Dios los cría y ellos se juntan: a Edi Pou (la mitad de Za!) y a la violinista Sara Fontán se les conoce por colaborar e improvisar con quien se les ponga a tiro –ya sea juntos (en Manos de Topo y en La Orquesta del Caballo Ganador) o por separado–, y el cantautor yanqui-catalán Paul Fuster suele ir por libre, pero se deja querer. La entente resultó providencial, y no solo en directo: aquí está el disco de
Big OK, y esperemos que no sea el último.
En tan peculiar trío, las canciones de Paul –su voz, sus letras en inglés– serían el ancla, pero a partir de aquí puede suceder cualquier cosa. Tampoco es un disco de free, pero Edi y Sara son tan capaces de acompañar a Paul adonde este desee ir como de darle alas para que vuele hasta sitios insospechados. La paleta de arreglos posibles es tan inabarcable y la sensación de no saber qué va a pasar tan excitante que a veces da un poco de vértigo, pero ahí están las canciones de Paul, su guitarra, el folk, el fantasma de Jeff Buckley y el del grunge, que conecta con el post-hardcore del que viene Edi; y el violín de Sara, a veces tan delicado y otras absolutamente desatado, que a menudo nos transporta a esos setenta que tanto han inspirado al de Cardona.
Y esto es lo mejor: que aunque tengan puntos de contacto, sus referencias e influencias son tan variadas que nunca sabes por dónde te saldrán: ¿quién se esperaba, por ejemplo, que el final de
“Núvols” recordara tanto a Kraftwerk? El disco está superbien, pero tenéis que verlos en directo: así nació Big OK, tocando e improvisando juntos. ∎