Carlos y Raquel: Moderna de Pueblo. Foto: Alfredo Arias
Carlos y Raquel: Moderna de Pueblo. Foto: Alfredo Arias

Entrevista

Moderna de Pueblo: deconstruir los roles de género a golpe de humor

Moderna de Pueblo es uno de los fenómenos editoriales más exitosos del cómic español. Cada nuevo trabajo recibe una inusitada atención mediática, y “Coñodramas”, su libro más reciente aparecido en 2020, no ha sido una excepción. Hablamos con Raquel Córcoles, la autora detrás de Moderna de Pueblo, y Carlos Carrero, coautor de los guiones de sus cómics.

Raquel Córcoles (Reus, 1986) creó hace más de una década un gran éxito viral en Internet: Moderna de Pueblo. Los miles de likes se han traducido en nutridas ventas de cómics: “Soy de pueblo” (con Marta Rabadán; Glénat, 2011), “Cooltureta. La novela gráfica” (Lumen, 2014) o “Idiotizadas. Un cuento de empoderhadas (Zenith, 2017). Su nuevo libro, “Coñodramas” (Zenith, 2020), realizado con Carlos Carrero (Madrid, 1984), estrecho colaborador desde hace años, supone un significativo paso en su carrera.

Creo que “Coñodramas” es vuestro proyecto más ambicioso hasta ahora. ¿Cómo se desarrolla esta obra?

Raquel: En un principio, la editorial nos propuso hacer un libro menos ambicioso que “Idiotizadas”, pero tendemos a complicarnos la vida.

Carlos: “Idiotizadas” había sido un éxito editorial grandísimo y era mucha presión. Pero está en nuestra naturaleza ser ambiciosos.

Raquel: La primera propuesta que le hicimos a la editorial era una lista de cincuenta “coñodramas”, que serían historias cortas protagonizadas por unas superheroínas. Eso evoluciona luego en tramas más complejas con tintes autobiográficos. También sucede que nosotros cuidamos mucho los libros porque tenemos el privilegio de poder dedicarles todo nuestro tiempo. Por eso quisimos que este fuera totalmente inédito y no estuviera disponible en versión digital: ya tienes un montón de contenido en nuestras redes.

¿Cómo es el proceso de realización de la obra? Aparecéis los dos acreditados como guionistas.

Raquel: Estamos el cien por cien del tiempo intercambiando ideas, hasta el punto de que no puede discernirse cuáles aporta cada uno. Vamos apuntando ideas relevantes en los tiempos que corren de las que queremos hablar y luego se aterrizan en cada personaje. Así se va armando una trama. Pero no hacemos guión técnico; tenemos una escaleta que vamos variando durante todo el proceso. 

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Raquel, en esta ocasión, para el dibujo has contando con un equipo formado por Álex Giménez y Mireia Pestaña.

Raquel: Sí, y eso me ha obligado a planificar más, porque antes yo no sabía cómo iba a quedar una página cuando la empezaba a dibujar. Ahora sigo componiéndolas yo, luego dibujo algunos elementos y otros se los pido a ellos, que me pasan dibujos funcionales para que pueda trabajar con ellos en la página. Nos ha supuesto un avance, porque ahora podemos dibujar cosas que para mí serían imposibles, porque no estoy tan formada en ilustración. Así que gracias a este equipo hay un salto gráfico. Hemos superado las posibilidades que tenía yo sola: por ejemplo, ahora podemos hacer las típicas perspectivas de cómic de superhéroes.

Esos cómics son los que dibuja en la ficción del libro la propia Moderna, pero también contáis la historia de ella y su grupo de amigas, de manera que se genera un interesante juego metarreferencial. No es fácil saber cuánto hay de autobiográfico…

Raquel: Intentamos resumir un aprendizaje personal, pero lo ficcionamos lo suficiente para que lo que viva Moderna tenga una base real aunque no haya sucedido tal cual. Moderna no diría nada que yo no dijera, pero hay muchas cosas que yo diría que no diría Moderna.

Carlos: Luego sucede que un mismo personaje puede sintetizar muchas actitudes de diferentes personas reales. Hay que sintetizar. Tampoco quisimos contar nada que no aportara a la historia, ya que contar intimidades por contarlas no tiene ningún valor.

Ese aprendizaje personal tiene que ver con una toma de conciencia feminista sobre los estereotipos de género, que buscáis deconstruir en “Coñodramas”, empezando por vuestra propia relación.

Raquel: Sí, eso lo hacemos mediante una parodia de los cómics románticos clásicos. Eso me ayudó mucho, porque era algo que, en realidad, era serio, pero queríamos tratar de coña. Ese punto de ironía fue clave. Me hacía gracia dibujar a Carlos llorando, como en esas viñetas vintage de chicas que se han hecho tan virales (risas).

