Ya que este ha sido el año del metaverso –lo podéis comprobar por el cambio de nombre de Facebook, por el éxito de algunas criptomonedas y porque los dos mayores blockbusters en cartelera giran más o menos en torno a él–, muchos nos preguntamos qué hubiese sido de Dellafuente si, en un mundo paralelo, hubiese dado continuidad a su colaboración con Cazzu con una ristra de hits interplanetarios. Probablemente, él también se cuestione qué salió mal en su plan de dominación mundial, pero después de tropezar en su asalto al mainstream, el andaluz, en lugar de caer muerto, se levantó para intentar reenfocar el objetivo. De hecho, ya lo dice en una de sus nuevas canciones: “Si me muero pasa’o saco tema”.
“Milagro”, su nuevo disco, es un back to basics, pero con todo lo aprendido en el último lustro, que no es poco. Son apenas siete cortes hechos en colaboración con la Orquesta Ciudad de Granada –y su coro– que dan como resultado un raro trabajo en el que, en lugar de obsesionarse con el tópico del hombre henchido de orgullo por “haber conquistado varias cimas”, se muestra más interesado en encontrar un nuevo sentido a su vida y un bálsamo para todas sus angustias existenciales volviendo a las raíces. Las familiares, pero también las de esa música folclórica atemporal que siempre ha defendido. En canciones como “León con uñas de gel”, el Chino se describe como un hombre sencillo y agradecido a la enseñanza de sus padres cabalgando a lomos de un beat casi trip hop. Y en el R&B escuela canaria de “Dime si con eso vales” llora ríos de lágrimas de tristeza (“Discos tengo de oro y de platino / Mucho más que hermanos, más que amigos”).
Dellafuente nunca se ha sentido tan cómodo bajo los focos como su compañero en “Guerrera”, C. Tangana, pero tampoco se muestra particularmente feliz en este disco melancólico y torturado, abrigado en espirales de cuerdas, de una oscuridad a años luz de sus hedonistas singles adyacentes al mainstream como “París”. De hecho, en “Nana del miedo” muestra su cara más vulnerable, la del hombre miedoso y romántico empedernido con el corazón helado por el abandono de su “bendita salvación”. En la música urbana estatal siempre se ha sacado pecho al abordar conceptos de honestidad, raíces y familia, pero probablemente en la escena no haya ningún artista con más autenticidad y credibilidad callejera que este Dellafuente en fase de madurez. ∎