Álbum

Belako

Sigo regandoBelako Rekords-BMG, 2023

El título lo dice todo: Cris Lizarraga, Lander Zalakain y Josu y Lore Billelabeitia siguen a lo suyo, regando su propia carrera como quien cuida con mimo un jardincito, y fintando con habilidad de equilibrista cantonés cualquier intento de confinarlos a un par de baldosas estilísticas. “Tengo miedo de no gustarme, pero prefiero no aburrirme”, cantan en “Sangre total”, amasijo de ritmo atonal y voces de ultratumba y declaración de intenciones que resume a la perfección el espíritu de este “Sigo regando” aventurero y audaz.

En lenguaje poco imaginativo, podría decirse que el quinto trabajo de Belako es también su álbum más ecléctico, pero en realidad es más que eso. Mucho más. Si “Plastic Drama” (2020) fue su manera de pactar una tregua entre Stereolab y Sonic Youth, “Sigo regando” le declara la guerra al conformismo demoliendo estribillos, pervirtiendo estructuras y dejando que los instrumentos aleteen a través de las canciones.

En “Sagazarren Kanta”, por ejemplo, es la unión de bajo y sintetizador la que hace la fuerza e impulsa la voz de Cris. Y “Orein Orain” suena exactamente como lo haría la bossa nova de haber nacido en una cuenca minera y no a pie de playa. Asoma por ahí una sección de cuerdas, las guitarras crujientes de “White Lies” se quedan solas para echarse a la espalda todo el peso de la canción, el piano gana protagonismo, el rock acelera mientras el free jazz va dejando pinceladas y fogonazos aquí y allá…

Es, al mismo tiempo, su disco más experimental y su disco más pop, lo que confirma a Belako como plusmarquistas del extremismo: lo mismo deconstruyen el pop sintetizado de aroma ochentero con “New Light Slates” que se releen a sí mismos con “Dump”, canción en la que se despachan a gusto contra el fatalismo generacional (“loser is such a boomer term”, cantan) mientras perfeccionan su pop punk anguloso y retorcido.

Aun a riesgo de sonar algo dispersos, incluso de no gustarse, los de Mungia se lo juegan todo a la carta del riesgo y se acaban llevando la mano gracias al encaje de hits contrahechos como “Tangerine” y fantasmales canciones de cuna como “No Tools”. También se estrenan en castellano con “Sangre total”, nueva veta por la que seguir investigando en el futuro, y abren la puerta a una manera de entender el indie en la que todo pasa por demoler para volver a construir. Como prueba, la mutante y elástica “Sigo regando” que cierra el disco dejando en el aire un montón de escombros y un gigantesco signo de interrogación. Imposible saber qué vendrá a continuación. Y ahí, parece, está la gracia. ∎

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