Película

Concrete Utopia

Um Tae-hwa

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El cine fantástico contemporáneo parece empeñado en plantearnos una pregunta: ¿cómo te comportarías si todo se fuese completamente a la mierda? El punto de partida de “Concrete Utopia (2023; se estrena hoy) es más catastrofista que apocalíptico (un terremoto de gravedad colosal ha afectado una parte por determinar de la península de Corea), pero la persistencia de la situación de emergencia, y el extraño e inexplicado silencio del mundo ante todo ello, provoca que la situación se vaya agravando. En ese contexto, un privilegio material cobra una importancia (todavía más) capital: disponer de un techo.

El realizador Um Tae-hwa y su equipo utilizan la premisa sensacional(ista) de la gran catástrofe, y picotean entre los códigos de diversos géneros cinematográficos, para lanzar las consabidas críticas sobre un presente económicamente opresivo y hostil. Sobrevuelan la ficción los temas de la desigualdad –como en “Parásitos” (Bong Jon-hoo, 2019)–, del difícil acceso a la vivienda –como en el blockbuster local “Sinkhole” (Kim Ji-hoon, 2021), poco visto por estos lares– y de las burbujas clasistas. En la ficción, parece que un solo bloque de apartamentos ha quedado en pie en la zona de Seúl y sus residentes apuestan por bunkerizarse en su bienestar. Su celebración de una fiesta con música mientras otros conciudadanos mueren (literalmente) de frío fuera del recinto nos puede hacer recordar viejos lemas anarquistas. Después de todo, ¿será cierto que la propiedad es un robo?

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Um Tae-hwa y compañía lanzan estos temas al aire. Por el camino, se alinean con ese gusto por la fusión de géneros tan propio del mainstream fílmico surcoreano: drama de pareja posapocalíptico, thriller de acción, dosis de suspense… Lo más inusual son unos añadidos de humor satírico –¿recuerdan “Rascacielos” (Ben Wheatley, 2015)?– que explora aquello que se anuncia desde el mismo título: que los habitantes de esta distopía se ven a sí mismos como gozosos participantes de una utopía social. Aunque el grupo de personajes es bastante plural, el peso de la villanía (o, como dirían otros, la capacidad para tomar decisiones difíciles) recae en un hombre que se ve convertido, sin quererlo, en líder comunitario. Pero lo más corrosivo de “Concrete Utopia” no es que aparezcan los liderazgos sociopáticos, sino la naturalidad con la que un grupo escoge soluciones fascistoides, y lo hace a través de votaciones exquisitamente democráticas (eso sí: con censo no universal).

Un aspecto interesante de la propuesta es que, dentro de los marcos del género, al margen de sus escenas de acción y sus situaciones llevadas al límite, se apuesta por una cierta contención dramática y un ritmo moderado que favorece la reflexión. La narrativa visual opera en una cierta sintonía, porque sus responsables no se pliegan completamente a las inercias de aceleración del audiovisual global y el flujo de imágenes transmite una cierta precisión. Para los curiosos: el filme relacionado “Cazadores en tierra inhóspita” (Heo Myeong Haeng, 2024), extrañamente estrenado en plataformas, recorre otros caminos dramáticos, asume otras formas y otros ritmos, para remitir a las secuelas de “Resident Evil” con toques de la carnicería frívola de “Project Wolf Hunting” (Kim Hong-sun, 2022). ∎

Distopía de la lucha por la vida.
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