirse en un músico de culto. Porque el bueno de Steve lo tiene todo: una voz poderosa, una gran capacidad instrumental, un repertorio inmenso y mucho carisma. Y, sin embargo, no ha ganado un solo Grammy. Al artista siempre le han interesado más la experimentación y las colaboraciones, buscando experiencias e inspiración en nuevos escenarios y desviándose en proyectos paralelos con los que siempre se ha involucrado grabando discos y haciendo giras.
Con su inseparable guitarra acústica, el californiano repasó en Pamplona cuatro décadas de trayectoria durante algo más de una hora ante un centenar de asistentes. Wynn arrancó más bien contenido, con el tema “Out Of The Grey”, de The Dream Syndicate, la banda que fundó en 1981. La función continuó con “The Medicine Show”, también del grupo californiano, incluida en el álbum “Medicine Show” (1984). Ahí la cosa se empezó a calentar. Aplicándose con energía en las seis cuerdas, hizo alarde de su capacidad vocal, propia de un crooner, con una voz rotunda, grave y clara. Y para deleite de su entregada parroquia, desde los primeros temas, se mostró como un tipo encantador, educado y con sentido del humor, interpelando constantemente al público y esforzándose por expresarse en castellano y por compartir su buen rollo. Recordó que era la segunda ocasión que recalaba en Pamplona y confesó sentirse muy feliz de estar allí. Durante todo el recital, el público mostró un respeto reverencial; no en vano, el creador de Los Ángeles está considerado un mito de la escena indie rock americana. Los asistentes mantuvieron un silencio sepulcral que solo rompían entre canción y canción para aplaudir.
El concierto continuó con temas como “That’s What You Always Say” y “Sweetness”, muy aplaudidos; “Carolyn”, con un toque más rockero; o “Journeyman”, de su reciente disco en directo grabado con The Baseball Project, la superbanda donde se acompaña de Peter Buck y Mike Mills (R.E.M.) y Scott McCaughey (The Minus 5 y Young Fresh Fellows); con ellos ha grabado cuatro álbumes monográficos dedicados a este deporte. También interpretó “Shelley’s Blues, Pt. 2”, una canción incluida en el álbum “Melting In The Dark” (1996) que encandiló al público con su estribillo sencillo y a la vez resultón.
Con apuntes de pop, rock, soul y folk, por el escenario resonaron ecos de Neil Young, Nick Cave o Lou Reed. Steve evolucionó de menos a más a base de oficio y emoción, creando momentos muy cálidos, a pesar de la crudeza propia del formato acústico, en perfecta comunión con el respetable.
Luego llegaron temas como “This Strange Effect”, “Steve Wynn’s” o esa maravilla guitarrera que es “The Days Of Wine And Roses”, incluida en el álbum homónimo de The Dream Syndicate y de cuya grabación se cumplieron cuatro décadas el año pasado. Una canción que en su formato acústico sonó más domesticada y menos sugerente que en su modo eléctrico. Algo que podemos decir también de otras composiciones, aunque la contrapartida es una cercanía enorme por parte del artista.
El show enfilaba ya su recta final. Steve hizo una pausa y llegaron los bises, donde hubo tiempo para tres temas y donde el músico demostró ser un guitarrista muy competente. Al terminar, accedió a firmar discos y hacerse fotos con todo el que quiso. El estadounidense demostró, una vez más, que es muy buen músico y aún mejor tipo. La gira continúa hoy en Zaragoza, y después pasará por Hostalets de Balenyà (20), Logroño (21), Liérganes (22), Sevilla (24), Madrid (25), Ourense (26), San Sebastián (27) y Bilbao (28). ∎