La alargada huella de Hank Williams.
La alargada huella de Hank Williams.

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“Country Music”: la biblia del country

En 2019 el canal público norteamericano PBS plantó en el circuito catódico un hito del documental musical. “Country Music” se levanta como una pormenorizada exploración del árbol genealógico de este estilo: desde sus orígenes hasta las postrimerías del pasado siglo. Un monumental trabajo de dieciséis horas dirigido por Ken Burns. Hablamos con Dayton Duncan, su productor y guionista.

“Country Music” (PBS, 2019; Movistar CineDoc&Roll, 2020) pasa a engrosar, por ventanilla exprés, la lista de esas obras de no ficción que sirven como fuente de referencia para trazar el historial de un género musical determinado. No es este el primer tanto en el currículum de su principal artífice, el documentalista Ken Burns. Unos años antes había emprendido una tarea similar alrededor del jazz (“Jazz. La historia”, 2001), y en 2017 construyó otro impecable artefacto serial con “La guerra de Vietnam”, un trabajo que comparte con el que aquí nos ocupa su visión transversal y ese afán desmedido por cubrir todos los aspectos sobre el tema en cuestión.

Estrenada en España con un montaje reducido (nueve capítulos de cincuenta minutos), la versión emitida en PBS despliega a lo largo de dieciséis horas un meticuloso recorrido desde las raíces de esta música de “tres acordes y la verdad” hasta sus más variados pliegues estilísticos a lo largo del siglo XX. De los primeros conatos con Fiddlin’ John Carson o las primeras estrellas (la familia Carter o Jimmie Rodgers) al estallido de astros de estadio como Garth Brooks, pasando, evidentemente, por la alargada huella de Hank Williams, Johnny Cash, Willie Nelson o Kris Kristofferson. “Ocho años de documentación, ciento una entrevistas con músicos, cien mil fotografías, dos mil quinientos documentos visuales y horas y horas de grabaciones propias hasta cristalizar, tras un período de dos años y medio de edición, en la obra final”.

El pálpito del country que se baila.
El pálpito del country que se baila.
Quien aporta estos datos al otro lado de la línea con voz carrasposa es Dayton Duncan, productor y guionista de este coloso de la no ficción. Oriundo de Indianola, en los ochenta desarrolló una carrera como asesor político y experto en comunicación para la campaña presidencial de Walter Mondale y, posteriormente, para la de Michael Dukakis, y desde los noventa ha puesto su masa gris al servicio de la producción televisiva, mostrándose especialmente prolífico junto con su colaborador Ken Burns. Poderoso tándem a la hora de armar el andamiaje de esta serie documental que abruma en su riguroso escrutinio por los afluentes y subestilos del country.

Diría que el gran desafío, al menos durante la parte de la edición, fueron esas decisiones que implican la inclusión de determinado artista o historia. Incluso en una obra de dieciséis horas tienes que valorar qué canción, artista o relato resulta relevante para la narración. Otro punto clave que nos encontramos es que el tema de este documental no resulta tan fácil de acotar como puedan ser unos hechos históricos o una biografía; es sobre la música en sí misma, el country en particular, así que uno de los desafíos que nos planteamos fue convertir la música en un personaje”. Un aspecto clave que queda ejemplificado a lo largo de los diferentes episodios con reveladoras intrahistorias alrededor de distintas canciones esenciales. Temas de resonancia en su tiempo, y en décadas siguientes, examinados como un personaje más en el relato global del producto.

Patsy Cline, modelo y referencia para generaciones futuras.
Patsy Cline, modelo y referencia para generaciones futuras.
También resulta admirable el desfile de artistas de relevancia en el género que pasan por delante de la cámara para dejar constancia de su huella en el relato hilado. Willie Nelson, Kris Kristofferson, Loretta Lynn, Emmylou Harris, Dolly Parton, Rosanne Cash y Merle Haggard son algunos de los más reconocidos. “Nos sentimos abrumados por el gran trato que nos dispensó la familia del country, como a ellos mismos les gusta denominarse. Solo un par de personas que habían aceptado participar murieron antes de que pudiéramos coordinar sus entrevistas. De las otras ciento una personas entrevistadas, veinte fallecieron antes del estreno de la serie. Por lo general fuimos recibidos con los brazos abiertos, y estamos muy agradecidos por ello”.

Otra singularidad que se extrae de su visionado es su capacidad para enterrar asertos ligados al country y sus supuestos pastos conservadores. “Sí, desde el principio teníamos claro que este trabajo no se tenía que afrontar con ideas preconcebidas, sino en base a la investigación y lo que aprendiéramos de esta. Y a lo largo de este proceso nos topamos con dos tópicos que, seguramente de forma inadecuada, se han asociado a este estilo. Uno es que se trata de una música blanca para gente blanca. Pero desde el principio se constata que el country fue inspirado y activado por gente que no era blanca. Incluso las segregaciones de los inicios eran más de tipo institucional que artístico, porque los propios músicos estaban interesados tanto por el country como por el blues. Y esa transmisión funcionaba de forma recíproca. Músicos negros que crecían en el sur escuchaban lo que se cocía en el Grand Ole Opry, influenciados por Hank Williams. Y este, por su parte, se formó musicalmente con artistas negros callejeros de Alabama. Y cuando Ray Charles tomó por primera vez control creativo en la gestación de un álbum, optó por hacer versiones de canciones country, convirtiendo ese trabajo –“Modern Sounds In Country And Western Music” (1962)– en un éxito total. Por eso creo que el country no puede reducirse a una mera etiqueta; proviene de diferentes raíces y se nutre de distintas influencias”.

Johnny Cash, figura trascendental.
Johnny Cash, figura trascendental.
El segundo tópico concierne al papel que jugó la mujer en la escena country, con una actuación activa y más relevante que otras coetáneas en estilos colindantes, alcanzando incluso los puestos altos en las listas de éxitos. “Existe esta idea prefijada de que las mujeres no tuvieron un papel protagonista en el country, cuando en realidad, como se muestra, desempeñaron un rol esencial desde el principio, empezando por Maybelle Carter, la matriarca de The Carter Family. Y luego, a lo largo del siglo, le sucederían artistas como Loretta Lynn, Patsy Cline y Dolly Parton. Espero que el visionado resalte la amplitud y la diversidad de esta música y el cometido que jugó la mujer en todo ello”.

Al contrario de la mayoría de relatos alrededor de la música, las drogas parecen ocupar un espacio reducido en esta historia: “Según mi investigación, diría que en los años cincuenta y sesenta las drogas estaban bastante presentes entre la gente del country, principalmente a través de las anfetaminas. Lo señalamos con Johnny Cash y su debilidad por estas. Pero también Hank Williams y su adicción a los analgésicos, o Waylon Jennings y sus problemas con la cocaína. Fueron un reflejo de los músicos abocados a los excesos de la vida en carretera y creo que queda claro en el documental, pero nos interesaba más el arte que esos aspectos”.

“Country Music” culmina su repaso cronológico con el renacimiento de Johnny Cash, una de sus figuras más trascendentales y globales, venerada dentro y fuera de los dominios del country. El cierre redondo para este mastodóntico documento de narración absorbente que aporta un sinfín de ganchos al erudito en la materia y abre un universo de conocimiento al primerizo. ∎

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