Evitemos los circunloquios. Este libro es un intento autobiográfico en el cual la música queda restringida, pues tiene un peso relativo. Sin embargo, es sustancial para entender la dimensión de la persona, que no necesita vestirse de personaje, para explayarse sobre su vida y por qué compuso una música que le dio la vuelta al jazz en los años 50 y 60 del siglo pasado. El hilo conductor es la personalidad volátil, violenta incluso, descarnada, misógina y autodestructiva del músico. El paso del tiempo le reconoce el talento por encima de todo. El prólogo del fallecido trompetista Richard Williams, que tocó y grabó con él y otros grandes del jazz, va en esa dirección.
El compositor y contrabajista Charles Mingus (1922-1979) muestra su personalidad dividida en tres individuos. La declaración que abre el libro –tiene lugar en la consulta de su terapeuta, que lo tacha de mentiroso– apela tanto a la risa como a la lástima después de tantos años. Diríase que, desde la distancia y el desconcierto que produce hablar de uno mismo en tercera persona, distinguimos amargura, mucha; suciedad, bastante, y un montón de brutalidad. Asimismo, se muestra razonablemente sentimental y autocompasivo.
A raíz del centenario del nacimiento del músico en Nogales (Arizona), se dan las condiciones para la reafirmación de uno de los compositores más importantes de la segunda mitad del siglo XX. Desde hace meses se suceden todo tipo de actos en su país, en honor a su música. Tal efemérides favorece la reedición en castellano del libro, que ya fue publicado en 2000 por la extinta editorial Mondadori. En “Menos que un perro: el mundo que compuse” (“Beneath The Underdog. His World As Composed By Mingus”, 1971), Libros del Kultrum recupera la traducción de Francisco Toledo Isaac con el mismo título más el agregado de tres textos, inéditos en la edición anterior: “Carta abierta a Miles Davis, ¿Qué es un compositor de jazz?” y las dos entregas del “Blindfold Test” –una entrevista con escucha a ciegas de diversos temas– para la revista ‘Downbeat’ realizadas por el crítico musical Leonard Feather en 1960, que demuestran el estado de ánimo de Mingus y su consideración hacia algunos de sus colegas.
La edición original fue de Nel King, guionista de televisión, articulista y amiga del músico, quien compiló todo el material y le dio forma, pues casi todo eran diálogos. Fue ella misma quien dató el documento en 1963, en plena etapa del músico en el sello Impulse!. King recibió alrededor de un millar de folios que acabaron en menos de 400 páginas, que tardaron años en publicarse por motivos varios. Su trabajo le valió constar como editora. Mingus, un as en las técnicas de boicotearse a sí mismo, pretendía titular la autobiografía “Memoirs Of A Half Yellow Schitt Covered Nigger” (“Memorias de un negro cubierto de mierda medio amarilla”). Finalmente, se optó por uno menos controvertido, “Beneath The Underdog. His World As Composed By Mingus” (“Menos que un perro. Su mundo compuesto por Mingus”).
Las exageraciones y las salidas de tono que pueblan el libro no impiden intuir un músico mayúsculo, de educación autodidacta, que luego estudia con los mejores. Convertido en un tótem de la era post-bebop, picoteó en el jazz modal y en el free jazz. Y fue más allá, resultando ser uno de los insignes compositores del jazz de vanguardia, que enriqueció la música que amaba con sus creaciones polifónicas. Ciertamente no es una autobiografía al uso, pues ni siquiera la firmó, pero tampoco es un libro cualquiera.
A algunas luminarias del rock no se les podía pasar por alto un iconoclasta del jazz como Mingus. Jeff Beck grabó en 1976 la que posiblemente sea la mejor versión de “Goodbye Pork Pie Hat”, en “Wired”. También la versionó Joni Mitchell en su álbum “Mingus” (1979) junto al malogrado Jaco Pastorius, Herbie Hancock y Wayne Shorter, entre otros, el año en que el jazzman falleció en Cuernavaca, México.
Si desean conocer mejor a Mingus, acérquense a unas cuantas joyas del género, como “Jazz At Massey Hall” (1953). Tras el nombre de The Quintet, encontramos al contrabajista junto a Charlie Parker, Dizzy Gillespie, Bud Powell y Max Roach. Como líder, Charles Mingus firma obras esenciales del jazz como “Pithecanthropus Erectus” (1956), “The Clown” (1957), “Blues & Roots” y “Mingus Ah Um” (1959), “Tijuana Moods” (1962), “The Black Saint And The Sinner Lady” (1963), “Mingus Mingus Mingus Mingus Mingus” (1964) y “Let My Children Hear Music” (1972). Sin olvidar su encuentro con Duke Ellington y Max Roach en “Money Jungle” (1963). ∎