Libro

Nik Cohn

Auambaluluba balambambú. La edad de oro del rock and rollLa Felguera, 2022

Hablar de Nik Cohn (Londres, 1946) es hacerlo de uno de los nombres más importantes en la historia de la crítica musical, uno de los padres de todo esto. Algunos de los libros pop más importantes de todos los tiempos son obra suya. La película “Fiebre del sábado noche” (John Badham, 1977) está inspirada en uno de sus artículos y el personaje de Tony Manero salió de su cabeza. No es un cualquiera, es uno de los grandes.

Aunque “Auambaluluba balambambú. La edad de oro del rock and roll” (“Awopbopaloobop Alopbamboom. Pop From The Beginning”, 1969; La Felguera, 2022) se publicó por primera vez a finales de la década de los 60 y había tenido tres ediciones en España (Nostromo en 1973, Círculo de Lectores en 2003 y Suma de Letras en 2004), yo no había podido leerlo hasta ahora. Y me alegro. Porque descubrir una joya como esta a estas alturas –cuando encontrar algo que te impresione de verdad es más difícil– ha sido como escuchar por primera vez –para alguien de mi generación– a Nirvana: un shock.

Todo lo que es el rock’n’roll, todo lo que aún lo define (por más que a veces haya quienes, dentro de sus márgenes, quieran rehuir de ello), está ya aquí condensado y contado de la manera más directa y visceral posible. Porque el pop, tal como lo cuenta Cohn, es un grito juvenil, una expresión de rebeldía, un pasatiempo sin dobleces que busca la diversión pura y dura, tan lejos de la intelectualidad como sea posible.

El londinense lo describe todo espoleado por la energía del momento, con una soltura que parece fácil de llevar al papel, pero que en realidad es tremendamente complicada. En sus palabras no hay atisbo de pose o artificio. Escribe de modo auténtico, transparente. No tiene miedo a llamar a las cosas por su nombre, a señalar aquello que le parece malo o a ensalzar sin ambages lo que le gusta. Es el crítico de rock total.

Esta obra arranca por supuesto con los orígenes del rock’n’roll: Bill Haley, Chuck Berry, Elvis Presley, Eddie Cochran, Little Richard y su grito primigenio castellanizado como “Auambaluluba balambambú”, o la onomatopeya que encierra el sinsentido y el sentido absoluto de todo lo que es el rock’n’roll. Y sigue con lo más granado del pop en su máxima expresión. The Beatles terminan por aburrirle en su gradual refinamiento, The Rolling Stones son su grupo favorito, aprecia la inteligencia de Bob Dylan pero le deprime, adora a The Who. Se habla de sus carreras y de sus discos.

Está escrito en 1964, en pleno meollo del asunto, aunque ha añadido notas posteriores. Por eso su fuerza es tan inmediata. Lo cuenta todo desde su presente o desde un futuro inmediato. Por eso, aunque sepas ya todo lo que necesitas saber de cualquiera de ellos, aquí lo lees como si fuera la primera vez o llegaras de nuevas. Así es la magia de este libro. “Auambaluluba balambambú” –prologado por Kiko Amat para esta edición– es vibrante, eléctrico, salvaje. No puede dejarte indiferente porque rezuma sudor y diversión adolescentes. Habla de música y músicos pop, pero también de juventud y de visceralidad, de pasión y de ganas de vivir. Leerlo rejuvenece porque, como todo el mundo debería saber, el rock and roll es la mejor forma de retrasar el envejecimiento. ∎

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