Fieles a su parsimonia creativa, despacito pero seguros, los bilbaínos José Luis Rebollo y Alicia San Juan entregan hoy su quinto álbum, el siguiente desde
“Notario” (2016). Para esta ocasión reducen el énfasis teatral y las piezas recitadas, elemento que persiste porque de lo contrario no serían ellos, en favor de la canción ligera peso wélter. No cualquiera, sino esa que saben elaborar previa consulta de su libreta electro-folclórica donde entran temas serios como la reflexión metafísica, la matrimoniada, el doble sentido o quizá las diatribas autorreferenciales. Un buen resumen podría ser
“La actriz más mala que hay”,
homenaje a la Karen Black de “La trama” (1976) de Alfred Hitchcock.
Con los tiempos que corren, en lugar de “Senadora” podrían haberlo titulado “Diputada”, “Ministra” o “Magistrada”, aunque alguno se empeñe en hacerlas indistinguibles. Quién sabe a quién dirigen sus dardos, pero la gracia es que puede ser a nadie en concreto, o sea, a todos en general. Perlas como
“quiero darme de baja de ti” –
“Las zarzas”– son también útiles comodines de supervivencia provisional. Además, todos conocemos a alguna
“Santa Teresa de Jesús”. Mejor no se miren en el espejo.
Bueno, sí.
“Panorama” puede estar pensando en algún personaje supuestamente prefabricado para la farándula o sus aledaños. Esto es lo bueno de
Chico y Chica, que cada una de sus canciones invitan a la exégesis común o como quiera que llamen al morbo. Un malicioso Rebollo rapea:
“yo solo miro pa’delante, no repito el paradigma, me he tatuado entera, ya verás qué risa, no me vas a conocer”. Todo sometido a un ritmo electrolatino de ultramoderna transparencia. No se puede ser más perra, oiga.
De la hoguera, o del zarzal, no se salva ni el
“Orden mundial” –
“cada rata cuida su portal”–, en un trabajo, el mejor de su dilatada pero escasa discografía –es lo que tiene todo lo bueno–, que reúne doce canciones tarareables y de impecable factura, que renueva los estilismos ya conocidos, síntoma inequívoco de madurez, y por el que circulan unos personajes perfilados con lenguaje de cervantino cuidado envuelto en la mejor dicción –con demente rigor– del panorama nacional, que es la de Alicia San Juan.
En cuanto a la producción musical, decíamos que no hay grandes cambios en “Senadora”. Del refinamiento y destilación de las ideas sonoras se ha encargado el señor Rebollo, inmerso en ese proceso interminable de domesticación de las máquinas, artífice de una síntesis de admirable concisión, igualmente rica en arreglos, pero clásica, donde detectamos precedentes tangenciales en el “Sí señorita” (1993) de Paul Haig. En parecida onda de incorrección políticosexual añaden, solo en digital,
“Te acuerdas o no”.
Se excluye del vinilo un nuevo capítulo, el XX –no se preocupen por la numeración, es solo aproximativa–, del sospechoso serial a coro “4 en Alicante”. El título es
“Noticias frescas” y arrastra su icónica sintonía original. También se atreven con una versión de
“Steak Tartar”, de Los Garrido, y la ya conocida “
Mosquita muerta” es otra de las viñetas recurrentes en el capitulario de Chico y Chica, el que remite a la canción zorruna española a dúo más brillante, la de Nacho Canut y Carlos Berlanga (con permiso de Vainica Doble). Que no se pierda la tradición y ahora a por el congresista. ∎