Pasa tan rápido el tiempo que ya hace diez años del fulgurante debut en largo de Ought –“More Than Any Other Day” (2014) alcanzó el puesto número catorce en la lista de mejores discos del año en Rockdelux– y un año menos de su intensa actuación en el Primavera Sound. La banda formada en Montreal se avanzó unos años a la nueva oleada de bandas británicas de post-punk. El suyo era muy particular, con el caos de Sonic Youth en la estructura de las canciones y la rabiosa y aguda voz –en la frecuencia de Gordon Gano de Violent Femmes– añadiendo demencia al gesto torcido de The Fall. Con cierto espíritu arty en la mezcla; los Pavement más excéntricos eran otra referencia. Eran tiempos revueltos en Quebec, con manifestaciones de estudiantes y caceroladas a diario. Pasada la fiebre inicial, el inquieto cantante Tim Darcy decidió cambiar de forma de cantar y de tono de voz en el tercero y último, “Room Inside The World” (2018), un poco a la engolada manera de Bob Dylan en “Nashville Skyline” (1969), con un sonido más atmosférico que no acabó de resultar. Había que reinventarse o dejarlo. Darcy estaba acostumbrado a los cambios; no en vano, nació en Arizona y se crió entre Colorado y New Hampshire antes de aterrizar en Montreal para asistir a la universidad. También cambió su apellido paterno, Beeler, con el que firmó su primer disco, por el materno. Liquidado su primer proyecto, pasó a formato trío en su nueva banda, Cola, prescindiendo de los teclados, manteniendo al bajista Ben Stidworthy e incorporando a Evan Cartwright (también en U.S. Girls y The Weather Station), que además de manejar las baquetas con soltura, se ha implicado en la composición de los temas.
El enfoque de su música ha mutado radicalmente respecto al de su anterior grupo, sustrayendo el caos y la locura, para manejar con soltura el legado de Television, el de formato más sencillo y melódico de “Adventure” (1978), más que el sofisticado y libre de “Marquee Moon” (1977). Otra comparación similar sería la de fijarse más en los Wire más concretos y atemperados de “154” (1979) que en los nerviosos y exultantes de “Pink Flag” (1977). Si bien en “Deep In View” (2022), primer álbum como Cola, ya se tomaban dichos patrones como punto de partida, en este segundo trabajo se aprecia más espacio, fluidez y relajación en el desarrollo de las canciones, desde la inicial “Tracing Hallmarks”. La chispeante y envolvente guitarra de Darcy acompaña de una forma más ambiental que intrusiva, aunque hay excepciones que remiten a su anterior banda, como la angulosa “Pallor Tricks”. En “Down To Size” no es difícil ver a The Strokes en esa forma de reforzar la guitarra rítmica con el pujante ritmo del bajo; no es tan extraño, bebiendo ambos de las mismas fuentes.
El manejo del silencio, y cierta forma de hacer fácil lo difícil con pocos elementos, recuerda a los elegantes The Sea And Cake en “Nice Try”, mientras que “Bell Wheel” parece un guiño a Fontaines D.C., una de las bandas que llegaron tras la irrupción de Ought. Sin necesidad de arreglos de cuerda, overdubs o capas de sintetizadores, han conseguido un excelente sonido de la mano del productor Valentin Ignat. Y, aunque el disco adolezca de hits arrebatadores, se escucha con algo más que agrado, ya que pese a transitar un camino ya conocido, saben invocar, con destreza y buen gusto, la belleza y el magnetismo de los que lo transitaron antes. ∎