Rehuir las “excelencias” de la lírica
sabiniana y del tópico sentimental-urbano pese a trabajar un concepto de cantautor aproximadamente adulto es un logro que honra al valenciano
Juli Bustamante, un personaje cuyo denso currículo sigue siendo ampliamente ignorado y que
“Entusiastas” trata de reparar. Si en entregas como
“Ciutat magnètica” (1992), este músico y poeta coqueteó con registros asfálticos homologables con la producción tardía de un Lou Reed, en este caso el norte es una sensibilidad personalizada y expuesta con un sobrio aplomo mediterráneo.
El piano es el instrumento central, proveedor de medios tiempos sugerentes y miniaturas emocionales como
“Ser nómada”, “La maleta del viajante”, “Sueño rosa” o la tortuosa
“Amigo de las hadas”, sobre los que Bustamante galopa con textos poco acomodados que, por lo general, dinamitan la socorrida estética del cantautor maduro-decadente y aportan encuadres aireados, irónicos y, en ocasiones, soleados. Que el recién llegado a su figura no espere cantos lacrimógenos acerca de la belleza marchita de los tulipanes otoñales: Bustamante reivindica la dignidad del formato de canción adulta con partituras sensibles y textos inteligentes. Y lleva así mucho tiempo. ∎