 Esfuerzo por crear un universo que divierta. Foto: Alfredo Arias
Esfuerzo por crear un universo que divierta. Foto: Alfredo Arias

También hay cierta autocrítica por tu parte, a través de personajes como Zorri, que quiere ascender en su trabajo en la radio a toda costa.

Raquel: Claro, es que yo también he caído en querer agradar a los tíos para que vieran que molo (risas). Ahí había una confusión, porque identificábamos ser menos femenina con ser más feminista. Aunque siempre tuve una visión crítica de la diferencia entre géneros. Vas aprendiendo y deconstruyéndote. Ahora nos pasa que, a veces, no sabemos si tenemos el listón muy alto. No queremos favorecer esos estereotipos, pero hay que asumir que la gente siempre podrá encontrar pegas.

Carlos: Hace poco alguien nos criticaba porque pensaba que había una mala imagen de las lesbianas en un personaje lésbico que aparece en el libro entrando a Moderna como si fuera el típico machista. Pero no creo que cada personaje y situación tengan que ser positivos. Una obra no puede ser un escaparate de lo que las personas deberían ser; como sucede en algunas series de Netflix, en las que parece que se les ha pasado un filtro a los personajes. Eso no te permitiría hacer nada, entonces.

Raquel: Yo creo que se ha entendido bien el mensaje del libro. Aunque haya gente que siempre espera que sea la pionera de la diversidad y el respeto y me pueda leer con ganas de buscar en qué he fallado. Pero creo que no nos podemos quejar de nuestros lectores.

Supongo que se trata de algo inevitable en la época de las redes sociales, donde Moderna de Pueblo es muy popular.

Raquel: Bueno, con las redes, hay un gabinete de crisis cada vez que subimos una viñeta (risas). Y una valoración de daños.

Carlos: Con los libros, sin embargo, no eres consciente de cada opinión de cada persona y eso te libera un poco.

Raquel: También sucede que, en las redes, si descontextualizan una viñeta, se pierde la empatía que consigues con el lector con el libro.

Raquel, esas redes también han sido claves para tu toma de conciencia feminista, ¿verdad?

Raquel: Sí, hubo un momento en el que empezamos a contactar a un montón de autoras. Unas a otras nos contagiamos esa mirada crítica hacia el sexismo. Empezó a ser algo de todas, y despertamos a la vez. Fue algo casi coordinado. Aunque hemos tenido que luchar contra ciertos prejuicios hacia los temas que tratábamos, como si fueran algo menor por ser propios de las mujeres.

Carlos: No sucede lo mismo con los autores hombres. Piensa en alguien como Joe Matt, que habla de las pajas que se hace.

Raquel: Claro, eso se dice en “Coñodramas”: él no se plantea hablar de cosas más serias para que lo valoren más, no lo necesita.

“Intentamos resumir un aprendizaje personal, pero lo ficcionamos lo suficiente para que lo que viva Moderna tenga una base real aunque no haya sucedido tal cual. Moderna no diría nada que yo no dijera, pero hay muchas cosas que yo diría que no diría Moderna”

Raquel Córcoles

Es curioso, porque siempre se ha empleado el tópico de que no había mujeres humoristas, o de que las mujeres no son graciosas, pero en los últimos años ha habido en España muchas dibujantes mujeres que se dedican al humor: Monstruo Espagueti, Ana Belén Rivero, Flavita Banana… ¿Cómo os veis dentro de ese circuito?

Raquel: Yo creo que hubo un boom de autoras muy claro, que hizo que nos entrevistaran a todas en grupo muchas veces (risas). Entonces se usó la etiqueta de humor femenino, igual que ahora se usa la etiqueta de humor feminista. Pero sé cuál de las dos me da más pereza. Son estereotipos, aunque tengamos dramas parecidos.

Mediáticamente, estáis a un nivel en el que quizá solo está Paco Roca en España. Raquel incluso ha estado recientemente en Late Motiv. Y tenéis unas cifras de venta inalcanzables para casi todo el mundo. ¿Habéis analizado por qué pasa eso con vuestro trabajo, qué pensáis que tiene para conectar con un público mayoritario? ¿Qué creéis que le falta al sector para que haya más gente que esté a ese nivel mediático y de ventas?

Raquel: Un porcentaje alto de la gente que viene a las firmas me dice que no lee cómics, pero conmigo hace una excepción. Hay una parte de prejuicio hacia el cómic que incluso nuestros fans tienen que superar.

Carlos: Yo creo que una de las claves es que hacemos algo divertido; intentamos que te quedes con una buena sensación cuando lo leas.

Raquel: Hay mucho esfuerzo por crear un universo que te divierta y que en cada página haya algo importante, que no haya paja. Cuando se dice eso de que tienes que imaginarte a tu lectora ideal, yo siempre me imagino a mí misma: qué me molaría leer, qué me interesaría. Creo que eso es una parte importante de nuestro éxito. ∎

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