Lo he escuchado decenas de veces, del derecho y del revés, pero me sigue costando entrar en “Pensamiento mágico”, el nuevo disco de Disciplina Atlántico. A pesar de todo, es de ley reconocer que tiene buenos momentos.
Arranca el álbum de manera prometedora con “Bó e Isabel”, noise rock marca de la casa con letra de diferentes interpretaciones. “Lotería nacional Drácula”, segundo corte, tiene un estribillo que se presta al canturreo, mientras que “Batalla de cosechadoras” promete una descarga de energía y se queda a medio camino por falta de garra en su sección rítmica, que solo toma cuerpo en el estupendo crescendo final. “Caminos y carreteras” comienza sonando tanto a Polvo como a Surfin’ Bichos, aunque termina decantándose por caminos menos intrincados que los recorridos por el cuarteto de Chapel Hill y más cercanos a los del añorado grupo albaceteño. La impronta de los Surfin’ continúa en “El culto del humo azul”, casi una alusión directa a una de sus canciones (“Humo azul”). De hecho, los de Fernando Alfaro parecen ser su referente más directo también a nivel de letras, plagadas aquí de imágenes que indagan en los sórdido pero que carecen de la carga poética de los textos de aquellos.
“Los ojos” tiene un estribillo fácilmente tarareable. En “Los fantasmas” destacan las guitarras, que apuntan directamente a Dinosaur Jr. “Animales salvajes” quizá peque de candidez, mientras que –por el contrario– “Autoengaño y felicidad” cuenta con una muy saludable dosis de mala baba. La canción que más me ha gustado, por su capacidad de sorprender y llevarte por caminos inesperados, es la última: “Escapar del karma”.
Con este tercer disco, los madrileños apuestan el todo por el todo abandonando el refugio de Limbo Starr, la discográfica donde editaban hasta ahora, para abrazar la independencia absoluta. El esfuerzo debería ser suficiente para seguir adelante, pero en una escena tan saturada como la del indie quizá haga falta un poco más de gancho para arañar un hueco entre tanta oferta. Pero, ¡eh!, es solo mi opinión. ∎