El norteamericano Ken Layne (Luisiana, 1954) fundó en 2015 “Desert Oracle”, una publicación dedicada a explorar la cultura de los desiertos del suroeste norteamericano: sus leyendas, su geografía, sus extraños fenómenos y su belleza misteriosa e inexplicable. La publicación también pasó a las ondas radiofónicas en 2017 en “Desert Oracle Radio”, un programa que a través de la voz se ocupa de las mismas obsesiones que nutren las páginas de la revista cuatrimestral.
Algunas de estas historias se recopilan en “Oráculo del desierto. Volumen 1” (“Desert Oracle. Volume 1. Strange True Tales From The American Southwest”, 2020; Melusina, 2021), 270 páginas de textos, ilustraciones y fotografías en un fascinante racimo de narraciones que nos llevan por los desiertos de California, Arizona, Utah o Nuevo México indagando en el folclore, mitos y tradiciones que se esconde entre sus paisajes áridos y llenos de vida.
Desfilan por “Oráculo del desierto” las huellas de las distintas encarnaciones del bigfoot (algo así como el yeti de las arenas), avistamientos de ovnis, experimentos militares ultrasecretos, indescifrables formaciones geológicas, los restos arqueológicos de los pobladores originales de estos parajes, la rutina de los excursionistas que cada año se esfuman sin dejar rastro y, también, ráfagas biográficas sobre algunos personajes atrapados de por vida por la magia de estos paisajes aptos para la soledad y el aislamientos: por aquí pasean el escritor de culto Edward Abbey (1927-1989) –autor del mítico “El solitario del desierto” (1968)–, la bailarina Marta Becket (1924-2017) –fundadora en el Valle de la Muerte de la Amargosa Opera House–, el excéntrico Curtis Springer (1896-1985) –autoproclamado doctor, ministro metodista, predicador evangelista y vendedor de “remedios mágicos” para la salud en el Zzyzx Mineral Springs del Mojave–, Marty Robbins (1925-1982) –imagen de la mística del “cowboy cantante” y firmante en 1959 del maravilloso “Gunfighter Ballads And Trail Songs”, uno de los primeros álbumes conceptuales de la historia– o Spade Cooley (1910-1969) –el Rey del Western Swing, violinista, cantante y actor arruinado por los celos y el crimen–.
Entre (improbables) ciudades subterráneas ocultas, petroglifos indescifrables y los extraterrestres confinados en el Área 51 (con los que Eisenhower tuvo, supuestamente, un encuentro secreto en febrero de 1954), también asistimos a cameos más o menos breves de otros ilustres como William S. Burroughs (estudio en Los Álamos, internado de élite reconvertido en el epicentro del Proyecto Manhattan) y Aleister Crowley y su corte de exquisitos ocultistas.
Esperemos que el segundo volumen no se haga de rogar: estas historias enganchan, ilustran e ilusionan. Mientras llegan, pueden curiosear aquí. ∎