Noticia

Trina Robbins, dibujante y estudiosa del cómic, fallece a los 85 años

Activista, artista, historiadora y, ahora, leyenda: el valor y la influencia del trabajo de Robbins es incalculable. Su obra trascendió fronteras y sentó las bases de la historiografía del cómic hecho por mujeres.

Pionera sin pretenderlo. Foto: Roger Ressmeyer (Getty Images)
Pionera sin pretenderlo. Foto: Roger Ressmeyer (Getty Images)

La pareja de Trina Robbins (1938-2024), el también artista de cómic Steve Leialoha, hizo público su fallecimiento el pasado 10 de abril, consecuencia de un derrame cerebral. Robbins tenía 85 años y había dedicado toda su vida a la creación y estudio de los tebeos. Fue una absoluta pionera: coordinó y participó en el fundacional “It Ain’t Me Babe”, el primer cómic norteamericano realizado exclusivamente por mujeres, fechado en 1970 y promovido por una organización feminista en el contexto del comix underground de San Francisco.

Nacida en Brooklyn, desde muy joven mostró inquietudes artísticas y se dedicó a la costura en la efervescente escena pop neoyorquina de los sesenta. Diseñó vestuario para David Crosby o Donovan, y Joni Mitchell la incluyó en su canción “Ladies Of The Canyon” (“Trina wears her wampum beads / She fills her drawing book with line”). Pero su gran pasión eran los cómics, que leía obsesivamente desde pequeña. Publicó sus primeras tiras, que giraban alrededor del sexo con toques de humor y surrealismo, en cabeceras de la prensa alternativa neoyorquina. En 1969, conjugó sus dos actividades profesionales en el diseño del traje de Vampirella, la sexi heroína de los cómics de espíritu pulp de la editorial Warren, un trabajo del que se sentiría particularmente orgullosa.

En 1970 se trasladó a San Francisco, donde participó activamente en la todavía balbuceante escena del comix underground y, además de colaborar en el mencionado “It Ain’t me Babe”, ayudó a lanzar “Wimmen’s Comix” (1972-1992), una antología cuya publicación se prolongaría durante dos décadas y que daría cobijo a futuras figuras fundamentales del cómic norteamericano, como Joyce Farmer o Aline Kominsky. Robbins chocó frontalmente con la pareja de Kominsky y padre espiritual del movimiento del comix underground, Robert Crumb, al que acusó de machista y misógino. La dibujante neoyorquina dejó constancia de la incomprensión que recibió por parte de sus compañeros con este irónico comentario en su autobiografía, no publicada en nuestro país, “Last Girl Standing” (2017): “Los chicos me dijeron que no tenía sentido del humor”.

“It Ain’t Me Babe” (1970) y “Wimmen’s Comix” (1972).
“It Ain’t Me Babe” (1970) y “Wimmen’s Comix” (1972).

Robbins cerró un curioso círculo en 1986: si en la portada del primer número de “It Ain’t me Babe” aparecía, entre otras personajes históricas del cómic americano, una Wonder Woman con ganas de bronca, la propia Robbins se convertiría, 45 años después de su primera aparición, en la primera mujer que dibujaría al personaje para un tebeo de DC Comics. El trabajo de la neoyorquina en “The Legend Of Wonder Woman” (1986, con guion de Kurt Busiek) homenajeó de manera explícita el arte de H.G. Peter, el creador gráfico de Wonder Woman, y convirtió su colaboración con DC en un curioso artefacto fuera del tiempo.

“The Legend Of Wonder Woman” (1986).
“The Legend Of Wonder Woman” (1986).

Robbins publicó cómics con cierta regularidad hasta la pasada década, pero su labor como historiadora y divulgadora sobre autoras del cómic no se interrumpió hasta casi su fallecimiento, iniciada con “Women And The Comics” (junto a Catherine Yronwode) en 1985 y finalizada tras más de quince libros con “The Flapper Queens. Women Cartoonists Of The Jazz Age” (2020), un trabajo que comenta y recopila tiras de ilustradoras de los años veinte del pasado siglo. Lamentablemente, pese al interés que reviste toda su labor como herstorian del cómic, ninguno de sus libros ha sido traducido en España. Robbins fue también una férrea defensora de los derechos de las mujeres artistas, e impulsó la creación de Friends Of Lulu, una organización sin ánimo de lucro que daba apoyo a las mujeres dentro del tejido industrial del cómic norteamericano.

Robbins pasa también a la historia como una de las pioneras del cómic para adultos sobre temas de la realidad, dentro del movimiento del comix underground estadounidense de los primeros setenta, y sobre la realidad de las mujeres. En 2015 declaró a ‘The Washington Post’: “Sí, estoy orgullosa de haber dibujado el primer cómic sobre una lesbiana” –se refería a “Sandy Comes Out” (1972), publicado en el primer número de la antología “Wimmen Comix”– “y no se me ocurrió que estaba dibujando el primero. Solo quería contar la historia de mi compañera de piso”.

 “Sandy Comes Out” (1972).
“Sandy Comes Out” (1972).
Etiquetas
Compartir

Lo último

Contenidos relacionados