Álbum

Alison Goldfrapp

FluxA.G., 2025

Con el lanzamiento de The Love Invention en 2023, Alison Goldfrapp comentó que había optado por tomarse un período de descanso con Goldfrapp y, por tanto, de su colaboración con Will Gregory, su compañero de banda: decisión que le brindó la oportunidad de afrontar el proceso creativo de manera más personal y de explorar direcciones musicales que no había abordado anteriormente. Que estaba un poco quemada de hacer siempre lo mismo, vaya. Y, aunque no es exactamente el mismo electropop que hacía el dúo, en su proyecto en solitario la cabra tira al monte.

Flux, su segundo álbum en solitario, ha sido producido por Richard X y Stefan Storm. El primero produjo “Alive”, de Goldfrapp, en 2010, y el “The Violet Flame” de Erasure en 2014. El segundo forma parte de The Sound Of Arrows, dúo sueco cuyo mayor hit es un remix ochentero de “Alejandro”, original de Lady Gaga. Así, “Flux” suena a todas esas cosas que pensábamos que serían el futuro, pero que en el futuro solo se han quedado en retro: es la banda sonora de una distopía de ciencia ficción protagonizada por el espacio y las texturas metálicas. En realidad, es menos electroclash que Goldfrapp, pero tampoco hace del sintetizador un arma de progreso.

Supongo que la británica no tiene la culpa de que romantizar los ochenta, ahora mismo, no mole en absoluto. La década está tan trillada, desde los primeros álbumes de Dua Lipa hasta el auge del city pop y las texturas retrowave de los espacios más confortables de internet, que aunque busque “no repetir los procesos compositivos de su anterior dúo” consigue exactamente eso: la repetición de los códigos más empleados de la historia de la música, después del solo de guitarra eléctrica y el sistema tonal en sí mismo.

Así, “Hey Hi Hello” tiene tanto de Soft Cell como el nuevo synthpop que trata de disfrazar de extravagante el proyecto de Chappell Roan, y que en nuestro país ha imitado fielmente Aitana. “Find Xanadu”, descrito por la británica como “un tema electro fantasmagórico y desamoroso”, parece su libre interpretación de “Little Lies” de Fleetwood Mac, y “Strange Things Happen”, por su parte, regresa al italo disco de Giorgio Moroder. Pero hay contrapuntos, también. “Reverberotic” se acerca a Madonna de una forma mucho más etérea, como si formase parte de “EUSEXUA” de FKA twigs, pero materializada de forma bastante menos sutil (o, quizá, la parte que a la gente no le gustó tanto de “EUSEXUA”).

¿Electro-bangers? Puede ser. Los amantes de los sintetizadores aéreos, los bajos galopantes y las baterías sobreraturadas de reverb harán las delicias de este disco. El problema es que, en 2025, nos gustan tanto los ochenta como pereza nos dan. Este, de hecho, es el año de romantizar los noventa. Si “Flux” hubiese salido hace cinco años o dentro de quince, quién sabe. ∎

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