Desde hace algún tiempo se viene teniendo la interesante discusión sobre el futuro que le aguarda al rap como género musical. Mientras algunos opinan que tras su meteórica explosión en los noventa no había vuelto a levantar cabeza y que estaba condenado a la extinción tras años de haber sido injustamente manoseado por la mercantilizada industria, otros alegan que su verdadera naturaleza se esconde en la capacidad de encadenar palabras que encajan como piezas de puzles y en la extensa amplitud para referenciar diferentes géneros y estilos que ofrecen los samples de las bases, lo que se traduce en una fuente de inspiración ilimitada que simplemente está huérfana de talento. Por eso los viejos raperos nunca mueren, y la prueba más fehaciente de ello es el regreso discográfico de De La Soul, tras casi una década sin publicar nuevo álbum.
El mítico grupo originario de Long Island revolucionó los cerebros de muchos adolescentes a finales de los ochenta con su álbum de debut, “3 Feet High And Rising” (1989), una biblia del hip hop alternativo que está considerada como el “Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band” del rap. Desde entonces, consiguieron erigirse en una de las agrupaciones más sólidas del panorama internacional. La presentación de su nuevo álbum de estudio, “Cabin In The Sky”, el décimo de su trayectoria, implica un paso más para superar el fallecimiento de su cofundador, Trugoy the Dove, que nos abandonó en febrero de 2023 a causa de una serie de complicaciones cardiovasculares y que dejó cojo al aclamado trío de raperos, aunque su voz aparece perfectamente ensamblada en un buen puñado de tracks.
El resultado es un disco conceptual, trabajado y bien armado, que alterna canciones brillantes con otras producciones que adolecen de la falta de chispa que exhibían durante sus años más gloriosos, pero que en cualquier caso supone un soplo de aire fresco dentro del género. El actor Giancarlo Esposito es el encargado de introducir al oyente al surrealista y enloquecido universo de De La Soul, en el que manejan sus fórmulas clásicas y juguetean con las bases jazzísticas en canciones como “Yuhdontstop” o “En Eff” tal y como hacían en álbumes primigenios como “Buhloone Mind State” (1993). Pero no es el único género que exploran, ya que a lo largo de sus veinte pistas escuchamos una amplia gama de estilos, como en “Will Be”, que trae de vuelta los ritmos funk, “Cruel Summer Bring Fire Life!!”, que revisita con una mezcla de post-disco y música dance los compases ochenteros que encumbraron a Madonna, o “Believe (In Him)”, claramente influenciado por el R&B.
Tampoco faltan las referencias a los orígenes del género a través de pistas como “Yours”, donde Slick Rick samplea su famoso tema “Hey Young World”; “Don’t Push Me”, que toma prestada de manera muy original parte de las líricas del legendario tema “The Message” de Grandmaster Flash & The Furious Five; o “Run It Back!!”, que cuenta con la colaboración de un Nas que pese al paso de los años no ha perdido ni una gota de frescura. Por su parte, “Sunny Storms” nos traslada al genuino sonido que el trío ayudó a construir, y en “Good Health” se perciben ecos electrónicos que recuerdan al último trabajo de A Tribe Called Quest, “We Got It From Here… Thank You 4 Your Service” (2016).
No obstante, otras canciones como “The Silent Life Of A Truth” densifican la fluidez del álbum a través de bases pesadas y algo repetitivas. En definitiva, la formación de la Costa Este ha puesto cariño y empeño en un disco que versa alegremente sobre la fatalidad y la irremediabilidad de la muerte, y que está dedicado de todo corazón a un miembro insustituible que alumbró con su particular estilo a los albores del hip hop. ∎