Brian Eno se considera su protector, Nick Cave la escogió como telonera de la última gira europea de Grinderman. Y según un
retweet en el Twitter de la artista, Karl Lagerfeld ha tenido
“Anna Calvi” de CD favorito en los últimos días. Parece que uno está fatalmente condenado a equivocarse (antes o después me daré cuenta, lo sé) si lleva la contraria a esta tríada de personalidades. Pero si tiene de productor a Rob Ellis (PJ Harvey, Scott Walker), me recordarán algunos. Ten cuidado, chaval. Vas a cometer el error de tu vida.
Pero el caso es que, sintiéndolo mucho, creo que
Anna Calvi todavía no se ha ganado el estatus de nueva musa del rock pasional. Resulta más interesante como guitarrista o violinista que como cantante: en esta lid le falta autoridad y le sobran referentes voluntarios o involuntarios (tan solo en el tema
“Blackout” recuerda, sucesivamente, a Siouxsie Sioux, Chrissie Hynde y Bono). Al parecer, Calvi muestra todo su potencial en directo, pero su persona escénica se basa en elementos del flamenco (y eso no sé si tomarlo como un aliciente y tampoco es por culpa del flamenco).
Si buscan a una artista que mezcle la fuerza con la vulnerabilidad, diríjanse mejor a la fuente original, PJ Harvey, o háganse con el último y fatalmente ignorado disco de Shannon Wright. Ellas sí que calan hondo. ∎