Tras una época metida en bandas rock de resonancia moderada (primero Polly Mackey & The Pleasure Principle y después los algo más conocidos Deaf Club), Polly Mackey decidió cultivar el camino de la (casi) autosuficiencia. Bajo el alias de
Art School Girlfriend ha dado señales de ser una artista de lo más completa: además de componer y cantar, produce y graba con total tranquilidad. O, como vamos a ver, con la mejor tensión.
Porque
“Soft Landing” supone un importante avance respecto al respetable, pero algo tímido,
“Is It Light Where You Are”, publicado hace dos años por el superproductor Paul Epworth (Adele, Coldplay, un largo etcétera) en su sello Wolf Tone. El atmosférico electropop de Mackey se vuelve más dinámico, quizá en parte porque ahora es la banda sonora de una reconciliación con la vida y no de una ruptura. Si el citado debut largo recordaba a los Everything But The Girl de “Walking Wounded” (1996), “Soft Landing”, coproducido con Riley MacIntyre, conecta más con los temperamentales EBTG de, valga la redundancia, “Temperamental” (1999): mayor énfasis en el ritmo, sonido algo más orgánico y sucio e incluso superior expresividad emocional.
Es así sobre todo en una tríada inicial bastante inapelable y que, siendo sinceros, promete un disco gigante que no acaba de ser. Según ha explicado Mackey, la inaugural
“A Place To Lie” marcó el camino a seguir, pero al parecer ella decidió tomar algunos desvíos de vez en cuando. Porque no todo en “Soft Landing” tiene
beats nerviosos y sutiles, líneas de sintetizador trance o juegos estructurales que pueden incluir un giro final hacia lo orgánico y orquestal. Mackey no sale de la pista de baile para
“Close To The Clouds”, cuyo sentimiento de éxtasis (ya desde el título) contrasta con reflexiones algo esquivas sobre el remordimiento o nuestra mala costumbre de soñar con volver atrás para cambiar lo que hicimos. Y de nuevo se marca un posible
hit de mundo perfecto con
“Real Life”, cuyo abrumador minuto y medio final (ese
“pull me back” gritado en la distancia, esas cuerdas dramáticas) trae recuerdos del nunca bien ponderado debut de Delphic, “Acolyte”, de 2010, producido por un colaborador de EBTG y Tracey Thorn, el gran Ewan Pearson.
Pero después llegan, admitámoslo, algunos cortes algo más genéricos:
“Waves”,
“Laugh My Head Off” o
“How Do You Do It?”, en los que se pierde visceralidad bailable, los estribillos son algo perezosos y AGS se acerca peligrosamente, a pesar de algunos detalles espectrales, al muzak de lujo. También suena una asociación que podría haber dado más de sí:
“Blue Sky”, mano a mano con el artista (no solo) R&B Tony Njoku. Por otro lado, sería injusto negar el interés de tramos de la segunda mitad como
“The Weeks”, con un inesperado y agradable brote guitarrero en clave post-punk, o la bastante interesante
“Out There”, cuya contundencia electrónica resulta fácil de imaginar reelaborada en plan emo-techno por un Jon Hopkins o un Daniel Avery. ∎