En una de sus agudas e incendiarias apariciones en el pódcast ‘The Last Thing I Saw’, la venerable crítica neoyorquina Amy Taubin afirmaba lo siguiente acerca de “TÁR” (2022; hoy se estrena en España), la nueva película de Todd Field: “Es una obra con un discurso unívoco, y su tesis señala que cuando las mujeres alcanzan el poder son igual de horribles que los hombres. Fin de la historia”. Un comentario lúcido e implacable para una película a la que no se le puede negar la capacidad de maximizar sus resultados a la luz de sus objetivos. Si lo que perseguía el director de “En la habitación” (2001) y “Juegos secretos” (2006) –experto en convertir dramas costumbristas en tragedias griegas– era componer un retrato femenino a la altura de los grandes antihéroes del cine americano, “TÁR” debería ser considerada un triunfo sonado. Lydia Tár, la protagonista del filme, está a punto de alcanzar la gloria grabando la Sinfonía nº 5 de Mahler como directora titular de la Orquesta Sinfónica de Berlín. Una proximidad a la grandeza que afilará el carácter despótico e inclemente del personaje, quien merece figurar desde ya en el panteón de los monstruos ególatras y autodestructivos del séptimo arte, junto a tipos como Charles Foster Kane, Michael Corleone o el Daniel Plainview de “Pozos de ambición” (Paul Thomas Anderson, 2007).
Como sus congéneres masculinos, Lydia Tár es una hija de su tiempo, algo que Field se encarga de evidenciar empapando su película de referencias al zeitgeist contemporáneo. Ahí están la cuestión de género (Tár se muestra orgullosa de haber llegado a la cima de su arte siendo una mujer lesbiana), el problema de la adicción a los ansiolíticos, la ubicuidad de lo mediático en la era digital o la “cultura de la cancelación”. En la escena más espectacular del filme, rodada en un cabriolesco plano secuencia de diez minutos, la protagonista acomete con virulencia contra un estudiante que se define como “BIPOC y pangénero” y que desestima la música de Bach por la misoginia del compositor teutón. Afincada en la contradicción, Tár insta a sus alumnos a crear “renunciando al ego y la identidad”, mientras alardea de su superioridad intelectual en la confrontación con el joven díscolo. Momentos después, “TÁR” se convierte en un desktop film en el que alguien –¿del entorno de la protagonista?– edita la Wikipedia para incluir el comentario de un crítico de arte que describe a Tár como “una de las estrellas de la música más importantes de nuestra era”.