Álbum

Dani Llamas

SangreWild Punk, 2023

El jerezano Dani Llamas ha demostrado con convicción y excelentes resultados la capacidad para reinventarse. Tras una larga carrera con G.A.S. Drummers y otra en solitario cantando en inglés, ha configurado un rock de nuevo cuño muy singular y una voz propia rica en matices. Lleva tres discos conectando con maestría el rock con las raíces flamencas y consiguiendo resultados muy brillantes. Y lo hace con todo el respeto a los cantes flamencos, incorporando su voz de la experiencia en unas letras que hablan de lo vivido, de lo sufrido y de lo dolido, pero también de lo ganado y labrado. Hay sudor y lágrimas, pero también sonrisas y regocijo. Es decir, mucha vida detrás que resulta sincera, honesta y admirable.

“Sangre” supone otro paso más en un periplo que arrancó con impulso y buen hacer en “La verdad” (2020) y continuó decidido con “A fuego” (2022), un álbum más oscuro y más denso pero igualmente brillante. Aquí lo acompaña Raúl Cantizano al toque en dos canciones, Rocío Márquez pone su voz en seis y The New Raemon hace coros en una. Lo de Cantizano y Márquez es digno de elogio, porque saben impregnar todo su arte y calar hondo en las canciones. “Sangre” nos hace hervir por dentro, en un viaje que se inicia a lo grande con “Las campanas del olvido”, donde ritmo, toque y la guitarra eléctrica emergen entre cavilaciones. “Solo en lo profundo” indaga en el sinsabor y el arrebato de guitarras y teclados. Y en “El color de los días” persigue el poso vital y los frutos. “Una moneda al aire” brilla con luz propia, con mucho orgullo de la tierra; el toque de Cantizano es preciso y elevado y conduce el tema junto a esos coros vibrantes de Márquez y otras voces que ululan en el estribillo. En “Ruido que nunca calla” exhibe un rock firme con aire de alboreá –cante que se asociaba a las bodas y a los festejos mayores– que arrastra la voz de Márquez hacia una épica sólida e imponente.

Paco Loco imprime en la producción lo justo para que todo suene preciso y fortalecido en los puntos exactos, en esos aires de quejío, de lamentos y de glorias mayores. “La guerra ha terminado” contiene la emoción que precisa un rock andaluz con personalidad y empaque. “Que un rey me juzgue” nos revela la voz de la conciencia interior. “Sangre” contiene bulerías por soleá, malagueña, alboreá, mirabrás, vidalita-milonga, cabal y cantes de trilla en una lección de folclore y raíces, entendiendo que la música vuela libre en sus fusiones e intentos de conectar con otras claves.

“Sangre” discurre con una naturalidad pasmosa, acompasando esos capítulos vitales con mucho temple y unas maneras sencillas, sin florituras ni poses pero expuestas de una manera impecable. “Trilla del tiempo”, un cante muy vinculado con el campo y el trabajo agrícola, sirve como colofón, un devaneo misterioso de confesión última para este álbum magistral. Porque “Sangre” contiene mucho arte expuesto con brío y lucidez. El rock abraza el flamenco con respeto, arte y grandeza. Mirando a las raíces, ampliando la riqueza musical, allanando un bonito porvenir. Un disco que es el orgullo de una tierra y de unas sonoridades más vivas que nunca gracias a las fusiones que las actualizan y les aportan su aire de vanguardia. ∎

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